En estos días estoy viviendo una intensa alegría compartida con la que está sintiendo el pueblo cubano en estos momentos de luz y de esperanza. ¡Ojalá que este sea el pórtico definitivo que abra para Cuba un horizonte imparable de auténtica libertad, de justicia, de igualdad y, sobre todo, de dignidad!
He de decir también, que a esa alegría se está uniendo aquí dentro –en mi corazón y en mi sensibilidad– el recuerdo entrañable de amigos y amigas cubanos y cubanas que se nos fueron, que lucharon inmensamente por la libertad, y que habrían sido especialmente felices en estos momentos... Clara Díaz –que tanto me enseñó y con la que tanto compartí–, Sara González, Santigo Feliu, Noél Nícola, Teresita Fernández..., y, en particular CARLOS PUEBLA, mi gran maestro de libertades, de sueños, de revoluciones y de esperanzas.
Permitidme que durante los días que quedan para finalizar el año 2014 –teniendo presente a todos los antes nombrados y a todo los hermanos y hermanas cubanas– le dedique varios "cuelgues"a Carlos Puebla, cantor y trovador amigo, al que me es imposible olvidar, y, muy especialmente, en estos momentos.
«Yo canto porque el presente
no es de pena ni es de llanto,
por eso es que cuando canto,
canto lo que el pueblo siente.
Soy del pueblo,
pueblo soy,
y adonde me lleva el pueblo
voy.
Como cantar es mi oficio
yo canto el esfuerzo duro
de construir el futuro
con alegre sacrificio.
Por el pueblo voy pasando
y oyendo su sentimiento,
lo recojo, y al momento,
se lo devuelvo cantando.
Lo poco que doy lo ofrezco
con alegría y encanto
al pueblo le doy mi canto
porque al pueblo pertenezco.
Con alegría serena
canto lo que el pueblo siente
y canto porque el presente
no es de llanto ni es de pena».
Carlos Puebla nació en Manzanillo, provincia de Granma, el 11 de septiembre de 1917, y falleció en La Habana, el 12 de julio de 1989.
Desde muy joven aprendió a tocar la guitarra y comenzó a componer sus primeras canciones, en las que, desde el principio, proyectó siempre evidentes gestos de solidaridad y un claro compromiso social y político en defensa de la libertad, sobre todo frente al imperialismo yanqui al que se encontraba sometido el pueblo cubano. Actitud creadora, solidaria y comprometida que Carlos supo compaginar, en todo momento, con la composición de hermosas canciones de amor entretejidas de encuentros y desencuentros; de grandes pasiones, de alegrías y de felicidad y, por supuesto, también, de amores rotos, de esperanzas inútiles y de sufrimientos.
En torno a esas canciones de amor, se ha publicado un interesantísimo disco titulado "Complicidad. Carlos Puebla en otras voces" (2003), en el que se recogen trece temas inéditos interpretados por varios artistas cubanos. Os propongo escuchar, por ejemplo, la canción titulada "Si me acuerdo de ti" interpretada por Manuel Argudín y Bárbara Llanes:
Volviendo sobre la proyección solidaria y sobre el contenido social y político que muestran la gran mayoría de las canciones de Carlos Puebla, es importante tener en cuenta que ésa fue una línea de composición asumida ya a finales de los años treinta –es decir, mucho antes de la revolución de 1959–, como resultado de las reflexiones y de los interrogantes que él mismo empezó a formularse, en su juventud, al comparar el contenido transmitido por las canciones comerciales de la época con la realidad que personalmente vivía en su entorno, origen que el propio Carlos se lo explicaba a Mario Benedetti en una entrevista publicada en la revista argentina "Crisis", diciembre de 1974:
«Mira por ejemplo la guajira –le decía–. La guajira es la canción preferida del campesino. El campesino siempre canta en guajira. Recuerdo que había una muy linda y que decía: "En mi ranchito de yagua/ donde impera la alegría". A mi eso me parecía una infamia, porque ni la alegría ni la tristeza son inherentes al hombre, es decir, nadie nace alegre ni triste, depende del medio ambiente. En un ranchito de yagua lo que hay es piso de tierra, cucarachas, ratones, alacranes, niños que están llenos de parásitos. Además, el campesino no era el dueño de las tierras; ni siquiera arrendatario. ¿Cómo iba a vivir allí feliz? Todo era puro paisaje: siempre se cantaba qué lindo el campo, qué linda la palmera, qué lindo el murmullo del río, pero yo me preguntaba: y el hombre ¿dónde está? El hombre nunca aparecía. Entonces me propuse hacer una canción donde apareciera el hombre, com sus miserias y sus luchas. Y así me encaminé por ese sendero.»
Un sendero de composición poética que Carlos Puebla emprendió, sabiamente asumiendo tres características: la sencillez, el sentido del humor criollo, y un estilo, a veces narrativo, y otras descriptivo, muy próximo al de una crónica periodística, es decir, cercano a la realidad y al acontecer cotidiano. Características en las que fue "sabio" y de las que hablaremos extensamente en el próximo "cuelgue".
«Mira por ejemplo la guajira –le decía–. La guajira es la canción preferida del campesino. El campesino siempre canta en guajira. Recuerdo que había una muy linda y que decía: "En mi ranchito de yagua/ donde impera la alegría". A mi eso me parecía una infamia, porque ni la alegría ni la tristeza son inherentes al hombre, es decir, nadie nace alegre ni triste, depende del medio ambiente. En un ranchito de yagua lo que hay es piso de tierra, cucarachas, ratones, alacranes, niños que están llenos de parásitos. Además, el campesino no era el dueño de las tierras; ni siquiera arrendatario. ¿Cómo iba a vivir allí feliz? Todo era puro paisaje: siempre se cantaba qué lindo el campo, qué linda la palmera, qué lindo el murmullo del río, pero yo me preguntaba: y el hombre ¿dónde está? El hombre nunca aparecía. Entonces me propuse hacer una canción donde apareciera el hombre, com sus miserias y sus luchas. Y así me encaminé por ese sendero.»
Un sendero de composición poética que Carlos Puebla emprendió, sabiamente asumiendo tres características: la sencillez, el sentido del humor criollo, y un estilo, a veces narrativo, y otras descriptivo, muy próximo al de una crónica periodística, es decir, cercano a la realidad y al acontecer cotidiano. Características en las que fue "sabio" y de las que hablaremos extensamente en el próximo "cuelgue".
CARLOS PUEBLA... ¡Inolvidable! |