La familia Aute viaja a España. Luis Eduardo, aún niño, toma su primer contacto directo con el franquismo de las represiones y las panderetas.
«Retales, chapuza y pastiche,
remiendos, tapujos y parches,
todo funciona a pegotes,
qué carnaval, qué pitote,
vaya chapuza que hay.
Echa el freno, Madaleno,
que me pisas el terreno,
equilibrios y piruetas
al son de una pandereta.
Coyunturo y estructuro
pa'luego llevarme un duro,
y el parásito pelele
se hace el amo de la tele.
El desnudo prohibido,
los bebés nacen vestidos,
Dedo Gratias por la gracia
de la ilustre dedocracia.
Es mucho más conveniente
ser de Dios que ser decente,
valga enchufe por talento
y a vivir todos del cuento.» (7)
En el hotel en el que se hospeda cuentan que habia una orquestina y que el pequeño Aute lucía sus encantos cantores acercándose a los músicos y enseñándoles algunas canciones en inglés aprendidas en Filipinas. Una de aquellas canciones que Eduardo por entonces ya cantaba era "The falling leaves" ("Las hojas muertas"). ¡Qué hermosa y entrañable canción!
(7) "Retales, chapuza y pastiche" (Babel, 1975)