La audición de aquel disco supuso mi segundo encuentro con la voz de Elena; un segundo encuentro más íntimo y relajado que me permitió no solo disfrutar de su voz –insisto: magnífica– sino a la vez escuchar sus confidencias, su forma de ser y de entender la vida, su apasionada visión del amor y del desamor, su sensibilidad para disfrutar de las pequeñas cosas y de los pequeños momentos, y, en particular, su gran lucidez y su extraordinaria capacidad crítica a la hora de afrontar y de analizar la realidad y el tiempo en que vivimos
«Ahogamos peces con fuel, vestimos de temporal
bebemos copas de hiel, amamos lo artificial.
Sintetico es el amor, de plástico la verdad
compramos sueños de oferta, vendemos la dignidad.
No nos gusta lo que somos, siempre hay algo que nos falta
criticamos al vecino, olvidamos dar las gracias,
la honradez pasó de moda, hoy premiamos la ignorancia
y por la parte que me toca, el triunfo es una mafia».
«Cultivamos el desprecio, despreciamos el saber,
llamamos artista al necio, y necio al que tiene fé
liquidamos enemigos, hablamos de libertad
escasean los amigos, abunda la mediocridad.
Fomentamos los rencores, enlatamos la comida
nos sentimos superiores, y tomamos aspirinas
El café descafeinado, descafeinada la vida
y para endulzar el alma ,¡tenemos la sacarina!».
("Disfraz de nube")
Frente a la realidad expresada en esta canción –canción grabada en 2004 y que, siete años más tarde, sigue teniendo plena vigencia–
Elena Bugedo sintió la tentación de hacerse con un
"disfraz de nube" y
"volar a otro planeta"; pero no, aunque corrían –y siguen corriendo– malos tiempos (
"tiempos impredecibles"), ella no estuvo dispuesta a someterse a la rendición:
"tras la tormenta seguiré aquí" –nos dijo–
"teniendo cosas que decir"... Y es que a
Elena "no le falta ni una pizca de coraje" y
"no le sobra ni una pizca de buena fe".
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Elena Bugedo en el Teatro Hogar Virgen de los Reyes, Sevilla.
Encuentros: "Cantautando... y ¡eso es lo que hay!" |
Tras aquella primera grabación, sé, y soy testigo en la distancia, de que
Elena vivió una intensa experiencia de recitales, premios, luchas, esfuerzos, generosas solidaridades y frustraciones...; ¡sí! la frustración que produce constatar, y tener que asumir, lo duro y lo difícil que resulta en nuestro país abrirse camino y vida en el mundo de la cultura, y, en particular, en el de la canción que se toma en serio la calidad y la autenticidad de los sentimientos, lo que
Montalbán llamaba:
"los suspiros del alma".
Frente a esa realidad
Elena decidió abrir un paréntesis, en su vida y en su trayectoria artística, para reencontrarse y realimentarse poética y musicalmente; y, sobre todo, para plantearse su futuro... (aquello que se preguntaba tantas veces su paisano
Carlos Cano en los años sesenta y setenta:
«¿Qué va a ser de mi vida?»); paréntesis que decidió cerrar tras su encuentro artístico con el cantautor argentino
Fede Comin –magnífico creador y, como
Elena, gran luchador, al que le debo un extenso "cuelgue" bien merecido–.
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Fede Comin y Elena Bugedo. |
De aquel encuentro artístico, surgido del entendimiento y de la no rendición de ambos –recordemos:
«tras la tormenta seguiré aquí teniendo cosas que decir»–,
Elena y
Fede montaron un espectáculo al que le pusieron el nombre de
"MIRA COMO TIEMBLO", todo un magnífico montaje multidisciplinar presentado en el Teatro Alhambra, de Granada, y con el que realizaron una importante y exitosa gira internacional que les permitió sentirse felices y realizados: por fin la sensibilidad, la honestidad, la lucha persistente, la fe en lo que hacían, la buena música y el bien cantar habían ganado la partida.
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Fede Comin y Elena Bugedo en Buenos Aires,
Argentina, 2008. |
Del espectáculo "Mira como tiemblo", surgió, en 2008, la grabación y la edición de un CD con ese mismo título, obra en la que se alternan temas creados por Fede y por Elena –más un tema compuesto en común, precisamente el titulado "Mira como tiemblo"–; y en el que se funden ritmos y sentimientos, en una especie de abrazo "musico-intercultural" verdaderamente hermoso, y desbordante de optimismo, de "buena marcha" y de auténticos temblores de sensibilidad y de ternura.
Debo ir terminando este "cuelgue"; se está haciendo, tal vez, demasiado largo...; pero es que Elena Bugedo, tras sus incansables luchas y esfuerzos por la música sureña de calidad, se lo merece.
Ahora vuelve a cantar en solitario, la escuché hace unos días en Sevilla, en el encuentro "Cantautando... y ¡eso es lo que hay!", primero cantando sola, y luego con Kiko Veneno, Luis Pastor Alfonso del Valle y Ángela Biedma...; y contemplándola –primero en el escenario, y luego tomándonos unas "cañas"– tan llena de vida, de alegría, de fuerza, de ilusiones... pensé –y lo sigo pendando–: «¡Canta Elena, ¡canta! porque a pesar de todo lo que pueda pasar por el mundo tú consigues ponerme calentito el corazón!... ¡Gracias Elena!».
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Kiko Veneno, Elena Bugedo y Luis Pastor, en Sevilla. |