Vistas de página en total

domingo, 21 de junio de 2020

TESTIMONIO MUSICALES: AUTE (28)


Luis Eduardo Aute nada más acabar su exposición en la Galería Kreisler Dos de Madrid vive una especie de enclaustramiento del que surgirá su segundo LP de la trilogía "Canciones de amor y duda". fue "CUERPO A CUERPO" grabado a lo largo del mes de abril.

«Parecía tan fácil vivir,
no era más ni era menos que un juego,
casi como jugar al parchís
que obligaba a llegar el primero.
Se trataba de darse un festín,
de comerse enemigos hambrientos...
y así es como jugando aprendí
a ser un contrincante
dispuesto al ataque,
el filo de un sable
erguido en el aire,
la bestia en el ángel
que libra combates
cuerpo a cuerpo, cuerpo a cuerpo,
cuerpo a cuerpo
contra el amor, contra el odio y también contra ti,
contra la vida, la muerte y también contra mí.
Descubierto más tarde el amor,
no era más que jugar con el fuego,
yo te apunto con el corazón,
tú disparas con balas de hielo.
La pasión es un beso feroz
entre la carne y el esqueleto...
y así es como el amor me enseñó
a ser un contrincante
dispuesto al ataque...
Y cercana la recta final,
no era más que jugar a hacer tiempo
evitando mirar hacia atrás
y pisando muy firme el terreno,
a la espera de verle la faz
a la dama del último duelo...
y así es como dejé de matar,
de ser un contrincante
dispuesto al ataque...» (66)


Acosado por la duda y traspasado el umbral de la "fuga", Aute –que en el fondo es incapaz de escaparse o de desertar de si mismo y de lo que le rodea– descubre ahora la necesidad de hacerle frente sin censuras y "cuerpo a cuerpo" a la realidad. En ese contexto se presiente a sí mismo enfrentado en un combate contra la vida; un combate, a veces infiltrado en el propio ser de forma totalmente inconsciente, y traducido en una larga e insólita carrera o batalla de contrincantes a la defensiva o al ataque..., frente  esa locura, en la recta final del destino, Eduardo, que siempre fue la antítesis de la agresividad, se niega a ganar resistiéndose a que la "bestia" pueda habitarle convirtiendo su cielo en un infierno.

«Al cuerno con la Historia y sus delirios,
no apuesto por la batalla campal,
que acaben los troyanos y los tirios
casándose que son tal para cual.
Las fórmulas exactas de los sabios
que han hecho de estos pagos un burdel
no valen las espadas de tus labios
ni el pozo incandescente de tu piel.
Va, va, va, va, va, va,
no quiero ser más que un hombre
con una mujer.
Va, va, va, va, va, va,
quiero morirme en tus brazos
pero de placer.» (67)

Desde esa concepción de su existencia a contracorriente, que le situará una vez más al margen del tinglado o del invento del vivir como algo institucionalizado, irreflexivo e infernal –que él no entiende–, no es posible para Aute el retorno a la fuga, le es imprescindible encarar la realidad y asumirla como un hecho tangible pero radicalmente doloroso y negado como proyecto.

En aquel momento también, después de nueve años de aquella tan esperada y deseada democracia, se lee ya en el aire y en el alma de los soñadores y de los utópicos el esbozo del desencanto y el hedor de la derrota. Ahora la poesía y la música de Eduardo se hacen especialmente directas y hasta incipientemente agresivas.


«Cuando despierto
y me encuentran las noches
lejos del sueño,
entregado, al abrazo
que me da el lecho,
voy librando combates
contra mi cuerpo.

Levanto el peso
de mi carne abrasada
por mil infiernos,
la conduzco a la calle
a que le dé el fresco
y me enciendo una nube
contra los nervios.

Y el humo se retuerce
y luego dibuja figuraciones,
los transeúntes se transforman
en buitres y tiburones...
buitres y tiburones.

Siento acercarse
monstruosas presencias
por todas partes,
buitres con rostro humano
y ojos de nadie,
tiburones con manos
llenas de hambre.

El día nace,
se recogen las sombras
tras los portales
y la boca del lobo
esconde sus fauces...
un olor a derrota
perfuma el aire.» (68)

Pero en el marco de ese realismo existencial y de esa agresividad sanamente incontenible, Aute no puede resistirse a la verdadera dimensión de lo que es –y de lo que llegará a ser para siempre– su realidad más entrañable, la realidad del amor que resurge en él como un eterno contrapunto al absurdo y a la nada; el amor contemplado ahora desde la perspectiva de la ternura.


«Estoy pasando un bache,
un revés, un agujero,
un no sé qué me ocurre
que ni yo mismo me entiendo...
No me apetece nada,
nada más que estar adentro,
pero no de tu vientre
sino de tus sentimientos.
Quisiera que supieras
que no tengo otro deseo
que estar entre tus brazos
como quien pide consuelo,
sentirte toda mía,
sin lujurias ni misterios,
como siento la sangre
que circula por mi cuerpo.

No me hace falta la luna
ni tan siquiera la espuma,
me bastan solamente dos
o tres segundos de ternura.

A veces me pregunto
si no me causa respeto
el paso de los años
desgastando nuestros besos
así como el derroche
de algo más que mucho tiempo
sin vernos un instante
más allá de los espejos.
Por eso necesito,
aunque sé que es un exceso,
que tus ojos me digan
algo así como: de acuerdo,
estoy aquí a tu lado
para que no tengas miedo
al miedo de estar solos,
solos en el universo.» (69)

Este nuevo LP –"CUERPO A CUERPO"– es presentado en el Palacio de los Deportes de Madrid durante las Fiestas de San Isidro en un concierto masivo e inolvidable, un concierto al que le sucederá una intensa y ajetreada gira recorriendo, especialmente durante el verano, prácticamente todo el país.

A la vez Luis Eduardo envía algunos de sus cuadros para ser expuestos en Holanda y Bélgica, participa en Arco 84 y realiza una exposición individual de su obra reciente en Barcelona. Ediciones Hiperión publica la segunda edición de su libro "CANCIONES"


(66) "Cuerpo a cuerpo" (Cuerpo a cuerpo, 1984).
(67) "Va, va, va" (Cuerpo a cuerpo, 1984).
(68) "Buitres y tiburones" (Cuerpo a cuerpo, 1984).
(69) "Dos o tres segundos de ternura" (Cuerpo a cuerpo, 1984).

RAFA MORA Y MONCHO OTERO EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "VOLAD CANCIONES, VOLAD"

MONCHO OTERO y RAFA MORA serán protagonistas muy especiales en la presentación del libro "VOLAD CANCIONES, VOLAD". Estamos traba...