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jueves, 15 de mayo de 2025

"SE PIERDE SI NO SE DA", NUEVO LIBRO Y NUEVAS CANCIONES DE "DANIEL MATA EN EL CALLEJÓN DEL GATO". PRÓLOGO.

Viendo y escuchando este nuevo libro/disco de “Daniel Mata en El Callejón del Gato”, al que ha titulado, sabia y oportunamente, “Se pierde si no se da” –¡que razón lleva!–, me ha venido, no sé si a la mente o al corazón, el inicio de un texto de la poeta y amiga Isabel Escudero –que se nos fue en marzo de 2017– en el que, tras proclamar con rotundidad que “El cantar tiene sentido”, afirma que «esto de hacer sonar la poesía en un mundo en el que la poesía está confinada a la lectura muda, al libro y a la firma del autor, cantar la lengua y lanzarla a los aires limpia, confiado en la música de las palabras, [...] eso es ARTE.»

Por supuesto que sí, lo vengo creyendo hace muchos años. Como dice Isabel, ponerle música a la palabra poética y cantarla «como quién respira» –que diría Gabriel Celaya– ¡es ARTE!, el nada fácil “arte” de dar a luz una bella, bendita y simbólica “encarnación”: “Que la palabra se haga música y que habite entre nosotros para que podamos sentirla y disfrutarla”.

En ese contexto, afirmo –sin ningún titubeo– que “Se pierde si no se da”, octavo disco de Daniel Mata, es ARTE y a la vez es LUZ, un destello luminoso de esa simbólica “encarnación” a la que antes hacía referencia. Pero además no sólo este libro/disco es “arte y luz”. sino que, en general, lo es, igualmente. todo su trabajo creador y la totalidad de su obra.

Daniel hace ya muchos años que viene practicando el viejo oficio trovadoresco de que “la palabra se haga música” y además, desmarcándose del tópico achacado a los “cantautores” –por cierto injusto y falso como generalización–, de priorizar la letra de sus canciones y de considerar la música como un simple acompañamiento. No es ese el caso de Daniel Mata. Él es un buen compositor y en sus canciones la letra y la música se funden y ser hermanan enriqueciéndose mutuamente en belleza y expresividad.

Este hermoso trabajo “trovaderesco” que borda Daniel, al que él suele llamar “poesía cantada”, personalmente lo descubrí en el año 2010, cuando tuve en mis manos y disfruté escuchado su disco precisamente titulado así: “Poesía cantada”. Un disco del que ese mismo año escribí lo siguiente:

«Ahora ”Daniel Mata en el Callejón del Gato” se ha decido a descubrir y abrazar el brillo pequeño, sutil y penetrante que tiene la poesía, y a echarla a volar alto entregándole su voz y, sobre todo, la alegría sureña de su música libre, "desmelená" y sin limitaciones de forma, de género, de ritmo o de estilo».

Hoy, catorce años después, escuchando las dieciocho canciones que componen su nueva obra “Se pierde si no se da”, diría esencialmente lo mismo pero en este momento redimensionado gracias a su mayor madurez personal; a su indiscutible profesionalidad artística y, muy especialmente, a su acrecentada pasión por la poesía.

Daniel, hoy por hoy, recorre, siente y escudriña ”de lo alto y a lo bajo” –“de aquí y de allá”– la voz de los poetas que pueblan nuestra literatura; Grandes poetas, hombres y mujeres, de ayer y de hoy, y de distintas generaciones. Poetas, algunos y algunas, ya muy musicalizados y cantados en nuestro país –como Antonio Machado, Agustín García Calvo o Gloria Fuertes–. Impresionantes poetas de la Generación del 27 conocidas como “Las sinsombrero”, que ahora, ya ¡por fin!, se empiezan a cantar como Concha Méndez o Carmen Conde, Y poetas –siempre ellas y ellos– más jóvenes que Daniel imparablemente va descubriendo, sintiendo y musicalizando para permitirnos que en su voz y con su música también podamos disfrutarlos.

Quisiera resaltar también algo que aporta este libro/disco que muy pocas veces lo he encontrado en obras similares. En él, conforme te adentras el la audición de las canciones, en los apuntes y comentarios que Daniel va haciendo en torno a cada poema y su autor o autora, e incluso en la entrevista que nos comparte al final de la obra, se entrecruzan y se funden “historias” muy distintas que se convierten en un hermoso y silencioso canto a la diversidad.

Me estoy refiriendo, por ejemplo, a la historia que pueda transmitirnos cada poema; a la historia personal de cada poeta; a la de Daniel en su encuentro con cada uno de ellos –poeta y poema–, y a la propia “viviografía” de “Daniel Mata en el Callejón del Gato”, autor de este formidable proyecto en el que van encontrándose y confluyendo en armonía todas esas historias.

Pues sí Daniel, dicho todo lo anterior, tienes razón, “Se pierde si no se da”, y en este libro/disco o disco/libro –¡qué mas da!– nos “das mucho”; sobre todo nos permites encontrarnos y disfrutar con tanta belleza y sensibilidades que no me queda mas que darte las gracias y seguir escuchando tus dieciocho nuevas canciones... ¡GRACIAS Daniel por impedir que se pierda el tesoro poético, musical y sentimental que nos das con tu esfuerzo, tu entusiasmo y tu trabajo!

FERNANDO G. LUCINI 

miércoles, 26 de marzo de 2025

VUELVO A MI ATALAYA. SOBRE LA REIVINDICACIÓN DE CARLOS CANO


VUELVO A MI ATALAYA. Rinconcillo íntimo y relajante para recordar, sentir, soñar y escribir lo que me salga del "alma". Hoy, después de tanto tiempo, reivindicar la grandeza de un amigo que se me fue demasiado pronto: CARLOS CANO.

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Acabo de leer en “La Razón” de Andalucía unas declaraciones de Amaranta, una de las hijas de Carlos Cano, sobre la urgente e imprescindible recuperación de la obra poética y musical del gran cantautor granadino. Me da muchísima alegría que se produzca esa reivindicación porque la presencia y el latido de Carlos en la historia de nuestra cultura popular, no solo andaluza, es incuestionable y enriquecedora.

Al hilo de esas declaraciones de Amaranta me gustaría hacer un par de comentarios.

• El primero sobre la canción “A las cinco de un cinco de junio” de Carlos Cano que su hija quiere rescatar porque afirma que es “desconocida”. No Amaranta, yo diría que relativamente desconocido, se trata de una bellísima canción que Carlos antes de morir se la dio a MARÍA DOLORES PRADERA con el fin de que la cantara y que María Dolores arregló, interpretó y grabo en su disco “A Carlos Cano” publicado en 2001, o sea, meses después de su fallecimiento. Uno de los mas hermosos y escuchados de nuestra "praderita ausente".

Recuerdo perfectamente aquel día en que Carlos le ofreció la canción a María Dolores. Carlos grabó la canción en un casete y se la dio personalmente a María Dolores un día de los que nos reuníamos con ella en su casa. También recuerdo, como si fuera hoy, que pocos días después de que se nos fuera Carlos, Maria Dolores me llamó, fui a su casa, me puso el casete y me anunció que iba a grabarla en su nuevo disco.


¡Fue María Dolores Pradera quien primero y realmente le rindió su homenaje a esa “pieza musical! Por aquello de la “memoria contra el olvido conviene recordarlo. Por otra parte sé que a Carlos le gustará que lo cuente. El bien sabía que su canción caía en muy buenas manos y sensibilidad.

• Respecto a lo que plantea la hija de Carlos Cano sobre “el estudio de Carlos Cano a nivel educativo”, me parece fantástico y es algo que personalmente he reivindicado y por lo que he luchado durante los sesenta años que llevo dedicados al estudio y la difusión de la “canción de autor”.

Permitidme que cuente una preciosa anécdota a ese respecto. Voy a “corta y pegar” los párrafos del libro “Mi vida entre canciones” en los que la narro. 

Fue en 1977.

«La primera vez que supe de la existencia de Carlos, y que le escuché cantar, fue a través de su primer LP “A duras penas”; disco de referencia que me dejó tremendamente impactado. […] Fue tanto lo que me prendió aquel primer disco de Carlos que cuando tuve la oportunidad de empezar a redactar mis crónicas en el periódico escolar “Saeta Azul”  le dedique una de ellas. (“Saeta Azul" –nunca me gustó este nombre–, era un magnífico periódico escolar de edición quincenal, publicado en Sevilla, creado y respaldado por José María Javierre, académico de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras e Hijo Adoptivo de Sevilla en 1997).

»Aquella crónica publicada en la segunda quincena de marzo de 1977, a la que titulé “Carlos Cano y la Nueva Canción Andaluza”, dado que el periódico llegaba a cientos de colegios y familias en Andalucia tuvo una repercusión sorprendente. Recuerdo perfectamente que aquel número de la revista (concretamente el 56) tuvo que ser reeditado dos veces.

»En el momento en que publiqué aquella crónica, Carlos estaba grabando su segundo LP: “A la luz de los cantares”. Antonio Muñoz, que en aquel momento era su manager y su mano derecha, me localizó en Madrid y me pidió si era posible hacer algo similar con el nuevo disco. Yo estaba a punto de dejar el periódico por sobrecarga de trabajo, pero, por supuesto, le dije que sí. Estaba convencido de que aquel segundo disco de Carlos Cano sería tan bueno como el primero, y de que merecería la pena escribir sobre él y recomendarlo.»

Aquella crónica, titulada como el disco, "A la luz de los cantares de Carlos Cano", salió en la primera quincena de marzo de 1978, fue el último articulo que escribí para la revista. Recuerdo que acababa con el siguiente texto dedicado, como diría Blas Infante, a la “patria andaluza”:

«Y ahora solo me queda recomendaros la audición de las canciones. Seáis de donde seáis, compararlas con eso que se llama "folclorismo andaluz" y juzgar, contrastar y opinar. Y, sobre todo, intentar penetrar, gustar, percibir y sentir esa realidad de país que se llama Andalucía.»

Amaranta, hija de Carlos, es lógico que no recuerde aquella experiencia, si no me equivoco en aquel momento debía tener unos 3 años.

Así que, ¡adelante!. Por mi parte ahí estaré, reivindicando la grandeza de Carlos "al límite". Aún quedan, y me quedan, muchas cosas que recordar y que contar contra el maldito "olvido". Ahí estaré siempre aunque no salga en la foto.

viernes, 1 de noviembre de 2024

YA PUEDE VISITARTE EN "INSTAGRAM·" LA CUENTA "CANTARCOMORESPIRAS" Y EN ELLA LAS DOS PRIMERAS PUBLICACIONES SOBRE LUIS EDUARDO AUTE

EL jueves, 18 de noviembre de 2010, puse en marcha este Blog al que, pensando en el gran poeta, amigo del alma, GABRIEL CELAYA, titulé “CANTEMOS COMO QUIEN RESPIRA”. Un blog que sigo manteniendo, en el que escribo con frecuencia y en el que gracias a todos vosotros y vosotras recibido más de 2.751.700 visitas.

Hoy, catorce años después, y ya en la “recta final” de mi aventura de vivir, he decidido iniciar una cuenta en “instagram” dedicada directamente a GABRIEL y a la que –manteniendo su mismo recuerdo que en 2010– he llamado “CANTARCOMORESPIRAS”.


En este nuevo rinconcito personal, mientras que me sea posible, voy a rendirle homenaje a los CANTAUTORES y CANTAUTORAS de todas las generaciones y de muy diferentes países, que han sido esenciales en mi vida, o sea, aquellos o aquellas que, por unas u otras razones, y fundamentalmente por la calidad de sus canciones, han sido “claves” para mi desarrollo personal, tanto intelectual como afectivo.

Quiero sencillamente que cada palabra que escriba allí, como las que escribo aquí, sigan siendo una reivindicación de "la memoria contra el olvido" y, a la vez, un sencillo gesto de agradecimiento a todos los creadores que vayan apareciendo, estén, o no estén ya, entre nosotros.

De momento ya he incorporado a la cuenta las dos primeras publicaciones dedicadas a LUIS EDUARDO AUTE, y, la semana que viene aparecerá la tercera.


Os invito a visitar esas nuevas publicaciones en instagram que siempre convivirán con las que  "cuelgo" por aquí. Este es el nuevo enlace de "cantarcomorespiras":


martes, 8 de octubre de 2024

MIS MEMORIAS BIBLIOGRÁFICAS (19): «SUEÑO, LUEGO EXISTO» Y LA PEQUEÑA HISTORIA QUE LE VIO NACER (1996)

En 1996 publique un libro titulado "Sueño, luego existo. Reflexiones para una educación en la esperanza" ilustrado por mi buen amigo, recientemente fallecido, ALFREDO GONZÁLEZ. Sin duda uno de mis libros que más aprecio y con el que pasados los años me sigo sintiendo totalmente proyectado e identificado.

Este libro nació una mañana en la habitación de un hotel de Barcelona. En principio tenía pensado llamarlo Técnicas y recursos para la educación en los valores, pero una pequeña e inesperada experiencia, vivida en un centro comercial, me hizo cambiar totalmente de idea. Aquella fue una experiencia tan inesperada y sorprendente para mí que, cuando me puse a escribirlo con nuevo título y contenido, decidí dedicar el primer capítulo a narrar lo que me ocurrió y viví aquella mañana.

Hoy, pasados más de veinte años, ya con el libro total y definitivamente agotado, me apetece compartir un resumen de aquel primer capítulo. Fue una experiencia que difícilmente olvidaré y en la que, una vez más, hubo una canción que también intervino como protagonista:

«Son las once de la noche. Me encuentro en la habitación de un hotel. Mañana no tengo ningún compromiso hasta la tarde y decido que, nada más levantarme, me quedaré en la habitación para iniciar el manuscrito de mi nuevo libro.

»[…] Suena el despertador, me ducho, desayuno y me dispongo a ordenar la mesa de la habitación del hotel sobre la que enseguida me pondré a escribir. Saco mi lápiz…, y me doy cuenta de que no tengo libreta. (Uno tiene sus costumbres o sus manías particulares, y a mi me gusta estrenar libreta cada vez que me dispongo a escribir un nuevo libro; soy de esas personas a las que una libreta nueva y un lápiz, con mina del 0'5, les resultan unos elementos insustituibles a la hora de empezar a crear.)

»Decido salir a la rambla para comprarme una libreta. Entro en una tienda, de esas en las que se vende de casi todo, y busco lo que necesito…; una vez que lo encuentro, me dirijo a la caja, pago su importe y el dependiente, muy amablemente, introduce mi pequeña adquisición en una gran bolsa de un atractivo e intenso color rojo. (Pienso que es mucha bolsa para tan poca libreta, pero no le doy mayor importancia.)

»Ya en la calle, me llama la atención un gran texto que viene impreso en la bolsa que llevo en la mano: un texto que hasta ese momento me había pasado totalmente inadvertido. Me paro y lo leo lleno de curiosidad. "COMPRO, LUEGO EXISTO".

»¡Es alucinante!… Mira por donde, resulta que, como consecuencia de la necesidad que he sentido esta mañana de comprarme una libreta, acabo de tener la oportunidad de redescubrir y de tomar conciencia de que "existo"; un gran razonamiento y, por lo visto, una rotunda conclusión a la que he podido llegar, de forma inesperada y por sorpresa, gracias a eso a lo que hoy llamamos publicidad y la sociedad de consumo.

»[…] Sigo caminando en dirección al hotel y, de vez en cuando, al pasar por un escaparate o por algún espejo, me miro y me contemplo con mi bolsa roja en la mano: "Compro, luego existo"… De repente, siento como si Descartes, me acompañara en la imaginación y en el pensamiento; ¿quién le iba a decir a él que, prácticamente ya en el siglo XXI, su famosa frase iba a pasearse, airosa y manipulada, por una avenida? "Ya ves, amigo Descartes, parece que en la actualidad lo del pensar para existir no está de moda ni interesa demasiado; hoy por hoy "comprar" es lo más importante". 

»Ya en el hotel, antes de sentarme a escribir, hojeo el periódico. Mi mirada se detiene ante un gran titular de una noticia tomada de un informe de la Fundación Foessa: 

»Siento como la noticia me despierta un sentimiento de preocupación y de desgarro; un sentimiento diferente del que habitualmente me provocan informaciones como ésta, y, sin poder evitarlo, dirijo de nuevo mi mirada hacia la bolsa roja que descansa en un rincón de la habitación: "Compro, luego existo".

»De repente, al volver a contemplarla, surge, precipitada en mi sensibilidad, la necesidad de coger un lápiz y de escribir algo en la primera página de mi nueva libreta:

»"Si el veinte por ciento de los españoles se encuentra bajo el umbral de la pobreza, esto quiere decir que prácticamente no pueden comprar…; si no pueden comprar es que no existen…; luego la cosa es clara, a pesar de lo que dice hoy el periódico, los pobres no existen… Conclusión: ¡Tranquilo Fernando!; ¡pasa la página!; ¡no hay por qué preocuparse!. Déjate de silogismos y de tonterías y aprovecha el tiempo: ponte a escribir el nuevo libro".

»¡De tranquilo, nada!, me digo a mi mismo; y mi preocupación, transformada cada vez más en indignación, se acreciera.

»¡No! Yo no estoy dispuesto a que se produzca en mi interior aquello que Vicente Molina Foix comentaba en uno de sus artículos: "La capacidad de condolencia del ser humano es limitada, como todos nuestros resortes ante el gran dolor, y llegados a un punto de costumbre en las desgracias, cedemos a la tentación de pasar la página".

»A mi me resulta cada vez más difícil acostumbrarme, o refugiarme en la indiferencia ante el sufrimiento y el dolor.

»[…] Llegado a este punto de mis reflexiones, se me acrecientan las ganas y la necesidad de ponerme a escribir, pero me doy cuenta de que lo inesperadamente vivido en esta mañana me está llevando a replantearme el contenido de lo que en principio había pensado que podría ser este libro. No puedo, ni debo, desarrollar un libro sobre "técnicas y recursos para la educación en los valores" descontextualizado de la realidad en que esos valores tienen que ser descubierto, vividos e interiorizados.

»[…] El tiempo pasa demasiado deprisa. Miro el reloj y me doy cuenta de que pronto serán las doce. Parece evidente que poco es lo que voy a escribir esta mañana… Decido relajarme un poco. Me levanto, cojo el pequeño aparato de música que siempre me acompaña cuando salgo de viaje […] y busco una de las canciones que normalmente suelen acompañarme cuando me encuentro lejos de casa. Es una bella y apasionada canción de Lluís Llach que con frecuencia me sirve de antídoto en las horas o en los momentos en los que me tienta la oscuridad, o me acorralan el desaliento y la impotencia. ¡Necesito volver a escucharla!

»Suena contundente la voz de Lluís. Cierro los ojos y escucho:


"Somniem. Sí inevitablement, 
el somni d'avui com possibilitat del demà [...]
Per això, que ningú no s'avergonyeixi de dir, 
que ningú no s'avergonyeixi de cridar:
somniem, si, constantment, 
somniem sense límits en els somnis,
somniem fins l'inimaginable.
Somniem sempre,
i ho esperem tot, hem après l'art d'esperar, 
aquest art d'esperar
en nits interminables d'impotència; 
sabem esperar i ho esperem tot, tot…"
(«Somniem». Lluís Llach.)

»Miro el reloj: ya son casi las dos. Mi nueva libreta permanece sobre la mesa, casi intacta. Decido salir a comer y dejar para mañana, si no pasa nada, el momento de empezar a escribir, definitivamente, el libro que con tantas ganas pretendía empezar hoy.

»Me dispongo a salir de la habitación, y mientras me dirijo a la puerta, no puedo evitar volver a encontrarme con la bolsa provocadora…; la miro y, por un momento, parece como si me sonriera en una especie de gesto agradecido, tal vez porque en algún momento temiese que, dada mi indignación, pudiera golpearla o destruirla…; a veces las cosas cuando convives con ellas y llegan a formar parte de tu espacio más íntimo, parece que tienen alma.

»Entonces, un poco conmovido por su imaginado gesto, vuelvo a mi mesa, arranco una hoja de la libreta y, con un rotulador, imitando el tipo y el tamaño de letra del "Compro, luego existo", escribo una frase; una frase que en este momento para mí sintetiza y expresa mis verdaderas e irrenunciables convicciones y mis sentimientos más profundos. Tomo una barra de pegamento y, rescatando la bolsa de su rincón, pego mi frase sobre ella: "SUEÑO, LUEGO EXISTO".

»Intuyo que la bolsa vuelve a sonreírme, ahora contenta y agradecida; se nota que le gusta su traje nuevo, y yo, al mirarla, esta vez me siento feliz y satisfecho, y tomo la decisión de retrasar mi almuerzo para hacer algo que me apetece mucho y que, aunque soy consciente de que tan sólo es un pequeño gesto, para mi, en este momento, es muy importante.

»Cojo cuidadosamente la bolsa y salgo con ella a la calle; mis pasos me llevan directamente hacia la puerta de la tienda en la que, a primera hora de la mañana, compré la libreta; durante un buen rato me dedico a pasear por la acera para suscitar la atención sobre todo de los transeúntes que, como yo, llevan una bolsa de aquella tienda en la mano…; las reacciones de la gente son extraordinarias; hay quien me mira con cara de extrañeza, hay quien me sonríe, quien pasa de largo creyendo que estoy "chalao" y quienes, al comparar su bolsa con la mía, me regalan un sencillo gesto de complicidad. ¡Ha merecido la pena la experiencia!

»Poco después decido volver al hotel, y en el camino de regreso llego a una conclusión: en el nuevo libro, que empezaré a escribir mañana mismo, tengo que contar la experiencia que acabo de vivir; es más le voy a cambiar el título y hasta el contenido, voy a llamarlo "SUEÑO, LUEGO EXISTO"

martes, 24 de septiembre de 2024

MIS MEMORIAS BIBLIOGRÁFICAS (18): PROYECTO "APRENDER A VIVIR" (1994-1997)

Una vez que empecé a trabajar en la Editorial ANAYA, fue en 1993, con el sello editorial ALAUDA-ANAYA, puse en marcha un proyecto de "Educación para la Paz y los Derechos Humanos" –o "Educación en valores democráticos"– al que llamé APRENDER A VIVIR. 

Aquel proyecto nada más nacer adquirió una dimensión Iberoamericana y tuve la enorme dicha de poder adaptarlo, lanzarlo y trabajar sobre él en países como Argentina, Uruguay, Perú, Colombia, Chile, Ecuador, Paraguay, Venezuela, Puerto Rico, y prácticamente toda Centroamérica. 

Viajé por todos esos países durante más de un año y me enamoré «hasta las cachas» de todos y cada uno de ellos. Trabajo intenso y muy feliz del que tengo recuerdos y afectos imborrables.

Y, ¡claro!, la «canción de autor» no podía estar ausente de aquel proyecto y en aquel momento de mi vida. Decidí que Aprender a vivir tuviera una especie de himno, una canción que pudiera servir de punto de encuentro para todos los niños y adolescentes que se acercaran al proyecto. Y enseguida pensé que nadie podría componerla mejor que Bernardo Fuster y Luis Mendo, del grupo SUBURBANO

Hablé con ellos y encantados se pusieron a crear aquella canción –música y letra–. Una vez compuesta, la grabamos en un CD (publicado en 1995) y la presentamos en un precioso concierto del grupo SUBURBANO al completo, celebrado en el salón de actos de la Editorial Anaya. 

El texto de la canción es el siguiente:

«Quisiera que supieras
que aún es posible lo que nunca sucedió;
si en tu mirada no hay fronteras
¿por qué las vamos a poner
entre tú y yo?

Quisiera que naciera
un arco iris solidario entre los dos,
recuperar la primavera
y llenar las sombras del silencio
con tu voz.

Si aún soñamos con volar
es que vamos a volar
por más que el tiempo se nos llene
día a día de fronteras.
¡Aprender a vivir!
¡Aprender a vivir!

Quisiera que quisieras
dejar que hable esta noche el corazón
para que el miedo quede afuera
cuando se une el sentimiento y la razón.

Quisiera que supieras
que no estás solo, que yo voy donde tú vas,
que la esperanza es del que espera,
que a fin de cuentas lo importante
está en amar». 

Cuando viajé a Ceuta para presentar el proyecto fui invitado por la televisión y al final de la entrevista que me hicieron me sorprendieron con un vidio en el que aparecen niños y niñas de diferentes edades y puede escucharse la canción "Aprender a vivir". (No tiene demasiada calidad visual, pero es sin duda un documento interesante).


El proyecto APRENDER A VIVIR se concretó en la creación de un material didáctico dirigido a alumnos y alumnas de Educación Infantil, Primaria y Secundaria, que se trabajó en España, y que fue adaptado y experimentado  en Venezuela, Chile, Puerto Rico, Ecuador, y Argentina. Concretamente en Argentina se decidió cambiar el nombre del proyecto y se le llamó  SOLTAR LAS ALAS.





Comparto seguidamente dos vidios que corresponden a las entrevistas que me hicieron en las televisiones de Castellón y de Ceuta, en las que explico el proyecto y hablamos sobre la importancia de la EDUCACION EN VALORES como un contenido esencial de las programaciones educativas.

Es curioso, hace años que no veía y escuchaba estos videos, pero como puede comprobarse los  temas que hablamos en ellos tienen una absoluta actualidad, incluso creo que más actualidad que en el aquel año 1995 en que fueron grabados.



Y como no podía ser de otra forma en el material didáctico que incorporé al proyecto no podía faltar la "canción de autor". Por ejemplo, hay dos unidades didácticas en las que se trabajan las canciones de Silvio Rodríguez "El reparador de sueños" o "El barredor de tristezas", y muchas más canciones.

jueves, 12 de septiembre de 2024

MIS MEMORIAS BIBLIOGRÁFICAS (17): PROYECTOS "ALBANTA" Y "ALAUDA" (1990-1994)

Trabajando en la Editorial Alhambra-Longman y en el contexto de la Reforma Educativa planteada a partir de la implantación de la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo) (1990), puse en marcha, junto a un formidable equipo de colaboradores, un Proyecto de Educación Primaria y Secundaria al que llamé ALBANTA que fue apadrinado por Luis Eduardo Aute


Se trataba de un proyecto que se identificaba plenamente con lo que decía la letra de aquella canción. En Albanta nos planteamos como objetivo prioritario la posible creación de un mundo nuevo y de una nueva realidad en la que, como dice Aute, «amar sea la flor más perfecta que crezca en nuestro jardín»

Destacar, por ejemplo, que dentro del proyecto, creamos y publicamos un cuento ilustrado al que titulamos "ALBANTA" escrito por Olga Casanova e ilustrado por Jesús Gabán.

(Comparto, seguidamente el vídeo en el que aparezco conversando con Eduardo sobre el proyecto. Precioso encuentro que tuvimos y grabamos en su casa y en el que al final nos canta Albanta en directo y a guitarra. En aquel momento ya manteníamos una gran amistad.)

Por aquel inolvidable proyecto recibimos el Premio Emilia Pardo Bazán del Ministerio de Educación.

También en Alambra-Longman, y de vuelta con las canciones, tuve el inmenso placer de trabajar con Manuel Picón y Olga Manzano en otro proyecto pedagógico radicalmente innovador al que titulamos "Canciones y jueguercicios de ortografía y expresión escrita".

Un buen día me llamó Manuel Picón por teléfono y me contó algo en lo que venía trabajando junto con Olga, por si me parecía interesante publicarlo. Al día siguiente, quedamos en la editorial y su propuesta me entusiasmó. Consistía en un método para enseñar las normas de ortografía y los recursos básicos de la expresión escrita a través de canciones.

En lo que Manuel me presentó, por una parte se fundían la canción y la pedagogía, que como ya sabréis es una de mis obsesiones irrenunciables; y, por otra, tenía mucho que ver con lo que decía don Miguel de Unamuno: «El pueblo necesita que le canten mucho más que el que le enseñen», y con un principio didáctico muy tradicional, pero prácticamente olvidado, el de motivar la enseñanza de los niños cantando, o sea, «deleitando»

El proyecto me pareció apasionante y lo llevamos a cabo. Se componía de dos casetes con diez canciones cada uno, acompañados de unos cuadernos en los que se trabajaba la norma ortográfica o el tema de expresión escrita que se abordaba en cada canción. 

Fue una experiencia inolvidable.

Con la Reforma Educativa a cuestas y con aventuras locas como la de Olga y Manuel, trabajé en Alambra-Longman hasta 1992, año en que tomé la decisión de dejar la empresa para volar durante un tiempo en libertad. 

En aquel momento estaba naciendo en mi corazón y en mi cabeza un nuevo proyecto educativo al que llamé ALAUDA. 

Fue un proyecto centrado exclusivamente en la Educación para la Paz, los Derechos Humanos y la Democracia en el que pude contar con el apoyo y la colaboración de amigos insustituibles como Tonona Martel (mi compañera), Victoria Camps, Adela Cortina, José Antonio Pérez Tapia, Juan Delval y Juan Carlos Tedesco.

Cuando Alauda empezaba a ser una realidad y un sueño posible, recibí una llamada de mi buen amigo Antonio Basanta, director general del Grupo Anaya, para ofrecerme su apoyo y el de la Fundación Germán Sánchez Ruipérez, para darle al proyecto un mayor impulso. Me ofreció, en concreto la posibilidad de transformarlo en un Programa de Cooperación Iberoamérica. La idea me pareció entusiasmante y, sin dudarlo, me integré en Anaya y nos pusimos marcha. 

domingo, 25 de agosto de 2024

MIS MEMORIAS BIBLIOGRÁFICAS (16): "CUADERNOS Y DOCUMENTOS PARA LA REFORMA" (1989-1991)

Aunque sea brevemente y de forma muy sintética, no puedo dejar de recordar unos años de mi vida, entre 1989 y 2001, en que me dediqué plenamente a la pedagogía aunque, por supuesto, sin arrinconar mi amor, a veces hasta un poco sádico, por la «canción de autor».


Trabajando en el colegio Aula Nueva, no sé ni cómo ni por qué, sufrí una rotura de menisco. El accidente coincidió con una larga huelga de la seguridad social que fue retrasando semana a semana la intervención quirúrgica que necesitaba con urgencia. Al final, como la baja por enfermedad se alargaba (ya habían pasado dos meses) y la lesión iba empeorando, no me quedó más remedio que ingeniármelas para operarme por lo privado. Felizmente, la intervención fue un éxito, pero el traumatólogo me aconsejó que durante un tiempo, además de hacer la imprescindible rehabilitación diaria, dejara la enseñanza, porque no era muy recomendable que pasara tantas horas de pie.


En aquellas circunstancias, por casualidad, una amiga que estaba trabajando como responsable de publicaciones en la Editorial Alhambra, decidió dejar el puesto y me propuso que la sustituyera. Me entrevisté con Eric Ruiz, que en aquel momento era el presidente de la editorial, y a los pocos días dejé el colegio y empece a trabajar en Alhambra como director editorial. Lo que decidí no abandonar fueron mis clases en la Escuela de Magisterio; continué con la optativa «Música, canción y pedagogía» en el turno de tarde.



Justo cuando empecé a trabajar en la Editorial Alhambra se acababa de aprobar la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo); una ley que planteaba la implantación de una «reforma educativa» que, en aquel momento, valoré muy positivamente. 


De aquella Reforma Educativa lo más necesario e innovador, y lo que más me interesó, fue su dimensión ética. En concreto, el reto que planteaba sobre la imprescindible necesidad de afrontar una educación sistemática en los grandes valores democráticos, considerados como contenidos transversales en todas las áreas del aprendizaje y para todos los niveles educativos.


Me interesó tanto que, a partir de 1989, diseñé y lancé desde la editorial un gran proyecto educativo para apoyar la puesta en marcha y el desarrollo de la Reforma. Por aquellas mismas fechas, Alhambra fue comprada por el Grupo Longman, que respaldó en todo momento mi trabajo.



Dentro de aquel proyecto lancé diversos materiales dedicados a la formación del profesorado. Entre ellos, la revista CUADERNOS PARA LA REFORMA que tuve el inmenso placer de fundar y dirigir.



Revista bimensual y gratuita dirigida a profesores y profesoras durante los dos años en que fue debatida y puesta en marcha la LOGSE (Ley de Ordenación General del Sistema Educativo).


Durante esos dos años llegamos a cientos de institutos y escuelas, y conseguimos alcanzar tiradas de más de treinta mil ejemplares de cada número de la revista.




En esa misma línea, y en esos mismos años creé la colección DOCUMENTOS PARA LA REFORMA, pequeños libros en los que se abordaban, de forma monográfica, temas básicos o fundamentales, planteados en la LOGSE. 


En esa colección escribí y publiqué varios títulos, entre ellos el titulado "Educación en valores y diseño curricular" (1990), libro que, como curiosidad, ha sido el más vendido de los más de cincuenta que he publicado a lo largo de toda mi vida. De él se hicieron ocho reimpresiones y más de veinte mil ejemplares.



Concretamente este libro, dedicado a Victoria Camps lo iniciaba con este texto de Miguel de Unamuno tomado de su libro "Alma de jóvenes" :


•Debemos todos abrirnos ante el pueblo el pecho del alma, desgarrarnos las vestiduras espirituales, y mostrándole nuestras entrañas decirle: “He aquí el hombre”. Y el pueblo que se eduque a ver hombres acabará por buscarse, zahondar en sus entrañas espirituales, descubrir en ellas la fuente de la vida, y decir a los demás pueblos: "¡He aquí el pueblo!".»


"SE PIERDE SI NO SE DA", NUEVO LIBRO Y NUEVAS CANCIONES DE "DANIEL MATA EN EL CALLEJÓN DEL GATO". PRÓLOGO.

Viendo y escuchando este nuevo libro/disco de “Daniel Mata en El Callejón del Gato”, al que ha titulado, sabia y oportunamente, “Se pierde ...