"Rin, rin, rin... ¿Esta Diego?. (Foto de Laura Rebollo). |
Hoy vuelvo con un nuevo "cuelgue" de la sección del blog a la que he llamado genéricamnte "EN CASA DE...", y en la que como ya comenté –en el dedicado a Paco Cifuentes– lo que pretendo es acercarme al universo de la "canción de autor" y al de sus creadores, de una forma especialmente cálida, cercana y en un clima distendido y "relajao", es decir, "como en casa".
En esta ocasión he estado con DIEGO OJEDA en su casa, y de entrada he de decir que –acompañados de Laura Rebollo, que nos hizo las fotografías– pasamos una tarde no solamente musical y poéticamente intensa, sino también mágica y divertida... Os puedo asegurar que cuando me encontraba en la puerta de la casa de Diego, pidiéndole que me abriera, no me podía ni imaginar lo que después acontecería de forma totalmente espontánea e improvisada.
El motivo del encuentro y de nuestra conversación "hogareña" giraba, fundamentalmente, en torno al libro de poemas que Diego Ojeda acaba de publicar titulado "A pesar de los aviones" (Ed. Origami), y, de paso, –aunque de esto hablaremos otro día– de la muy próxima publicación de su nuevo multi-disco al que ha llamado "Canciones para amantes sin futuro". (Un triple CD del que puedo anticipar que viene cargado de grandes sorpresas).
Aquella tarde, que estuve en casa de Diego, el libro estaba todavía en proceso de impresión y solamente pudimos ver "en papel" la cubierta, el resto Diego me lo mostró, en su rinconcillo de trabajo, a través de su ordenador.
"A PESAR DE LOS AVIONES" es un poemario, escrito por Diego Ojeda, que recoge un conjunto de poemas todos ellos escritos en aviones, es decir, en los múltiples viajes aéreos que ha realizado este "compositor" canario; viajes –algunos de ellos, como él mismo comenta– a 45.000 pies del suelo.
El libro se divide en cuatro partes a las que Diego titula así: "Velocidad de no retorno", "Equipaje de mano", "Chaleco salvavidas" y "Salida de emergencia". Está prologado por Marwan y lo apadrinamos tres amigos que le queremos y le admiramos: Ignacio Martín Lerma, Marta Zubiria, y yo mismo; un apadrinamiento verbal en el que expresamos lo que nos han sugerido los texto de Diego.
En concreto, me voy a permitir reproducir aquí el texto que le escribí a Diego, tras leer su poemario. Antes, sin embargo, y para ir anticipando aquello de la magia y de la diversión que vivimos en su casa, os anticipo esta fotografía:
Volar o al menos soñar apasionantemente con volar, es necesario; yo diría que imprescindible. Ya lo afirmó Fernando Sabater: «Si soñamos con volar, es que vamos a volar, es que debemos volar»; afirmación que comparto, y que ahora Diego Ojeda viene a reafirmarnos en su obra poética “A pesar de los aviones”.
Es cierto que volar en aviones no es igual que hacerlo –si nos fuera posible– con nuestras propias alas, –ya me habría gustado a mí haber nacido con alas–; pero, a pesar de ello –«a pesar de los aviones» y, curiosamente, «en los aviones»–, Diego ha echado a volar su pasión por la escritura y como resultado surge este poemario, en cuatro tiempos, que es, en realidad, como una «carta de navegación aérea» en la que destacan dos coordenadas de muy profunda y comprometida humanidad.
La primera de esas coordenadas es la decisión adoptada por Diego, en sus poemas, de remontarse –con extraordinaria sensibilidad y lucidez– sobre su realidad más intima de amores y de rupturas; de encuentros y de soledades; o de latidos y pasiones idas que no tienen retorno. Es como si Diego, mi amigo Diego, desde allá arriba, entre las nubes, volando sobre sus propios «archipiélagos de dudas», hubiera decidido –consiguiéndolo– dominar, sin miedo, cualquier tipo de turbulencia. (A fin de cuentas el miedo se amortigua cuando –como es su caso– uno cuenta con un buen “chaleco salvavidas” habitado de “querencias” fiables, fieles y siempre dispuestas a la ternura. La mía entre ellas).
La segunda coordenada entre la que discurren los poemas que Diego nos ofrece en este libro, desborda planes y proyectos de urgencia para poner en práctica, sin perder ni un segundo, nada más concluir el aterrizaje: «Romper el parachoques de la soledad» y «vestirse de incendios e imprudencias»... «Darle la mano a la utopía y no dejar sueños pendientes».... «Soñar con revoluciones y medir el tiempo en latidos»... «Borrar los verbos grises y abrirle la boca a las palabras»... O «ponerle amortiguadores a las caídas y buscar besos de largo recorrido»... Coordenada que resulta entusiasmante y que refuerza con rotundidad un “derecho humano” que no figura en la Declaración Universal, pero que somos muchos los que no nos cansamos de reivindicarlo: el derecho a la esperanza... «Nada es eterno en el tiempo amigo mío – escribe Diego – salvo este viaje que compartimos hacia el país de la esperanza».
Hablando del nuevo libro, en un momento de la conversación y el encuentro "EN CASA DE DIEGO OJEDA", y evocando que los dos somos maestros de escuela, y que en ese sentido hay muchas cosas que nos unen, nos pusimos a construir aviones de papel y aquello fue ¡formidable!... Por toda la casa revolotearon aviones blancos; aviones de papel que serán multicolores en la presentación del libro que va a realizarse el próximo lunes en el ESPACIO CANARIAS de Madrid (Alcalá, 91).
Aquello se convirtió en un auténtico juego; observar la siguiente secuencia fotográfica tomada por Laura en un pequeña, pero maravillosa terraza que Diego tiene en su casa:
Tengo que decir que aquella tarde "EN CASA DE DIEGO OJEDA" le hicimos trabajar a Laura un montón, y ¡claro! nos propusimos que ella también saliera hoy en el blog..., ¿cómo?, pues así con su cámara y entrando en el juego, y... aprovechando un espejo salió esto:
... Laura fotografiándonos y los aviones inundando el salón. |
El motivo del encuentro y de nuestra conversación "hogareña" giraba, fundamentalmente, en torno al libro de poemas que Diego Ojeda acaba de publicar titulado "A pesar de los aviones" (Ed. Origami), y, de paso, –aunque de esto hablaremos otro día– de la muy próxima publicación de su nuevo multi-disco al que ha llamado "Canciones para amantes sin futuro". (Un triple CD del que puedo anticipar que viene cargado de grandes sorpresas).
Portada del primer poemario de Diego Ojeda. |
Aquella tarde, que estuve en casa de Diego, el libro estaba todavía en proceso de impresión y solamente pudimos ver "en papel" la cubierta, el resto Diego me lo mostró, en su rinconcillo de trabajo, a través de su ordenador.
(Foto de Laura Rebollo). |
"A PESAR DE LOS AVIONES" es un poemario, escrito por Diego Ojeda, que recoge un conjunto de poemas todos ellos escritos en aviones, es decir, en los múltiples viajes aéreos que ha realizado este "compositor" canario; viajes –algunos de ellos, como él mismo comenta– a 45.000 pies del suelo.
El libro se divide en cuatro partes a las que Diego titula así: "Velocidad de no retorno", "Equipaje de mano", "Chaleco salvavidas" y "Salida de emergencia". Está prologado por Marwan y lo apadrinamos tres amigos que le queremos y le admiramos: Ignacio Martín Lerma, Marta Zubiria, y yo mismo; un apadrinamiento verbal en el que expresamos lo que nos han sugerido los texto de Diego.
En concreto, me voy a permitir reproducir aquí el texto que le escribí a Diego, tras leer su poemario. Antes, sin embargo, y para ir anticipando aquello de la magia y de la diversión que vivimos en su casa, os anticipo esta fotografía:
«¡Sí!... "A pesar de los aviones"». (Foto de Laura Rebollo). |
Volar o al menos soñar apasionantemente con volar, es necesario; yo diría que imprescindible. Ya lo afirmó Fernando Sabater: «Si soñamos con volar, es que vamos a volar, es que debemos volar»; afirmación que comparto, y que ahora Diego Ojeda viene a reafirmarnos en su obra poética “A pesar de los aviones”.
Es cierto que volar en aviones no es igual que hacerlo –si nos fuera posible– con nuestras propias alas, –ya me habría gustado a mí haber nacido con alas–; pero, a pesar de ello –«a pesar de los aviones» y, curiosamente, «en los aviones»–, Diego ha echado a volar su pasión por la escritura y como resultado surge este poemario, en cuatro tiempos, que es, en realidad, como una «carta de navegación aérea» en la que destacan dos coordenadas de muy profunda y comprometida humanidad.
La primera de esas coordenadas es la decisión adoptada por Diego, en sus poemas, de remontarse –con extraordinaria sensibilidad y lucidez– sobre su realidad más intima de amores y de rupturas; de encuentros y de soledades; o de latidos y pasiones idas que no tienen retorno. Es como si Diego, mi amigo Diego, desde allá arriba, entre las nubes, volando sobre sus propios «archipiélagos de dudas», hubiera decidido –consiguiéndolo– dominar, sin miedo, cualquier tipo de turbulencia. (A fin de cuentas el miedo se amortigua cuando –como es su caso– uno cuenta con un buen “chaleco salvavidas” habitado de “querencias” fiables, fieles y siempre dispuestas a la ternura. La mía entre ellas).
La segunda coordenada entre la que discurren los poemas que Diego nos ofrece en este libro, desborda planes y proyectos de urgencia para poner en práctica, sin perder ni un segundo, nada más concluir el aterrizaje: «Romper el parachoques de la soledad» y «vestirse de incendios e imprudencias»... «Darle la mano a la utopía y no dejar sueños pendientes».... «Soñar con revoluciones y medir el tiempo en latidos»... «Borrar los verbos grises y abrirle la boca a las palabras»... O «ponerle amortiguadores a las caídas y buscar besos de largo recorrido»... Coordenada que resulta entusiasmante y que refuerza con rotundidad un “derecho humano” que no figura en la Declaración Universal, pero que somos muchos los que no nos cansamos de reivindicarlo: el derecho a la esperanza... «Nada es eterno en el tiempo amigo mío – escribe Diego – salvo este viaje que compartimos hacia el país de la esperanza».
Hablando del nuevo libro, en un momento de la conversación y el encuentro "EN CASA DE DIEGO OJEDA", y evocando que los dos somos maestros de escuela, y que en ese sentido hay muchas cosas que nos unen, nos pusimos a construir aviones de papel y aquello fue ¡formidable!... Por toda la casa revolotearon aviones blancos; aviones de papel que serán multicolores en la presentación del libro que va a realizarse el próximo lunes en el ESPACIO CANARIAS de Madrid (Alcalá, 91).
Aquello se convirtió en un auténtico juego; observar la siguiente secuencia fotográfica tomada por Laura en un pequeña, pero maravillosa terraza que Diego tiene en su casa:
«Hoy quiero un país mas libre,
sin anestesias y ansiolíticos,
sin barreras y cansancio,
sin dolor en la memoria.
Quiero una ciudad sin tiempo,
sin melancolía y angustia,
sin gritos y frustraciones,
sin sobredosis de mentiras.
Hoy no voy a resignarme
pensando que las cosas
podían haber sido mejor de otro modo.
No voy aceptar la dictadura de las urnas,
la amenaza de la telediarios
ni el invierno de los mercados.
Hoy voy a quemar las banderas
y voy a reiniciar algún principio,
hoy voy a rimar con el arte
mi corazón republicano,
que baila mejor de noche,
que se columpia entre la cordura
y el instinto,
que entiende de despedidas,
de dudas
y de pecados,
del morbo de la aventura.
Que una revolución es un acantilado,
igual que una página en blanco
para un poema».
Concluyo recordando una cosita importante: el próximo lunes, día 26 de marzo, –o sea, el próximo lunes– a las 20:00 horas se presentará el poemario de Diego Ojeda en el ESPACIO CANARIAS situado en la calle Alcalá 9, de Madrid, frente al Retiro... ¡Allí estaremos, por supuesto!... Y ¡allí nos vemos, por supuesto también!
"A pesar de los aviones", nuevo libro de Diego Ojeda, "Canciones para amantes sin futuro", nuevo triple CD de Diego Ojeda, una guitarra, dos aviones de papel y un millón de ilusiones. |