Hoy me dispongo a iniciar una nueva sección del blog a la que voy a llamar "YO POETA DECLARO", expresión tomada de un texto de Agustín Millares que se inicia con estos versos:
«Yo poeta declaro que escribir poesía
es decir el estado verdadero del hombre
es cantar la verdad es llamar por su nombre
al demonio que ejerce la maldad noche y día.
El poeta es el grito que libera la tierra
la primera montaña que divisa la aurora
la campana que toca la canción de la hora
el primer corazón que lastima la guerra».
La motivación que provocó el nacimiento de esta nueva sección del blog me surgió hace uno par de semanas. Estaba buscando en mi archivo unas fotografías de Elisa Serna, y, sin esperarlo surgió, de repente, como si me estuviera esperando, esta revista:
«Pájaro cascabel» fue un revista literaria fundada en México, en los pasados años sesenta, por la escritora Thelma Nava, junto con Luis Mario Schneider; revista poética, independiente, innovadora y absolutamente comprometida con la democracia y con los derechos humanos.
En concreto el número de la revista que encontré en mi archivo –cuya cubierta he reproducido anteriormente– corresponde a un monográfico titulado «EPAÑA: POESÍA DE PROTESTA», que se editó en México a mediados del año 1966. Auténtica joya literaria en la que participaron con sus poemas Gabriel Celaya, Blas de Otero, Ángela Figuera Aymerich, Gloria Fuertes, José Hierro; Julián Andújar, Eugenio de Nora, María Beneyto, Gabino-Alejandro Carriedo, Ángel Gonzalez, José Manuel Caballero Bonald. Ángel Crespo, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ernesto Contreras, Jesús López Pacheco, Eladio Cabañero, Carlos Álvarez, Claudio Rodríguez, Julián Marcos, Félix Grande, Carlos Sahagún y José Batlló.
Aquel número de la revista –que, por supuesto, conseguí de forma clandestina– se publicó hermosamente ilustrado por tres de nuestros más grandes pintores contemporáneos: Manolo Millares, Antonio Saura y Antoni Tapies.
En concreto el número de la revista que encontré en mi archivo –cuya cubierta he reproducido anteriormente– corresponde a un monográfico titulado «EPAÑA: POESÍA DE PROTESTA», que se editó en México a mediados del año 1966. Auténtica joya literaria en la que participaron con sus poemas Gabriel Celaya, Blas de Otero, Ángela Figuera Aymerich, Gloria Fuertes, José Hierro; Julián Andújar, Eugenio de Nora, María Beneyto, Gabino-Alejandro Carriedo, Ángel Gonzalez, José Manuel Caballero Bonald. Ángel Crespo, Carlos Barral, José Agustín Goytisolo, Jaime Gil de Biedma, José Ángel Valente, Ernesto Contreras, Jesús López Pacheco, Eladio Cabañero, Carlos Álvarez, Claudio Rodríguez, Julián Marcos, Félix Grande, Carlos Sahagún y José Batlló.
Aquel número de la revista –que, por supuesto, conseguí de forma clandestina– se publicó hermosamente ilustrado por tres de nuestros más grandes pintores contemporáneos: Manolo Millares, Antonio Saura y Antoni Tapies.
El reencuentro y la relectura de esta revista os aseguro que me ha resultado impactante; e inmediatamente me surgió la idea de esta nueva sección del blog, a la que llamo "YO POETA DECLARO", que voy a dedicar a los poetas e ilustradores que participaron en aquel número de "PÁJARO CASCABEL", editado en México en 1966.
Y voy a empezar por una poeta a la que admiro de una forma muy especial, y de la que ya hemos hablado en más de una ocasión, me refiero a la poeta vasca Ángela Figuera Aymerich. Entre los cuatro poemas que publicó en aquella revista voy a seleccionar el titulado «Unidad»; poema que siempre que lo leo me llena de esperanza, me calienta la sangre, y realimenta mis ganas de seguir viviendo "amarrao" con todas mis fuerzas a la solidaridad y a la amistad. (Poema que me vais a permitir que hoy se lo dedique especialmente a Road Ramos, una de nuestras mejores y más jóvenes compositoras y cantautoras... «¡Va por tí Rocio!»).
«Si todos nos sintiéramos hermanos.
(pues la sangre de un hombre ¿no es igual a otra sangre?).
Si nuestra alma se abriera. (¿No es igual a otras almas?).
Si fuéramos humildes. (El peso de las cosas ¿no iguala la estatura?)
Si el amor nos hiciera poner hombro con hombro,
fatiga con fatiga,
y lágrima con lágrima.
Si nos hiciéramos unos.
Unos con otros.
Unos junto a otros.
Por encima del fuego y de la nieve,
aún más allá del oro y de la espada.
Si hiciéramos un bloque sin fisura
con los dos mil millones
de rojos corazones que nos laten.
Si hincáramos los pies en nuestra tierra
y abriésemos los ojos, serenando la frente,
y empujáramos recio, con el puño y la espalda,
y empujáramos recio, solamente hacia arriba,
¡qué hermosa estructura se alzaría del lodo!».