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viernes, 30 de diciembre de 2011

¡MALDITAS GUERRAS 100 + 100 + 27. Y AL QUE NO ESTÉ A GUSTO, ¡QUE SE LARGUE!

Hace unos días, navegando por internet  me encontré con esta impresionante imagen:


Nada más verla lo tuve inmediatamente claro: Había encontrado una perfecta radiografía de mi cerebro; la radiografía de como es –en este momento– el centro de mi "sistema nervioso"; el origen de mis pensamientos y de mis sentimientos; y, a fin de cuentas, el motor de mi razón y de mi forma de vivir.

Me gusta este cerebro de manos juntas y estrechadas en el que solo cabe la ternura, el cariño, las caricias y la solidaridad; este cerebro cálido de libres afectos que se entreabrazan; este cerebro en el que el odio, la guerra y la violencia no tienen futuro –no hay ni un resquicio por el que puedan entrar. 

Me gusta mi cerebro así –como el de la imagen– y estoy dispuesto a protegerlo tal cual es...; protegerlo hasta el final, hasta que mi cuerpo aguante... 

Y permitidme que añada algo que, hoy por hoy, tengo muy claro: Si hay alguien que yo haya incluido –o se me haya colado– ahí dentro –en mi cerebro–, y se siente incómodo, o no está a gusto... ¡pues –por favor– que se largue cuanto antes!... Seguramente su ausencia me dolerá un poco, o tal vez mucho... Pero, ¡que le vamos a hacer!.

QUINTÍN CABRERA II - SU PASIÓN POR URUGUAY Y SU PRIMERA GRAN TRILOGÍA DISCOGRÁFICA

Quintín Cabrera.

Poco tiempo después de participar en el "Primer Encuentro Internaional de la Canción Protesta", en Varadero (Cuba), Quintín Cabrera viajó a París, a Suecia y, seguidamente, a Barcelona. 

«Mi llegada a Barcelona, en 1968 –comenta Quintín–, fue absolutamente casual. Estaba trabajando en Suecia, donde no me renovaron el contrato de trabajo, por lo que debía abandonar aquel país en un tiempo relativamente corto; entonces encontré un vuelo chárter a Barcelona que resultaba muy barato, y heme aquí».

Ya en Barcelona, además de seguir componiendo, empezó a interpretar sus propias canciones en un gran número de recitales celebrados dentro y fuera de Cataluña –siempre en defensa de los derechos humanos y de la democracia–; y se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad Autónoma de Bellaterra.

Trabajó como periodista –especializado en música– en radio, prensa y televisión, y se estrenó en el mundillo discográfico con su canción "Milonga sobre cantores", incluida en un histórico disco colectivo titulado "Todo está muy negro" (1973).


Cubierta del disco "Todo está muy negro" en el que
además de Quintín Cabrera participaron Luis Pastor,  Las Madres del Cordero,
Gabriel Salinas
y Els Sapastres.

En 1975, Quintín Cabrera grabó su primer LP: "Yo nací en Montevideo", disco de carácter eminentemente autobiográfico en dos sentidos: Por una parte, por la presentación que nos hace de su tierra y de su gente en canciones como "Vidalita del desierto", "Mi padre, el compañero""Ferrán" –dedicada a uno de sus hijos– o "Yo nací en Montevideo".

«Me enseñaron, de botija,
en la escuela, este cantar:
“Naciste en Montevideo
junto a un río como mar,
no busques lugar más bello
porque no lo encontrarás”.
Yo nací en Montevideo
donde se endulza la mar,
los tranvías del Reducto
en mi infancia vi pasar.
Busque lugares más bellos
–y aunque los pude encontrar–,
nunca pude amarlos tanto
como quiero a mi ciudad [...]».
("Yo nací en Montevideo")

Por otra parte, en aquel disco, Quintín incorporó canciones basadas en textos de poetas y cantores uruguayos a los que admiraba, como Carlos María Gutiérrez, Aníbal Sampayo –de quien interpreta, magistralmente, la canción "Qué vida"– y Marcos Velásquez, con dos temas: "No puedo hablar" y "Juan"

«Juan aprobó el examen de cansancio 
y recibió su título de obrero,
sin felicitaciones ni agasajos,
como los juanes del planeta entero.
Y en los talleres donde crece el mundo
sembrado por los juanes jardineros
vio el picaflor de fuego de un soplete
sobre las orquídea roja del acero.
Y se sintió feliz
entonces Juan
creador del planeta
y de su pan».
("Juan")


En aquel primer disco, además, Quintín interpretó su canción "Solament", escrita en catalán, lengua que –en su afán desmedido de integración activa a la comunidad catalana– aprendió a hablar a los seis meses de su llegada a Barcelona.

Su segundo LP, publicado en 1976, se tituló «¿De qué se ríe?», obra que Quintín presentaba, en la carpeta del disco, con estas sinceras y entrañables palabras:

«Este segundo disco llega en un momento de transición, no solamente en la vida política del país, sino en mi pequeña historia particular. Son muchos los años que llevo fuera de Uruguay, y a pesar de que mis raíces son claramente uruguayas, mi vida diaria no lo es en absoluto.

Estos años he compartido todos los problemas comunes a todos los emigrantes: he sentido nostalgia, he trabajado en mil oficios (allá donde no lo querían hacer los aborígenes), he aprendido una nueva lengua, hice nuevos amigos, nueva familia, aprendí nuevos paisajes y nuevas tierras, e incluso tengo "problemas generacionales": Ferrán, mi hijo mayor (cinco años), me recrimina que no cante más canciones en catalán.

He vivido en carne propia, no obstante, cosas tan hermosas como la solidaridad de clase, el internacionalismo. En realidad, este desarraigo que llevo a cuestas, compartido con cientos de miles de emigrantes, se compensa con el sentimiento solidario con todos los pueblos del mundo. Ello se refleja en las canciones; son sentimientos vivos».




En aquel segundo disco, Quintín se sintió acompañado de un numeroso y espléndido equipo de músicos; entre ellos, Aureli Vila, Jep Nuix, Nicanor Sanz, Ramón Aragai, Jaume Francesc, Joan Oliver, Joan A. Bou, Eladio Rodríguez, Aureli Vila, Ernest Xancó, Rafael Escoté, “Max” Suñer, Jordi Vilaprinyó o Jordi Martí.

Entre las canciones que integraron el álbum, cabe destacar dos con textos de Mario Benedetti, musicalizados por él –"Te quiero" y "Seré curioso", más conocida como "De qué se ríe"–; la canción "Nadie se atreva a contarle", compuesta sobre un poema de Cástor; "Vaqui q’un ser (Aquí una nit)" –de Claude Martí, traducida del occitano al catalán–; "No esconda la mano", de Víctor Lima, y cuatro canciones propias: "El Sr. Daymán Cabrera" –dedicada a su hijo–, "Por el mundo", "Canto de amor por Ciudad Ho Chi Minh" –con música de Viçent Mayol– y "En las noches sin sueño".

«¡Cuántas noches sin sueño! 
!Cuántos sueños callados! 
Buscando una patria entre recuerdos. 
Entre recuerdos cansados. 
Van pasando las cosas de la infancia 
–monstruos descabezados– 
el fútbol, el cine, los domingos, 
la escuela, los hermanos. 
En las noches sin sueño 
no soy nadie y declaro: 
por haber nacido en todo el mundo 
hasta soy uruguayo [...].
Hoy recuerdo un país inexistente 
–o que existe en todo caso– en maletas de miles de emigrantes 
repartido en pedazos. 
Por eso no reniego de mi Patria. 
Es la misma de todos, el trabajo, 
y soy compatriota de todos los que luchan. 
De todos los que luchan y han luchado».
(“En las noches sin sueño”)

Quintín, en 1978, completó lo que podríamos llamar su trilogía discográfica con Edigsa-Le Chant du Monde, a través de la edición de un nuevo LP titulado "Como mi Uruguay no había". (Trilogía que en el año 2010 fue remasterizada y editada en un triple CD por la discográfica PICAP).


En aquella tercera grabación volvió a incluir canciones propias y canciones basadas o inspiradas en poetas amigos. En concreto, nos ofreció seis canciones basadas en textos de poetas y compositores como Marcos Velásquez, o mi querido Eduardo Nogareda; y cinco canciones propias: "Las bestias" –que nació a partir de la matanza de abogados laboralistas que se produjo, en 1977, en la calle Atocha, de Madrid–, "Pero che!... Mateo", "A ras del suelo" –dedicada a Luis Pastor–, "Que sí, que no" y "Uruguayos campeones", canción llena de palabras, de frases y de personajes con connotaciones claramente evocadoras de esa patria uruguaya, tan próxima y tan lejana a la vez, e introducida por la voz de Carlos Gardel recitando la primera estrofa del tango "Como abrazao a un rencor", de Antonio Miguel Podesta ("El Gauchito") y Rafael Rossi.

«"Está Listo". Sentenciaron las comadres y el varón
ya difunto en el presagio, en el último momento
de su pobre vida rea, dejó al mundo el testamento
de esas amargas palabras, piantadas de su rencor...».

Tras aquel tercer disco, Quintín Cabrera aterrizó en Madrid, donde ya había atesorado grandes amigos que le conocíamos y le admirábamos.

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MONCHO OTERO y RAFA MORA serán protagonistas muy especiales en la presentación del libro "VOLAD CANCIONES, VOLAD". Estamos traba...