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lunes, 29 de febrero de 2016

DESDE MI ATALAYA: DE TONTXU, DE SU ÚLTIMO CONCIERTO Y DE LO QUE FUE UN REVUELO DE SENTIMIENTOS, DE ALEGRÍA Y DE DESGARROS FELIZMENTE CICATRIZADOS.


El pasado viernes, día 26, tuve la oportunidad y la dicha de asistir al concierto que nos ofreció TONTXU IPIÑA en el Teatro Fernando Fernán Gómez, de Madrid, con motivo de la presentación de su nuevo disco "Cicatrizando". 

¡Precioso concierto!... Sin duda el más hermoso –junto al de Aute en el Price– del que he sido testigo últimamente.

Hoy, desde MI ATALAYA, no pretendo, ni voy a realizar una crónica del concierto de Tontxu, ni tan siquiera de su nuevo disco –tiempo habrá para hacerlo–. En este momento, y en la serenidad que se respira en esta especie de fortaleza, lo que pretendo –lo que me apetece– es más bien hacer la crónica de lo que Tontxu, y su concierto, me hicieron sentir; crónica no de lo que aconteció en el escenario del teatro, –que fue muy hermoso– sino de lo que percibí que se respiraba y latía en el "patio de butacas", y, más concretamente, en mi sensibilidad.

Magnífica fotografía de "Paisaje Fotógrafos" (Mario) 
que se une hoy a este cuelgue. Es el autor de todas
las imágenes. ¡Gracias Mario!
https://www.facebook.com/pasajefotografos/

Poco después de las nueve de la tarde-noche madrileña, Tontxu salió al escenario, protegido de gabardina y sombrero –prendas de las que se fue desprendiendo conforme la comunicación y la complicidad de músicos, compañeros y espectadores se iba intensificando–.

Nada más verle inmerso en aquel marco luminoso y evocador de la Sierra de Gata (que, por cierto, me transportó, también, a un arbolado atardecer en euskadi), sentí y me vinieron a la memoria –antes de que los cantara– los versos de una de sus nuevas canciones: «El tiempo pasa y me ha curado, y estoy mejor, soy mejor [...]. He aprendido a pronunciar mi nombre, y sé por fin de donde vengo, amor.»...

Fue verle salir al escenario y sentir el estallido de una inmensa y envolvente alegría, jaleada por los aplausos que inundaban la sala... "Estoy mejor", "soy mejor".... Ahí estaba –visiblemente feliz– el Tontxu al que yo quiero y admiro.


Tontxu es un cantautor de "largo recorrido", autor de hermosas y populares canciones –coreadas todas, hasta las nuevas, en el concierto del pasado viernes–. Cantautor que, como tantos otros creadores honestos y con sensibilidad en nuestro país, se duele y se siente hondamente afectado por la realidad de un tiempo que desprecia a la cultura, que lo banaliza todo –ya hasta la creación poética–, y que margina, ignora, y pretende dejar en la cuneta –por supuesto, sin conseguirlo– a quienes buscan y quieren conjugar en sus creaciones y en su vida la "cuatralidad": "arte, fidelidad a si mismo, libertad y sensibilidad".

Un tiempo que hiere y hace daño; que genera cicatrices en el alma a las que, o las dejas abiertas, supurando permanentemente depresión y "mala leche", o intentas "cicatrizarlas" –bien cicatrizadas– con tiempo, con serenidad, con distanciamiento y con amor... Canta Tontxu: ...«y sé por fin de donde vengo amor. / del firmamento, de tu cuerpo; / del universo, de tu cuerpo; / del infinito, de tu cuerpo; / vengo del fondo de tu cuerpo.»



Tontxu, tras la edición de su bellísima "caja-libro" "SOLO" (2013) –"solo", recogiendo su obra y atesorándola como en un cofre– tomó la opción del necesario distanciamiento –como cuando yo me retiro a esta "atalaya"–. La Sierra de Gata fue su destino. Un maduro distanciamiento, por una parte para reencontrarse a si mismo. (Tontxu –escribe, Elena González Holgado– ha sabido nacer para morir y morir para regenerarse»–). Y un distanciamiento, a la vez, para "cicatrizarse" –profesional y personalmente– utilizando el bálsamo de la belleza y de la naturaleza respirada en vivo, y emprendiendo en el silencio un viaje poético y musical de una gran calidad y de un intenso proceso de interiorización del que han surgido canciones tan hermosas como "Los fantasmas de su niñez", "Referente", "Si no es contigo" o, en particular "El cambio de timón de los 70", conmovedora  y emocionante carta cantada a su amigo –admirable cantante y compositor–: RAFAEL BERRIO.

Pues bien, tras ese largo tiempo –todo lo largo que fue necesario–; tiempo de reencuentro y de cicatrizaciones, Tontxu Ipiña tomó la decisión de regresar al cada vez más difícil y complejo mundo de la edición discográfica, de publicar su nuevo disco –al que ha llamado «CICATRIZANDO»– y de presentarlo en Madrid... Y ahí estuve; ahí estuvimos.


Vuelvo al concierto: Un concierto que sentí y percibí con una intensa emoción, y del que yo destacaría cinco palabras para definirlo: belleza, calidad, honestidad, complicidad y solidaridad. Particularmente, una solidaridad bella y sutil que se manifestó en sencillos, pero muy hermosos, gestos de ternura y de amistad de Tontxu hacia los que allí estábamos y, muy en particular –gestos dados y recibidos– a y de los músicos, cantantes y técnicos que le acompañaron: Carlos Chaouén –espléndido–, Manu Clavijo –sin duda, hoy por hoy, y merecidamente, el "violinista más deseado" en cualquier concierto o grabación–, Gabi Exeni –imprescindible– María Toledo, Laura Granados –la admiro y la quiero mucho–, Inma Serrano"amiga del alma amiga"–, Marada (coros), Pablo Serrano (batería), Txarlie Solano (bajo). David Escudero (guitarras), Pau Álvarez (teclados), Miguel Torroja (ingeniero de sonido), Miguel Pérez (ingeniero de luces), Mariano Nombela (director de escena), Carlos Ortiz (asistente) y mi buen amigo Antonio Peña alma de "Buho Management".


Marada, Manu Clavijo y Gabi Exeni.
Inma Serrano y Totzxu.
Laura Granados y Tontxu.

Finalmente, para terminar este cuelgue me resulta necesario hacer una breve referencia, y expresar un inmenso agradecimiento por la canción que Tontxu ha tenido a bien –¡a maravilloso!– dedicarme; canción que compuso cuando yo estaba saliendo de la gravedad de un "ictus" –10 de agosto de 2014– y que durante el tiempo pasado –casi dos años– ha tenido cariñosamente guardada sin decírmelo. La he conocido hace muy pocas semanas.

Dice Tontxu en esa canción titulada "Mataría a todo el mundo": «Y saldrás por la ventana / y no saldrás de tu asombro / al salir del túnel / y las nuevas luces sean focos... / Hasta el día de tu muerte / sentirás que sigues vivo.» ¡Gracias Tontxu, y así ha sido!

La presentación e interpretación de la canción
"Mataría a todo el mundo" fue especialmente hermosa
y emocionante. A Tontxu le hicieron coros sus
"sobrinos postizos" –como él les llama en el disco–
dirigidos por Adam Latonda.

Posdata: Conocí y abracé a la madre de Tontxu el día del concierto. A ella muy especialmente va dedicado este "cuegue".

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