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domingo, 20 de enero de 2013

"CANTIJUEGO" SOLIDARIO CONTRA LA POBREZA... «LA POBREZA...¡NUNCA!»

Esta semana pasada –a la que hoy ponemos fin– la ONG Intermón-Oxfam nos ha hecho llegar un informe titulado "El coste de la desigualdad: cómo la riqueza y los ingresos extremos nos dañan a todos"; en dicho informe, entre otras informaciones se nos ofrece la siguiente:

«Los 240.000 millones de dólares 
(180.000 millones de euros) 
que ingresaron durante 2012 las cien personas 
más ricas del mundo equivalen a cuatro veces 
la cantidad necesaria para poner fin 
a la pobreza en el planeta».


Esta información me ha producido un tremendo desgarro interior, acrecentado –sin duda– por las corrupciones que estamos viviendo en el país, mientras que los índices de pobreza aumentan a diario entre nuestras gentes más cercanas.

Ante esas circunstancias me ha estallado en el alma la necesidad de crear un "cantijuego" un poquito amargo –porque refleja el dolor de la pobreza–, pero lleno de solidaridad, de esperanza y de fuerza e intenciones radicalmente reivindicativas... ¡LA POBREZA... NUNCA!

El "cantijugo" consiste en identificar a qué canción pertenecen cada una de estos 15 fragmentos poéticos, y al cantante, o la cantante, que interpreta cada una de esas 15 canciones.

(Por supuesto –y permitidme este paréntesis– al margen del "cantijuego", hoy, lo verdaderamente importante es que abramos nuestros brazos y nuestro corazón a las personas que sufren; que nos rebelemos contra la miseria y la pobreza; y que fortalezcamos nuestras capacidades para la COMPASIÓN,  LA TERNURA Y LA GENEROSIDAD).

Y ahora, ¡vamos a "cantijugar"!.... ¡bendita sea la solidaridad!

1
«Y la luna, que pasaba
entre una nube y el ciprés,
una lágrima vertía al mar sereno.
Cuando el niño que la miraba,
soñándola un farolillo,
sintió el pálido murmullo
de un lamento:
"¡La pobreza...nunca...!
¡la pobreza...nunca!"».

2
«Al pobre nadie le da 
al pobre nadie le presta 
y si algo llega a tener 
gotas de sangre le cuesta.
Si el pobre toma una copa 
ya le dicen borrachón 
si el rico anda por el suelo 
que alegre que está el señor». 

3
«Pobres
3.000.000.000 de pobres
ciudades llenas de pobres 
por todas partes pobres
como caídos al suelo
pobres en todo momento por todas partes
y ellas mucho más pobres que pobres
las más pobres entre los pobres».

4
«Estas arcillas viejas,
estas arcillas pobres,
sólo crean miseria, 
sólo producen hambre.
Hambre y camino.
Hambre todos los meses.
Camino largo y duro
a las ciudades».

5
«– Oigame usted caballero, que problema tengo yo,
Tengo atrasada la renta, la farmacia y el colmado,
el telefono cortado, me he quedado sin trabajo y el coco se me revienta.
Y si sigo cuesta abajo, no llegare a los cuarenta.
Digame Sr. Siquiatra que debo hacer,
– Yo te voy a recetar, jarabe de "Me resbala",
Un poco de una pomada y un unguento de "¿A mi qué?"
Y si tu sabes ingles, y la cosa sigue fea,
te tomas cinco pastillas de "I don't care", "I don't care"
Y si la cosas van mal y la causa esta perdida,
No hay mejor medicina que tener, ¡resignación!, ¡resignación!».

6
«Disculpe el señor
si le interrumpo, pero en el recibidor
hay un par de pobres que
preguntan insistentemente por usted.
No piden limosnas, no...
Ni venden alfombras de lana,
tampoco elefantes de ébano.
Son pobres que no tienen nada de nada.
No entendí muy bien
sin nada que vender o nada que perder,
pero por lo que parece
tiene usted alguna cosa que les pertenece».

7
«Niño de nadie.
Nunca miras al cielo
tú que conoces tantos infiernos. [...]
Todo es tan cierto
como que el blanco es sólo blanco,
negro es negro
y al sur se nace,
al sur se nace si no tienes más remedio.
Niño de nadie.
Niños que hacen la guerra
que echan un pulso con la miseria
desheredados que nada esperan
ellos son nuestras venas abiertas».

8
«Doctor..., yo solo soy un niño pobre;
doctor..., si usted llegara a comprenderme,
mi madre enferma no puede entenderme
que usted debe cobrar para curarla.
Le traigo, mis dos gatitos y mi perro,
mi trompo, mi barrilete y el sombrero
aquel que al morir dejara mi padre
y yo lo guardo como un gran recuerdo.
Doctor..., apúrese que está muy mala;
Doctor..., perdóneme que sea tan pobre».

9
«Niño de nadie
que buscándose la vida
desluce la avenida
y le da mala fama a la ciudad.
Niño sin niño
indefenso y asustado
que aprende a fuerza de palos
como las bestias a sobrevivir».

10
«Es honra de los hombres proteger lo que crece,
cuidar que no haya infancia dispersa por las calles,
evitar que naufrague su corazón de barco,
su increíble aventura de pan y chocolate. [...]
Pobre del que ha olvidado que hay un niño en la calle,
que hay millones de niños que viven en la calle
y multitud de niños que crecen en la calle.
Yo los veo apretando su corazón pequeño,
mirándonos a todas con fábula en los ojos.
Un relámpago trunco les cruza la mirada,
porque nadie protege esa vida que crece,
y el amor se ha perdido, como un niño en la calle».


11
«Vengo de abajo, cansado de tanta cuesta.
Vengo, no sé a dónde voy, huyendo de ella.
La miseria.
Vengo de abajo, de un valle podrido de yerba, 
donde no existe el futuro, sólo la miseria».

12
«Qué triste se oye la lluvia en los techos de cartón
qué triste vive mi gente en las casas de cartón...
Niños color de mi tierra, con sus mismas cicatrices
millonarios de lombrices, y por eso
qué triste viven los niños en las casas de cartón
qué alegres viven los perros en casa del explotador».


13
«Tiritando de harapos, 
lamidos por el perro del fuego en los rincones. 
Arracimados en el desamparo. 
Con los carritos llenos de latas y cartones. 
Con el cansino paso de la desesperanza, va la silente caravana. 
Los ojos en el piso, 
la vergüenza de la escarnecida condición humana. [...]
Nadie diría que pueden llorar y sin embargo lloran. 
¿Quién no lloraría?.
Se van tragando los ojos con las lágrimas 
hasta la ceguera por la bronca contenida, 
mientras silban un cuchillo finito de hielo entre los dientes, 
como diciendo:“Ya va a llegar el día”».

14
«Porque los pobres no tienen
adonde volver la vista,
la vuelven hacia los cielos
con la esperanza infinita
de encontrar lo que a su hermano
en este mundo le quitan».

15
«Hijo de la calle, 
de este tiempo
que no acaba 
está desesperado. 
Me dice: hermano 
la cosa está fea.
lo miro, me callo 
y pienso para mí: 
Si estuvieran abiertas todas las puertas 
nadie tendría que abrirlas con violencia,
todo sería de todos y habría amor, 
habría amor y el mundo andaría mejor».


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