Una de los motivos por las que le estoy especialmente agradecido a la vida es porque me sigue acrecentando la capacidad de asombro –asombro positivo y esperanzador– sobre todo ante algunas de las personas con las que, inesperadamente, me voy encontrando en mi camino. En realidad yo creo que poseer y conservar esa capacidad de asombro es una forma de sentir que "estamos vivos" y que la vida nos depara sorpresas insospechadas.
Entre las personas que recientemente han conseguido asombrarme está Rafa Bocero, compositor, trovador, filósofo, educador y, sobre todo, un cordobés sensible y "mu buena gente".
Rafa Bocero. |
Rafa, con evidentes raíces sureñas y con un dominio total de la guitarra, grabó en 2006 un precioso CD titulado "Esencia", del que yo destacaría tres temas que me han parecido especialmente interesantes por su "desnudez", o si se prefiere, por su "jondura" –o profundidad de sentimientos y de latidos–; me refiero a "Preludio desierto", bellísimo instrumental a guitarra que se funde con su "Romance de pies descalzos"; y "Fuego": «Tras lo vastos escombros / que cubren la ciudad / se asoma en pequeña pero fuerte forma / toda la esperanza / que puede dar la vida». (Escuchando a Rafael Bocero no he podido evitar la evocación de voces clásicas del cantar de raíces andaluces como las de Carlos Cano, Antonio Mata, Benito Moreno o Juan Antonio Muriel).
Dos años más tarde Rafa retomó algunas de las canciones de "Esencia" –con nuevos arreglos– en un segundo CD'Single titulado "Dime que" que incluye un nuevo tema llamado "La patria de los locos", en el que le acompaña a la guitarra Paco Marín que fue componente del mítico grupo cordobés "Pabellón psiquiátro". Es importante destacar también que, en ambos discos, Rafa cuenta con el acompañamiento, a la guitarra flamenca, de José Manuel Hierro, guitarrista cordobés que ha grabado un mágico álbum en solitario titulado "Naturabell. Concierto para momentos bajo la luna".
Hasta aquí todo normal, dentro de un orden... Pero ahora empieza el asombro... Hace unos días, me encontré en Madrid con Rafa, hablamos "relajaos" y largamente, y surgió lo inesperado:
Rafa Bocero. |
«La Trova –afirma Rafa– es una de las mayores manifestaciones artísticas que ha dado la música, y tuvo su origen en Andalucía. Fue Muqaddam Ibn al Mu'afa, conocido como "El Ciego de Córdoba", quien en el siglo IX, uniendo la poesía y la música –dentro de una estructura artística popularizada por él, llamada "Muwashaha", o "Moaxaja"– introdujo en la Historia el oficio de Trovar. Posteriormente, en el siglo XI, Ibn Guzmán –oriundo de Cabra (Córdoba)– siguiendo la tradición creó una variante de la Muqaddam a la que se le llama "Zejel"».
«Este género, cultivado en España, era interpretado esencialmente por una cantora o cantor, agarrados a un instrumento de cuerda, el laúd, precursor de nuestra actual guitarra. Género que, poco a poco, fue introduciéndose e las culturas vecinas como la portuguesa, la galaica, la francesa, la italiana, y que finalmente se ha hecho universal.
Rafa Bocero. |
El segundo motivo de mi asombro frente a Rafa Bocero es que ha puesto en marcha un proyecto pedagógico apasionante al que ha llamado "JUGAR A TROVAR" (¡precioso nombre!); menos mal que lo tiene registrado, porque, yo –que soy pedagogo y algo sé de esas cosas– considero que es una idea magnífica y totalmente innovadora... Me encanta escucharle decir a Rafa que lo que pretende, sobre todo, es que se cumplan las Derechos del Menor, y en particular, "el derecho que todos los niños y las niñas tienen a aprender, a pensar, a jugar, a dialogar y a disfrutar".
De momento decir que este proyecto lo está iniciando colaborando con la Asociación de Padres de Niños Diabéticos, de Córdoba, y con varios centros cívicos de esa misma ciudad... En otro cuelgue, hablaremos con detalle de este bellísimo proyecto... hay que esperar a que Rafa lo tenga totalmente desarrollado y experimentado... ¡que será pronto!.
Y concluyo volviendo al principio: Pues sí, ¡gracias a la vida! –que diría Violeta– porque siguen asombrándome felizmente seres humanos como Rafa Bocero.