Permitidme que hoy inicie este "cuelgue" dándole voz a un sentimiento que me domina y que siento la necesidad de verbalizar: «En el amanecer de este nuevo lunes de primavera, me siento inmensamente feliz y orgulloso de ser andaluz».
Este sentimiento –¡os lo aseguro!– en ningún caso es separatista o excluyente, ni se fundamenta en ningún motivo o justificación política –como podrían ser, por ejemplo, los resultados de las elecciones de ayer–, ¡no!...; yo desde hace ya bastante tiempo que no creo en los "nacionalismos" –amo mi condición de ciudadano del mundo–, y cada día que pasa me siento mas alejado de los "trapicheos"y de la "farsa" que protagonizan los políticos sean del signo que sean. (¡Que le vamos a hacer!, a mi, en este momento de mi vida, solamente me queda la misma fe que al poeta Blas de Otero: «Creo en el hombre. He visto / espaldas astilladas a trallazos, / almas cegadas avanzando a brincos / (españas a caballo del dolor y del hambre). / Y he creído»).
En realidad hoy, en este nuevo lunes de primavera, me vuelvo a sentir feliz y orgulloso de ser andaluz porque me siento parte de un pueblo poseedor de un "genio" –de una "genialidad"– que ya profetizaba Blas Infante, allá por el año 1914, en su libro "El ideal andaluz"... genio optimista y apasionado; imaginativo y alegre; generoso, grave y vehemente; que siente la vida como un torrente de libertad.
Pues bien, ese orgullo de sentirme sureño quiero concretarlo, a lo largo de todo esta semana, tomando como referencia a una mujer a la que admiro profundamente, y que ha sido y sigue siendo para mí una de las encarnaciones más bellas y más alucinantes del "genio andaluz" en los últimos años; me refiero a Maribel Quiñones (MARTIRIO).
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Martirio. |
Maribel –nacida en Huelva, en 1954–, desde muy pequeña, vivió una relación abierta y apasionada con la música y con la canción, en sus múltiples y variadas manifestaciones.
«En mi casa –recuerda– siempre estuvo presente, mi madre canta muy bien, y mis padres eran muy aficionados a la música, el teatro, la radio, el cine... Había mucha sensibilidad artístic.
Recuerdo que cantaba siempre, desde pequeña. Con quince años mi padre, a instancias mías y como buen aficionado al flamenco, me puso un profesor de guitarra que se llamaba el maestro Rofa, en Huelva, y me enseñó a conocer todos los palos del flamenco. A partir de ahí mis maestros han sido los que yo elegí de forma autodidacta. [...]
Tengo influencias desde Lole y Manuel a Atahualpa, de Chavela a Fernanda y Bernarda, de Los Montoya a Edith Piaf, María del Mar, Amalia Rodrigues, de Leonard Cohen a Enrique Morente, de Soledad Bravo a Marta Valdés, de Compay a Camarón, de Pata Negra a Mina, de Javier Ruibal a Gema y Pabel, de Kiko Veneno a Billie Holiday, de Marife a Cassandra Wilson...De Battiato a Paolo Conte... Música, música, música y letra... mi alimento.
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Martirio. |
Me gustaban el pop y el rock; el que se hacía aquí y el que venía de Inglaterra y Estados Unidos; la música romántica italiana; me encantaba el soul. [...]
Mi relación con el jazz viene de primeras de la mano del cine, que es donde lo descubro. Luego empiezo a escuchar a Billie Holliday, Sarah Vaughan, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong... Y ya después, oyendo y aficionándome mucho más, descubro que no hay mejor música para distinguir el valor y el significado de cada instrumento y para que cada solista tenga su sitio y su tiempo de creación y expresión con el apoyo de todos los demás. Escuela de voz, ritmo y compás».
Con todas esas influencias –y sobre todo con la enorme pasión que ella pone en todo cuanto emprende–, en 1981, Maribel se incorporó al grupo Jarcha, con el que grabó el disco titulado "A la memoria de Federico García Lorca", sin duda uno de los mejores discos del grupo en el que incorporaron poemas cantados como "Las morillas de Jaén", "Nocturno en la ventana", "Llanto de Ignacio Sánchez Mejías", "La guitarra" o la "Casida de las palomas oscuras".
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Martirio fotografiada en la exposición «...Y la palabra se hizo música»
Aparece delante del cuadro correspondiente al disco de Jarcha
«A la memoria de Federico García Lorca» |
Tras aquella primera experiencia musical, cantando y actuando con el grupo Jarcha, Maribel tuvo un feliz encuentro con Kiko Veneno que fue importantísimo y definitivo en su vida profesional.
Incorporada, en 1985, al grupo que lideraba Kiko e influenciada, sin duda, por ese otro "genio" de la cultura andaluza, surgió la idea y el proyecto más original y creativo que se produjo en aquel momento en el marco de la música y de la canción popular andaluza, fue el nacimiento de un personaje, misterioso y de entrañable humanidad, al que decidieron darle el nombre de MARTIRIO; personaje síntesis-delirante de la tradición y de la modernidad, que tras una aparente y bellísima excentricidad –descaradamente provocada– asumió en aquel momento una doble función social y cultural.
En primer lugar, Martirio supuso la reivindicación de la libertad y del derecho a la igualdad por parte de las mujeres; reivindicación realizada asumiendo y dándoles voz a los sentimientos reales de las mujeres sencillas y cotidianas que, víctimas del machismo y de la represión, decidieron rebelarse sin dejar de ser ellas mismas, es decir, sin renunciar a sus formas de expresión y a su identidad femenina.
Por otra parte, la aparición de Martirio fue, también una original y valiosa contribución a la recuperación de la belleza y del valor poético, musical y crítico de la auténtica copla andaluza; contribución desarrollada, por una parte, a través de su magnífica interpretación de coplas clásicas –como pude ser, por ejemplo, "Yo soy esa", de Quintero, León y Quiroga–, y, por otra parte, con la creación de nuevas coplas, construidas desde la más rabiosa actualidad; coplas como "Soy virgen" o "Méteme goles", compuestas en colaboración con Kiko Veneno, e integradas en su primer LP: "Estoy mala" (Nuevos Medios, 1986).
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Cubierta del disco «Estoy mala» (1986). |
... Y mañana más... ¡mucho más!... porque el trabajo y la obra de Martirio es, ha sido y seguro que seguirá siendo como ella, como su "genio"... "HERMOSO Y ALUCINANTE",