En el "cuelgue" de ayer copiaba la primera parte del texto que he escrito para el disco-libro "VIEJOS TIEMPOS, NUEVOS TIEMPOS" que acaba editar la joven "cantautora jonda" de Guillena: LUCÍA SÓCAM; hoy sigo reproduciendo la segunda parte de aquel texto, en la que analizo y presento cada una de las canciones que componen la obra.
Lucía Sócam. |
LUCÍA SÓCAM es una "artista" –¡me encanta esa palabra!–, que tiene "guitarras en el alma"… "Cantora" que posee el "taller de sus canciones en las entrañas"… "Trovadora andaluza" que "canta como quien respira"… "Cantautora" de versos y melodías que "palpitan en sus venas"…; Y "mujer" que "toma partido hasta mancharse" porque sabe y cree que su guitarra tiene sentido y razón. Ella misma nos lo canta:
aprender de mi cultura,
de mi tierra limpia y pura
conociendo mis raíces…
Siempre fui contracorriente,
puño en alto, paso al frente,
no me pidas que me siente
he aprendido a ser valiente…
Prefiero ser diferente
y sentir Revolución…
Empaparme de mi historia,
recorrer los callejones
que escribieron en canciones
Alberti, Machado y Lorca…
Prefiero ser diferente
y sentir Revolución».
("Prefiero ser diferente". Lucía Sócam)
Decía en el inicio de esta aproximación a la obra de Lucía Sócam –que publicaba ayer en el blog– que el entramado sobre el que traza, o teje, sus canciones, es un entramado de sólidas esperanzas; o mejor, de «esperanzas sonoras, vociferantes y contestarías»; esperanzas que en este caso no son teóricas, o construidas y sostenidas sobre la fragilidad de los pensamientos o de los deseos, sino sobre la presencia y el testimonio referencial y vivo de un conjunto de personas –en concreto, cinco– que dedicaron parte muy importante de su vida a la defensa de la libertad, de la justicia, de los derechos humanos, y de Andalucía.
BLAS INFANTE, al que Lucía dedica su canción "Un hombre andaluz", y con el que somos muchos los andaluces que compartimos una común "paternidad". A Don Blas, aunque haya quien pretenda olvidarlo –¡ay qué tristeza el olvido!–, le seguimos reivindicado y queriendo como el "padre de la patria andaluza"…. Y Lucía con su juventud, ¡la primera!
«Ni héroe, ni líder, ni mito
solamente un hombre andaluz.
El ideal andaluz humanista,
la cultura andalucista. […]
La bandera blanca y verde
y la esperanza».
("Un hombre andaluz". Lucía Sócam).
RAFAEL ALBERTI, poeta gaditano del alma; "marinero en tierra" y "poeta en la calle" al que le canta Lucía su "Palabras", acompañada de Alfonso del Valle, otra de las voces y de los latidos claves de la "canción del sur".
que galopan en tus versos
acogidos por los folios
donde es fiel tu pensamiento. […]
Pelo blanco que corona
al maestro marinero
de pinceles y de plumas
entre sueños y deseos. […].
¡Que me cobije tu alma!
¡Que me guíen tus palabras!».
("Palabras". Lucía Sócam)
CARLOS CANO, cantautor granadino y amigo inolvidable, que le abrió todas las puertas a la vida –«¡Abrid, que la vida llama!»–, y que "a la luz de sus cantares" supo darle al pueblo andaluz vida, libertad y esperanza. Trovador sureño al que Lucía Socán admira y tiene como "referente".
«Referente trovador…
hoy de nuevo en tu balcón
la bandera verdiblanca
se columpia en la palabra
del obrero y del amor.
Solidario compañero,
emigrante en el camino
denunciando al enemigo del amor»
("Referente trovador". Lucía Sócam)
"DIAMANTINO" García Acosta, cura obrero –le llamaban "el cura de los pobres"–, fallecido en 1995. Hombre de inmensa generosidad, cofundador del Sindicato Obrero del Campo y de la Asociación Andaluza Pro Derechos Humanos, y luchador infatigable en defensa de los sectores más pobres y marginados del pueblo andaluz. En su caso Lucía pone música e interpreta un hermoso texto –de carácter muy popular– escrito por Téllez.
«Creía en la gente
el cura que vino,
a pedir que escribas
tu proprio destino.
Su paraíso estaba
al pie del camino.
Aún le recuerdan
como Diamantino».
("Creía en la gente". Juan José Téllez - Lucía Sócam)
Y FRANCISCO JAVIER VERDEJO, estudiante almeriense que fue asesinado a tiros por la Guardia Civil en la madrugada del 13 al 14 de agosto de 1976. Tenía 19 años y su delito –su sentencia de muerte– no fue otro mas que intentar hacer una pintada sobre un muro –un grafito, diríamos ahora– reivindicando para Andalucía "¡Pan, trabajo y libertad!". Joven evocado y reivindicado por Lucia, en su nuevo disco, musicalizando y cantando un texto de Joaquín Recio.
«¡Para tí Verdejo!
volveremos a pintar
sobre los muros del olvido
¡pan, trabajo y liberad!»
("Arenas y metrallas". Joaquín Recio - Lucía Sócam)
Lucía Sócam. (Fotografía de Pako Manzano). |
Junto al canto dedicado a esas cinco referencias históricas –canto a cinco enormes derroches de humanidad–, en el disco "VIEJOS TIEMPOS, NUEVOS TIEMPOS", nos encontramos también con una Lucía Sócam tierna y sensible que evoca en sus versos, y con su música, a las mujeres republicanas que la amamantaron –y nos amamantaron a muchos– con sed de libertad…; y a Amina, niña saharaui –hija del desierto– que reivindica con fe en su mirada, su derecho a "soñar" y a "ser feliz"; derechos que lamentable e injustamente, –junto con el derecho a la "esperanza"–, no figuran –ni con letras grandes, ni chicas– en ninguna de las Declaraciones Universales. (Hermosísima canción dedicada a Amina, en la que Alfonso Baro acompaña a Lucía con su guitarra y con su voz).
«Republicana…
heredera de la sangre de mi tierra
amamantándonos de sed de libertad.
Hundida en la miseria,
abandonada, criticada,
humillada por su gente.
Luchando y ganando
este pulso al destino
por sus hijos, como siempre».
("Republicana". Lucía Sócam).
«Tras la fe de su mirada
Amina ve pasar el tiempo […]
En la paz arrebatada
que Amina guarda en silencio
implora auxilio al sol naciente
que no castigue a su gente
danzando hacia el viento.
Amina quiere soñar,
limpiar sus manos y salir.
Amina quiere volar,
quiere ser feliz».
("Amina". Lucía Sócam).
Por último, el el canto de Lucía no podía quedar ausente la denuncia directa y clara de estos "nuevos tiempos" que nos están tocando vivir, en los que triunfa la locura y el desatino de la injusticia y de la impiedad descaradas. Denuncia interpelante a la que David Caro une el desgarro de su guitarra flamenca.
«Quién eres tú
que emerges del subsuelo
y disfrazado de consuelo
intentas detener mis pasos. […]
Quién eres tú
para privar a alguien de su casa.
Quién eres tú
para hipotecar la libre y publica enseñanza.
Quién eres tú
para embargar los sueños
para amordazar las ganas y el deseo. […]
Quién eres tú
para juzgar a dos personas que se quieren.
Quién eres tú
para señalarme por la ropa que yo lleve.
Quién eres tú
para embargar los sueños
para amordazar las ganas y el deseo».
("Quién eres tú". Lucía Sócam)
Después de todo lo "dicho, contado y cantado", sólo me queda por formular una conclusión: LUCÍA SÓCAM en su nuevo disco nos transmite y nos contagia una "poÉtica de la solidaridad" que retoma y actualiza los fundamentos de la llamada "poesía social": «Nuestros cantares no pueden ser sin pecado un adorno» (Gabriel Celaya). Y así es: los cantares de Lucía no lo son; en este caso, porque esta joven cantautora andaluza, a la que admiro profundamente, ha optado, con clara evidencia –como antes decía–, por "tomar partido hasta mancharse"… ¡Benditas sean sus "manchas"!… y, sobre todas ellas, benditas las hermosas "manchas" de su sensibilidad, su solidaridad, su sentido de la justicia y de su ternura.