Hoy voy a presentar y a comentar el primer disco que ha grabado el cantautor granadino ALBERTO ALCALÁ –titulado "Ensayo y error"–, y voy a hacerlo a partir de lo que me ha sugerido, y me ha hecho pensar y sentir, la imagen del extraordinario fotógrafo Gonzaga Manso que ilustra su cubierta. Creo que se trata de una imagen que retrata muy bien a este Alberto, compositor y poeta, al que me siento totalmente "enganchao" desde hace bastante tiempo. Ésta es esa imagen:
Hay que dejar pasar muchas horas, mucho "tiempo" en calma y en libertad –sin que "le envida la prisa"–, y hay que desechar muchas hojas escritas –cientos, como se puede observar en la imagen–, para que al final algunas de esas hojas emprendan su vuelo en forma de "canciones" –como en el caso de Alberto Alcalá– y se posen sobre nuestra sensibilidad, consiguiendo de verdad tocarnos el alma.
Pues bien, las nueve canciones que Alberto nos ofrece en su "Ensayo y error", están preñadas, en efecto, de ese "tiempo", de esa calma y de esa perseverancia en libertad, sin las que la creación no es posible.
Escuché cantar por primera vez a Alberto Alcalá en noviembre del 2011 formando parte de un proyecto integrado por varios jóvenes cantautores llamado "Generación Ochentií"; desde entonces –ya en aquel momento me quedé "prendao" de sus canciones– le he seguido de cerca y con mucha curiosidad e interés, hemos hablado de vez en cuando, y he vuelto a escucharle cantar en varias ocasiones. «¿Para cuando el disco?» –le preguntaba–. «Pronto, Fernando, pronto»... ¡Madre mía, cuánta "jondura" y cuánto misterio silencioso hay en su mirada!
Y así ha sido: ha ido pasando el "tiempo sin horas", y Alberto muy silenciosamente –como es él–, sin prisas, ha ido creciendo y creciéndose; y lo ha ido haciendo como si nada pasara... (¡bendita sea su humildad! ¡cuánto le engrandece! –ya sabéis como pienso–)... Y sí, ¡sí que estaba pasando algo!, estaba surgiendo –¡y ahora ya lo tenemos aquí!– un cantautor sureño que, como dice Ruibal, "resuena a lo andaluz de siempre y abre puertas al futuro que seremos".
Y en todo ese "tiempo sin horas" –detenido y representado en la instantánea fotográfica de Gonzaga Manso– ¿qué es lo que ha estado haciendo Alcalá en el Sur, apareciendo y desapareciendo por Madrid, y situándose un poco al margen del circuito a veces demasiado "redicho" y "prepotente" de los cantautores "capitalinos"?... La respuesta a esa pregunta la podemos encontrar en su canciones:
Alberto Alcalá, en estos años de creación, allá en su Granada, ha salido al encuentro de las sonoridades en las que ha ido forjando desde pequeño su identidad musical...; ha "avivado las ascuas" de la tradición sureña...; se ha arrimao a "un universo abierto a los sentidos"...; ha encendido "un mundo sin espacios"...; le ha dado voz a su corazón...; ha exprimido su fantasía...; le ha "echao" un pulso a la imaginación...; ha hermanado su "genio" y su "jondura"...; y como resultado –volviendo de nuevo al sentir de Ruibal– nos ha "servido un vaso generoso de emoción y alegría".
Se lo comentaba hace unas semanas al propio Alberto: Desde el principio, nada más iniciar la audición de "El viajero" –canción con la que se abre el disco– se te agarra un "pellizco" en el cuerpo que, pasando por la "Habanera", permanece inalterable –al menos en mí– hasta la última nota de "Levante", última y hermosísima canción de amor que se echa a volar –¡y cómo vuela!– en "Ensayo y error".
Pues bien, las nueve canciones que Alberto nos ofrece en su "Ensayo y error", están preñadas, en efecto, de ese "tiempo", de esa calma y de esa perseverancia en libertad, sin las que la creación no es posible.
Escuché cantar por primera vez a Alberto Alcalá en noviembre del 2011 formando parte de un proyecto integrado por varios jóvenes cantautores llamado "Generación Ochentií"; desde entonces –ya en aquel momento me quedé "prendao" de sus canciones– le he seguido de cerca y con mucha curiosidad e interés, hemos hablado de vez en cuando, y he vuelto a escucharle cantar en varias ocasiones. «¿Para cuando el disco?» –le preguntaba–. «Pronto, Fernando, pronto»... ¡Madre mía, cuánta "jondura" y cuánto misterio silencioso hay en su mirada!
Y así ha sido: ha ido pasando el "tiempo sin horas", y Alberto muy silenciosamente –como es él–, sin prisas, ha ido creciendo y creciéndose; y lo ha ido haciendo como si nada pasara... (¡bendita sea su humildad! ¡cuánto le engrandece! –ya sabéis como pienso–)... Y sí, ¡sí que estaba pasando algo!, estaba surgiendo –¡y ahora ya lo tenemos aquí!– un cantautor sureño que, como dice Ruibal, "resuena a lo andaluz de siempre y abre puertas al futuro que seremos".
Alberto Alcalá. |
Y en todo ese "tiempo sin horas" –detenido y representado en la instantánea fotográfica de Gonzaga Manso– ¿qué es lo que ha estado haciendo Alcalá en el Sur, apareciendo y desapareciendo por Madrid, y situándose un poco al margen del circuito a veces demasiado "redicho" y "prepotente" de los cantautores "capitalinos"?... La respuesta a esa pregunta la podemos encontrar en su canciones:
Alberto Alcalá, en estos años de creación, allá en su Granada, ha salido al encuentro de las sonoridades en las que ha ido forjando desde pequeño su identidad musical...; ha "avivado las ascuas" de la tradición sureña...; se ha arrimao a "un universo abierto a los sentidos"...; ha encendido "un mundo sin espacios"...; le ha dado voz a su corazón...; ha exprimido su fantasía...; le ha "echao" un pulso a la imaginación...; ha hermanado su "genio" y su "jondura"...; y como resultado –volviendo de nuevo al sentir de Ruibal– nos ha "servido un vaso generoso de emoción y alegría".
Se lo comentaba hace unas semanas al propio Alberto: Desde el principio, nada más iniciar la audición de "El viajero" –canción con la que se abre el disco– se te agarra un "pellizco" en el cuerpo que, pasando por la "Habanera", permanece inalterable –al menos en mí– hasta la última nota de "Levante", última y hermosísima canción de amor que se echa a volar –¡y cómo vuela!– en "Ensayo y error".
«Tú vendrás con levante
yo de un poniente que casi
ni te alborota el baile.
Seremos en la bruma
la espuma de este amor a la deriva,
como un cante de ida y vuelta
en una media granaina.
Vendrás con luz temprana
yo con la tarde lenta
que se agosta en la ventana.
Seremos la costumbre
pegándose a la piel como salitre
la impotencia de este sol de invierno
cuando el viento enviste.
Tantos días nos vivimos
que me fabriqué una noche
con tu sola sombra.
Tendrás la mar en calma,
yo la resaca y el azar
de náufragos y tablas.
Seremos de la vida
porque a la muerte a mi sólo me arrastra
la gloria sin tus fatigas, la soga de tus amarras.
Tantos días nos vivimos
que me fabriqué una noche
con tu sola sombra».
Y he dejado aparte, casi para concluir con ella, la historia cantada –pura "copla"– de la Lola y el Manuel. Os voy a dejar a continuación solamente un fragmento del texto de esa copla, y en cuanto podáis, ¡parad los relojes y escuchadla despacito! ¡os lo recomiendo!... Estoy totalmente convencido, de que desde Quintero, León y Quiroga; pasando Ramón Perelló y Juan Mostazo; hasta Doña Concha, Miguel de Molina, o el mismísimo Carlo Cano, reconocerían conmigo que es una joya; una de esas joyas musicales y poéticas que, si estos fueran otros tiempos –e incluso espero que en estos también–, llegará a convertirse en patrimonio y memoria de nuestra canción popular como lo han sido "La Lirio", "Rocío", "Tatuaje", "La Bien Pagá", "María la Portuguesa" "Me embrujaste" o "La Zarzamora".
«Verdades, que no hay mentiras sin verdades,
ni comienzos sin finales, ni humildad sin vanidad.
Que lo mismo da una cárcel que un convento,
si no se quiere estar dentro; ésa es la única verdad.
Digamos que la monjita del primer cuento
harta de Sor Dolores, quiso ser Lola;
pongamos que en ese momento
se echaba una siesta la madre superiora;
la monja se da a la fuga a la misma hora
que le dan la libertad a él.
Y ahora viven del cuento:
Canta la Lola y toca el Manuel;
ahora pasan la gorra
en la Calle Sierpes Lola y Manuel».
("Lole y Manuel". Alberto Alcalá)
Por último, y ahora sí concluyo, es imprescindible dejan constancia del equipo de músicos y grandes profesionales que han acompañado a Alberto Alcalá en la grabación de su primer disco: Diego Guerrero, Francis Muñoz, Joaquín Sánchez, Alfonso Alacá, Nasrine Rahmani, Justo el Malaguita, Shango Dely, Josué Quilón, Alfredo Sarno, Jorge Pardo, Ramón Martín "Primo Roncho", Francis Muñoz, Ismael de Santa Fe, Miguel Ángel Márquez (Antilopez) y la colaboración muy especial y mi concreta y comprometida de Javier Ruibal. Citar, por supuesto, de nuevo a Diego Guerrero que ha realizado la grabación y la producción, a Álvaro Mata –mezclas y masterizado–, Nader Tabasian –director creativo–, Judith Salcedo –management– y, a Gonzaga Manso que ha sido motor y arranque de mi –no sé si acertada o no– inspiración en el inicio de este "cuelgue".
...Y Recordar, en el punto y final, que Alberto Alcalá presentará su nuevo disco en Granada el próximo día 15 de Noviembre, en el Teatro Caja Granada; y que le tendremos en Madrid, dos días más tarde –el día 17– en Libertad 8.
...Y Recordar, en el punto y final, que Alberto Alcalá presentará su nuevo disco en Granada el próximo día 15 de Noviembre, en el Teatro Caja Granada; y que le tendremos en Madrid, dos días más tarde –el día 17– en Libertad 8.