Mi definitiva admiración hacia Joaquín Calderón, como creador con una inmensa sensibilidad y capacidad integradora, surgió en 2005, tras la audición de su disco "Anfibiótico".
Un disco bellísimo y a la vez de una gran complejidad; que te enmaraña y te atrapa en sus vericuetos musicales y del lenguaje, pero que a la vez te incita a alzar el vuelo. Una obra que juega con la libertad expresiva de las palabras y de la música consiguiendo rescatarlas de los racionalismos que a veces tanto las encorsetan y empobrecen.
Un disco bellísimo y a la vez de una gran complejidad; que te enmaraña y te atrapa en sus vericuetos musicales y del lenguaje, pero que a la vez te incita a alzar el vuelo. Una obra que juega con la libertad expresiva de las palabras y de la música consiguiendo rescatarlas de los racionalismos que a veces tanto las encorsetan y empobrecen.
Quizá, para presentar o para recomendar este "Anfibiótico" bastaría con decir: «Siéntense –o permanezcan tumbados, corriendo o como les de la gana–, pero ¡escuchen!, ¡liberen su pensamiento!, ¡no busquen nada!, ¡espérenlo todo!, ¡permítanse sentir!, ¡merece la pena! ¿no sienten los latidos?».
Aunque con esas palabras sería más que suficiente para presentar el disco, voy a procurar adentrarme en esta obra de Joaquín Calderón desentrañando, en la medida de mis posibilidades y desde mis percepciones, cuál es su grandeza y su misterio. Lo haré separando, inicialmente, letra y música, si bien soy consciente, como luego lo analizaré, de que en este caso, como en ningún otro, la palabra y la música nacen juntas y son inseparables.
Escuchando las trece canciones que componen el disco de Joaquín, me vino a la memoria un texto de Eduardo Galeano, extraído de su libro "Amares". Dice así: «A la "Casa de los Palabras" acudían los poetas. Las palabras guardadas en viejos frascos de cristal, esperaban a los poetas y se les ofrecían, locas de ganas de ser elegidas; ellas rogaban a los poetas que las miraran, que las olieran, que las tocaran, que las lamieran. Los poetas abrían los frascos y poco a poco, lentamente, las iban eligiendo».
Esto fue lo que yo pienso que hizo Joaquín cuando se planteó la creación de este disco –permítaseme la metáfora–: Joaquín Calderón, con sus "23 años de historia y trabajo; años de gente y de amigos; años de música de fondo a los lados y sobre la cabeza; grande y vulnerable; enorme y microscópico"; amado, desamado y por amar;... acudió a la "Casa de las Palabras" –que él la lleva dentro– y las fue rescatando una a una en su esencia, en su identidad... Palabras sensaciones, palabras laberínticas, palabras salvavidas, palabras viscerales, fugas, contradicciones, dudas razonables, destinos inciertos, docemeses, sensaciones, verde, agua, junco, sal, súbito...; y las fue tejiendo... y fue dando suelta, como en un estallido, a sus sentimientos... ¡qué importa el sentido! ¡es la vida! ¡la vida en las palabras!
Ilustraciones e imágenes de Ana Martínez que completan el fantástico mundo de Joaquín Calderón en "Anfibiótico" |
Y después, o tal vez al mismo tiempo, o antes quizá, vino la música, y fue recatándole a cada palabra su musicalidad y su sentido –entrelazándolas, sublimándolas, ensalzándolas–..., o tal vez fueron las palabras las que fueron insinuándose y provocando a la música...; el caso es que palabra, música y canto –como si fueran el misterio de la Santísima Trinidad– se hicieron "uno y trino" ¡inseparables!...; y "de esa unión de tres en uno" nació la armonía y la belleza contra el desorden, contra la contradicción...; misterio de unidad, de belleza y de armonía del que en "Anfibiótico" son hermosamente responsables Xavi Reija, David Peral, Jesús Lavilla, Luis Navarro, Pablo Prada, Ismael Sánchez, Jordi Gil, Paco Lobo, Santi Camps, Fernando Lamadrid, Adolfo Langa, Chiqui Calderón, Javier Ruibal, Carlos Chaouen... y Joaquín Calderón.
Ahora Joaquín tiene reciéntemente finalizado su nuevo disco, se llama "ANVERSO"...; creo que pronto podremos gozar de él...; de momento, quiero que sepa que aquí está uno de sus "fans" que está esperando el nuevo disco "pa echarle un cuelgue".