Ayer, presentando el nuevo disco de Jorge Castro hablaba de la "canción de autor", y decía que una de sus manifestaciones más interesantes –y para mi más apasionantes– es cuando la canción se convertirse en medio de expresión la de la realidad interior de sus creadores, es decir, en voz de sus pensamientos, y, sobre todo, de sus sentimientos.
Un ejemplo claro y bellísimo de ese tipo de canción es la que compuso LUIS EDUARDO AUTE, en 1977, con el título de "Che, que mal"; canción que Eduardo grabó en su disco "Aire" (1998), y que dedicó a la repentina muerte de su amigo Carlos Arjona.
El propio Aute nos presenta al personaje protagonista de la canción y nos cuenta su historia:
«Esta es una canción dedicada a un amigo llamado Carlos Arjona; murió hace un año y medio; lo conocí en Denia, un pueblito en la costa del Levante del Mediterráneo, en España.
Lo conocí poco tiempo pero fue una amistad profunda.
Era un hombre sencillo, generoso, no pedía nada de la vida; lo que más le gustaba era satisfacer a los amigos y organizar unas enormes paellas en la playa, al borde del agua.
Tenia un barquito, nos invitaba al barquito para ir mar adentro y observar la puesta de sol.
En su casa tenía un jardín con una pequeña huerta y hacía lo que llamaba "safari de olores", que era recorrer las flores y los árboles, tomar las hojas y los pétalos, frotarlas con las manos y respirarlas. No quería nada más de la vida, solo eso.
Recuerdo, sobre todo, en el mes de enero unos días que yo estuve en Denia, me dijo “te voy a mostrar las calmas de enero”. Las calmas de enero son unos días en que la luz y el silencio casi se pueden tocar y el mar es un espejo absolutamente inmóvil en donde se ve reflejada muy nítidamente cada estrella.
En la noche, cuando tumbados en la barca estábamos viendo esas calmas, decía en su lengua, el catalán, “che quin gust”, “che qué bo, che que be”, es decir: “che que gusto, che que bueno, che que bien”. Y remataba diciendo: “ja ho veus, va ser al gener quand Déu va fer la Creació”: "Ya ves, fue en enero cuando Dios hizo la Creación”».
Hace poco tiempo, la última vez que estuve en casa de Eduardo, me contaba que le cuesta mucho cantar este tema, que prácticamente no lo hace, porque no puede contener las lágrimas... A mi pasa prácticamente igual, aunque es distinto; cuando escucho "Che, que mal", no puedo evitar una gran emoción...; es algo similar a lo que siento –después de muchos años– cuando escucho cantar a Serrat, "La elegía a Ramón Sijé", de Miguel Hernández.
Este es el texto de la canción; os recomiendo escucharla...
«Te fuiste, amigo, sin decir adiós,
sin dar ninguna explicación.
Ya sé que fue por un golpe de tos
y no por mala educación.
Aunque, de todos modos, que marrón,
zarpar así, sin avisar,
sabiendo que sin tu tripulación
no te gustaba navegar.
Pero lo cierto es que no volveré
a oir tu “che, quin gust”,
tu “che, qué bo”, tu “che, que be”
tu corazón no lo aguantó,
te reventó…
che, qué mal, qué mal
Qué fuego urgente había que apagar,
qué prisa en irte, qué ocurrió,
si a mejor vida no podrás pasar,
incluso el Papa te envidió.
De nada, amigo, te podrás quejar…
hasta te amó una emperatriz.
Tu reino era la inmensidad del mar
y tu bandera, ser feliz».
Pero lo cierto es que nó volveré…
Y cuando llege la “Nit de Sant Joan”
oliendo a piras y a jazmín,
quién montará “safaris”, capitán,
cazando olores del jardín.
Y cuando enero sea un atardecer
y caiga el sol tras el Montgó,
quién me dirá: ”ja ho veus va ser al gener
quand Déu va fer la Creació”.
Pero lo cierto es que no volveré
a oir tu “che, quin gust”,
tu “che, qué bo”, tu “che, que be”
tu corazón no lo aguantó,