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domingo, 22 de julio de 2012

JOSÉ LARRALDE. UNA HERENCIA RECUPERABLE - 1

Desde que conozco a Alejandro Romano, cuando nos encontramos en Madrid –normalmente en verano– solemos intercambiarnos algún "regalito" relacionado con la pasión que ambos compartimos  por la "canción de autor", y, en general, por el "canto popular"; pues bien, este año me ha sorprendido con este CD:


Es una reedición del disco de JOSÉ LARRALDE –compositor y cantor argentino nacido en 1937– en el que grabó completa su extraordinaria obra «El sentir de José Larralde. Herencia pa'un hijo gaucho». Reedición publicada en 1994, que originalmente se editó entre los años 1968 y 1970 con la siguiente cubierta:


Anoche volví a escuchar esta «Herencia pa'un hijo gaucho», y al igual que me ocurrió hace ya muchos años –la primera vez que la oí– ha vuelto a emocionarme...; qué hermosa lección la de Larralde  –¡magistral!– ...; ¡qué ética más limpia la suya!...; ¡que revolucionaria y que profunda su visión del canto popular!...

Y ya a las dos de la madrugada de anoche lo pensé: «Es imprescindible que en los tiempos que corren se vuelva a retomar la "herencia poÉtica" de este gran hombre... ¡Cuanto bien puede hacernos volver a escucharla!... Sobre todo a los jóvenes, y, muy en particular, a los jóvenes cantores».

Y en aquel momento tomé la decisión de dedicarle tres cuelgues a la «Herencia pa'un hijo gaucho», de José Larralde; un cuelgue a cada una de las tres partes de esa gran obra. Serán unos cuelgues largos y con mucho texto, pero no importa... Pondré uno cada domingo, durante tres semanas.

Lo que sí voy a hacer es colgar también el video en el que se puede escuchar al propio Larralde ofreciendonos su "herencia"; podremos oír su voz y podremos dejarnos atrapar por sus palabras.



«Cuando el canto me llega, me llega ansí;
decidor y sentido pa no… o pa sí.
Cuando el canto me llega suelo decir
lo que siente el que siente, y quiere sentir.
Cuando me llega el canto me meto en él,
él me cuenta sus cosas y yo; y yo también.
Cuando me llega el canto le doy mi voz,
porque quiero a esta tierra que me ha dao Dios.
Cuando suelto mi canto lo habrán de ver
desnudo como el alma que pongo en él.
Vení y te canto hermano.
Estoy aquí, esperando tu copla en el vivir,
y abrazao a tu copla me han de encontrar
los que viven el tiempo que fue y vendrá.

Nocheador de recuerdos me sé esperar
madrugadas de sueños de acá, y de allá.
Cuando el tiempo me llegue han de quedar
el calor de mis coplas pa los demás.
Por eso, si abarco ancho es que hay.
Me va a decir que está mal
porque a usted no le gusta,
a mi tampoco me gusta el frío
y lo mesmo caen unas machasas heladas
y me las aguanto
porque sé que sirven aunque, aunque yo tirite.
¿Que pa qué sirven?
Muy fácil; pa saber lo lindo que es el calor.
Si no existiera el no, el sí estaría de más.
Se ha inventao el pecao. ¿Y pa qué sirve?
Pa poder ubicar cuatro palabras que son
“eso no se hace”.
Se ha inventao el castigo y… ¿pa qué sirve?
justamente pa que otro pueda hacer lo que usted no debe hacer.
Y se ha inventao el perdón. ¿Y pa qué sirve?
pa aliviar la concencia del que lo da.
Es una buena forma de perdonarse a uno mesmo.
Entonce, ya somos buenos y podemos seguir bufando honestidá.
Aha, linda palabra. Lástima que es medio larga.
Será por eso que a veces es medio incómodo ubicarla.
Ah si se le manca el zaino no lo muente.


¿Sabe qué pasa? que todavía no aprendí a resbalarme cuesta arriba.
Le voy a dar mucha gratitud si trata de entenderme.
Sé que es mucho pedir.
No porque usted sea un inorante, un malintencionao,
sino porque yo soy medio bagual
y utilizo pa hacerme entender un relincho
que algunos le llaman canto
y que al final es lo mesmo,
porque hay relinchos lindo y de lo’otro
igual que las flores.
¿Usted alguna vuelta miró a las flores?
Una vez mirando a los bichos en el campo
observé que las abejas y las mariposas
no eligen las flores más bonitas
pa pararse arriba de ellas.
De ahí aprendí que lo lindo debe estar adentro.
Igual que en el relincho.
Y sino digame qué tal es el peludo sancochao.

De mirar pa’rriba, se me endureció el pescuezo.
De ahí, de ahí aprendi a mirar pa’ bajo,
y lo primero que vi me dejo asombrao.
Vi a la raíz retorcida de una planta
que asomaba como si fuera un callo
crecido en el pecho de la Tierra.
Alrededor las hojas caidas
y el ramerío seco y derrotao;
con un silbido gemidor y agonizante
que acompañaba el viento del invierno.
Vi una torcacita acurrucada
al reparo de una paja brava,
y hacía retrainta como defendiendo a su hijo de carne tibia 
que su especie de yuyo no le dio.
¿Su nido?
Su nido había volao en una sacudida,
Como voló el orgullo arrogante de la tupida copa.
Y allá estaba la raiz, jugándole rocío a las heladas,
creciendo por dentro;
lambiendo toscas pa parir veranos.
De ahí, de ahí justamente aprendí a mirar pa bajo.
Me miré los pies
y me dio vergüenza de ensuciar la tierra con las alpargatas.
No sé si me entiende,
pero no me arrime leña, yo tengo las mía.
Me suebra un invierno pa… pa arder todo un año.
Quiero que me entienda por qué abarco ancho.
Porque yo no quiero dejar mis palomas
a merced del viento, sin tener reparo.
Porque tengo raices que crecen por dentro
lambiendo las toscas pa parir verano.
Por eso relincho. O, o por eso canto.
Por eso me atrevo a tender la mano
con mis pareceres que son unos cuantos;
de hijo, de padre, de amigo y de hermano.

“Perdone mijo y no crea que le voy a dar consejos,
solamente en el reflejo de un parecer sin pasión
quiero darle la ocasión de verle el alma a su viejo.”

Seguro que de mi charla nada malo va a sacar.
Si hasta puedo asegurar que sin tener mucha scencia,
le va a alegrar la concencia alguna que otra verdá.
Verdades que fueron yagas,
verdades que alivio fueron.
Verdades que se metieron con arrogancia salvaje.
Es el grito del gauchaje
que se escucha hasta en el cielo.
En toda la huella larga donde mi voz se esuchó,
hasta el viento se calmó para poderse enterar
que un hombre quiso cantar y porque quiso, cantó.

Ah mijo cuando usted sepa
lo mucho que puede andar.
Cuando sepa la verdad de lo que el mundo atesora,
verá que el que canta llora y el que llora, canta más.
Es lindo sentirse sano y con la frente limpita.
Es lindo ver de cerquita lo que de lejos se almira.
Los placeres de la vida se gozan cuando palpitan.

“Cuando no se quiere ver
no hay más que cerrar los ojos.
Pero no es bueno a mi antojo
ser ciego por voluntá.
Castiga más la verdad en rancho que usa cerrojo.
Abra grande la brazada cuando es pa dar bienestar.
No espere que pidan má,
cuando es amor lo que imploran.
Respire con la aurora, y cante por la amistad.
Déle abrigo al que precisa, que su padre precisó.
No olvide que si nació, y una mujer fue su madre;
Sabe bien que por su sangre usted recibió calor.”

Siempre es poco lo que dé si de cariño se trata.
Si de su pecho desata el ñudo de la bondad,
amará la libertad y ya habrá honrao a su tata.
El rispeto debe ser desde el más chico al más grande.
Rispete cuando usted mande y
rispete cuando es mandao;
respetar y ser callado son las armas del que sabe.
Nunca se sienta humillao ni se arrodille ante nada.
Pero no gaste en parada ni se haga el lomo ladiao,
el fierro mas afilado se mella de una mirada
Sepa morderse la lengua cuando no tenga razón.
El hombre que es moscardón
nunca gana una partida.
La palabra bien medida tiene el doble de valor.
Si el perro mueve la cola
el perro sabe lo que hace…
Nunca se meta ni pase por juez de problema ajeno
el rancho suyo está lleno de cosas por arreglarse.

“Que el hombre no tema al hombre
porque el temer perjudica.
La idea, aunque a veces chica,
de que aquel es superior;
obliga a ser inferior
y a que haga carne la pica.
Pero tampoco se agrande
porque sepa un poco más.
Al pingo que dende atrás
arranca sin banderola,
no hay lazo, ni pial, ni bola,
que lo alcance a sujetar.”

Si un día le da por cantar, trate de hacerlo solito.
Aprienda del pajarito que canta por ser cantor.
Pero sepa que la flor primero fue capullito.
Trate de ser llegador con palabras decidoras.
Las cosas más entradoras
son las que el pueblo compriende.
Y sepa que no se vende la idea que se atesora.

“Si quiere ser hombre libre
cante por la libertad.
La lucha por la verdad
se ha hecho para los varones.
Ladiarse de los maulones
alcanza para empezar.
Es fácil mirar de arriba
cuando abajo no se estuvo.
El lechuzón por ojudo
observa desde el alambre,
pero va a matarse el hambre
a la cueva del peludo.
Si el de arriba tiene ganas,
el de abajo es el que aguanta.
Por eso a veces me encanta
ver ladearle la osamenta;
y ver que el toro se encuentra
con que el ternero se agranda.”

Nunca se deje llevar por palmadas ni alabanzas.
El grujido de la gansa es opaco y ordinario,
las cuentas de ese rosario no alimentan esperanzas.
A veces, a veces el ser sumiso da lugar a confusión,
y en más de una ocasión les rasguñan las costillas.
Si entonces muestras cosquillas te acusan de rebeldón.
Pero a veces el que aguanta… dice basta y se acabó.
Entonces sí, ay mi Dios! ya se termina la historia,
la calle canta victoria al compás del barrigón.
Pero cuidao con que el odio le empiece a roer la mente;
hay muchos hombres decentes que se mantienen en pelo.
El odio es mal consejero; enfermedad inconsciente.
Con no olvidar; suficiente pa que no pase otra vez.
Si el mal por el bien no es; el bien por el mal tampoco.
Diferenciar cuesta poco si se tiene sensatez.
Del gajo que da la parra es fea sacar estaca.
Nace torcido y destaca su deforme horqueterío,
y aunque su tronco es sombrío su fruta suele ser blanca.
El color… poco interesa si el jugo que dá es mejor.
Pero no fueron ni son los que pa ejemplo he tomao
a esos hombres que han dejao que se le afloje el cinchón.
Almiro al que se retuerce, pero entiendasé y explique.
Pa quel barro no salpique se lo ha de pisar despacio;
el hombre ha de ser reacio con causas que justifique.
Lo primero en aprender es no dejarse pisar.
La prudencia y la verdá son cosas que van pareja,
pero si sufre y se queja; hay que saberse quejar.
Nunca valla con tapujos ni con mostrarios de ablande.
El que paga; que lo mande. Es justo y sin discusión.
Pero nunca dé ocación a que le chupen la sangre.

Pal amigo que precisa trabaje sin interés.
Pa ayudar, no hay una vez.
Nunca cuente sus gauchadas;
acordarse y dar patadas no aparejan honradez.
Hay quienes le dan la mano y uno confiao se la agarra.
Después viene la fanfarrea y da su grito cobarde;
el bocón canta su alarde al sonar de las cascáreas.
Es bien abrirse camino entre cardales chusientos,
pero si pasan los vientos el hombre puede pasar.
Tan sólo se queda atrás quien no, abriga sentimientos.
Perdone... perdone el palabrerío y mi forma de expresión.
Pero teniendo razón yo las canto derechito;
y aunque no canto bonito canto con inspiración.

“No me achico en la postura
ni retiro lo bancao.
Si mi taba se ha clavao
en las patas del que copa,
que las pise el que le toca
y se cuide del blanqueao.”

Mil ejemplos da la vida pal que los quiera tomar.
No es fácil poder guardar tanta agua en un solo aljibe,
pero siempre se consigue cubrir la necesidá.
Cuanto más cosas se saben más quedan por aprender,.
La ayuda que dá el saber termina en lo que se ignora;
Si hasta la luz de la aurora termina al anochecer.
Si el hombre quiere vivir debe cambiar de querencia.
No es bueno ni encierra escencia nacer y quedarse quieto.
El andar, el andar pa mis defectos ha sido madre esperiencia.
El andar regala vida. Pagar; regala abandono.
Diferencia que de asomo tal vez lo invite a pensar;
pero puedo asegurar quel que vive es uno solo.
Andar y andar por andar, es quedarse donde está.
Si el hombre quiere avanzar debe aprender cuanto pueda;
Vive aquel que no se queda el otro…el otro dura nomá.

Hay cosas que uno pregunta y nadie sabe explicar.
el derecho de ignorar tiene razón limitada.
La explicación regalada a veces suele hacer mal.
El tranco del buey es lento, pero su fuerza es pareja.
Mi parecer no asemeja al hombre que es sabedor;
lento el tiempo es gran señor y grande el tendal que deja.
Al que vive del ayer jamás le llega un mañana,
se envuelve solo y se afana por conservar la distancia;
la grasa se pone rancia a fuerza de estar colgada.
También está el que de apuro del presente se ha olvidao.
Vive siempre fatigao por alcanzar el mañana;
hoy se queda con las ganas y mañana con pasao.
De las dos formas de vida ninguna es buena ami ver.
Que el que guarda va a tener es cosa ya muy sabida.
Pero en las horas perdidas jamás se encuentra un después.
La vida, la vida es sólo presente. El futuro es esperanza.
Es bueno tener constancia y mirar con claridá.
Si el hoy es conformidá mañana es perseverancia.

“No quieran mis intenciones alterar su independencia.
Jamás mi precaria scencia quiera imponer tiranía.
La luz que regala el día nace en su propia consencia.
No hay ser que tenga más fuerza que el que obra con honradez.
No implore si alguna vez la injusticia lo maltrata,
La razón, aunque ande en patas, camina con altivez.”

Muéstrese siempre sencillo sin gritar ni hacer alarde.
La humildad no es ser cobarde, es muestra de educación.
Y no espere una ocasión pa sacar trapos al aire.
No hay cosa más repugnante que el comentario viajero. Los chismes
de orejero y el cuereo a lo comadre
son cosas que donde cuadre debe huirle al entrevero.
Siempre existe la ocasión pa poderse entreverar.
El arte de lacranear no existe má herramienta
que tener la jeta suelta y usarla pa los demá.

“Todo pastel bien cosido se masca y deja el gustito.
Algunos son amarguitos, otro suave y dulzones,
y al que juece los bocones, los comen los pajaritos.
Muy ignorante ha de ser el que sufre por los cuentos,
hay hombres que están contentos y por una chismoseada
empiezan a las patadas y hacen un mundo al comento.”

Y está el otro que la goza viendo sufrir al pavote.
Estira largo el cogote pa mirar como patea,
la vívora culebrea y hace gala de su dote.
Hay veces que l hombre siente necesida de decir
cosas que el ir y venir de esta vida sobradora
al fin se hacen cansadoras y uno tiene que escupir.
No hay desgracia más atroz en la vida del humano,
que ampararse en el desgano por ocultar su razón;
no hay cielo que dé perdón pal que oficia de gusano.
Hablar de esto llevaría más tiempo que el de un almanaque,
Pero le brindo, y empaque su lengua en lugar sencillo,
que si tiene calzoncillo difícil que se le escape.

“Por eso mijo, repito,
que consejos no le doy.
El canto que canto hoy
y el canto que ayer canté
mañana lo cantaré
de puro criollo que soy…”».

2 comentarios:

  1. Leer tu entrada sobre Larralde es como encontrarse con un viejo amigo al que hace tiempo que no ves...pero que siempre te acompaña...Gracias, Fernando

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  2. Que grande Larralde,que grande Fernando,,,,,

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