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viernes, 7 de octubre de 2011

¡MALDITAS GUERRAS! - 100 + 88

Hoy tan solo una magnífica y expresiva viñeta de Kalvellido, ésta:


¿Sabes que te le digo al "tiillo" del dedo?

¡MÉTETELO POR... DONDE TE QUEPA!

¡¡¡¡BENDITA SEA LA PAZ!!!!

ALFREDO ZITARROSA II - "LA REVOLUCIÓN ES UN ACTO DE AMOR A LA JUSTICIA"

Alfredo Zitarrosa.

Tras la grabación de su primer LP: "Canta Zitarrosa", entre 1965 y 1976, Alfredo tuvo a su cargo el programa de televisión "Generación 55" –dedicado a la difusión del trabajo de los jóvenes creadores uruguayos– y recibió varios premios en reconocimiento de lo que llegó a llamarse "el sonido Zitarrosa", «sonido particular e inconfundible, nacido de su genio y de su innato sentido de la métrica, del ritmo y la melodía». Entre esos premios, por ejemplo, el premio Artigas de la Asociación Folklórica de Uruguay (1965), la Medalla de Plata en el Segundo Festival Latinoamericano de Folclore en la provincia de Salta (1966) o el Disco de Oro en el Festival Internacional de Montevideo (1969).

Durante ese tiempo, realizó también numerosas grabaciones discográficas, entre ellas, las siguientes: "Del amor herido. Canta Zitarrosa 2" (1967); "Yo sé quien soy. Zitarrosa 3" (1968); "Zitarrosa 4" (1969) –LP en que cantó por primera vez una de sus canciones más hermosas: "El violín de Becho"–, "Milonga madre. Zitarrosa 5" (1970) –disco en el que le dedica a Atahualpa Yupanqui una bellísima versión del tema "Milonga del solitario", acompañada de violines–; "Coplas del canto. Zitarrosa 6" (1971); "Zitarrosa en el Perú" (1972); "A los compañeros" (1972); "Adagio a mi país. Zitarrosa 7" (1973); "Zitarrosa 74" (1974); "Desde Tacuarembó" (1975) o "Recordándote" (1976). (Toda esta discografía de Alfredo, ampliada, puede encontrarse en: http://www.cancioneros.com/cc.php?NM=32).

Alfredo Zitarrosa –en pie– junto a sus músicos Ciro Pérez, Nelson Olivera y Vicente Correa, en los Estudios Odeón de Buenos Aires durante la grabación
del disco "Adagio en mi país" (1973).

En uno de aquellos discos, concretamente en el titulado "Adagio en mi país", el poeta uruguayo Washington Benavides le dedicaba estas palabras:

«Siempre que pienso en Zitarrosa me vuelve a la memoria una imagen que el gran cantor me provocó, en un lejano recital, fervoroso de público, allá en Tacuarembú; dije entonces que toda canción cobraba –como tocada por una magia terrena– un algo, un no sé qué dorado y cordial, en el envión sombrío y generoso de una voz.


Washington Benavides. (Fotografía de Victoria Rodríguez).


Creo que el amigo que escuche este disco sentirá esta fascinación que opera sobre nuestro corazón inevitablemente. Porque si otra cosa precisa definición en el arte de Alfredo es señalar el centro, el origen de tanta fuerza musical; no quedan dudas, sus fuerzas provienen de su corazón. Corazón oriental que se entrega en los cada vez más amplios círculos concéntricos de su canto [...]. Sí, Alfredo Zitarrosa, como lo dijiste, "el pueblo es luz" y seguirá cobijando tu canto, creciendo con tu voz, que busca esa mano de obrero. Porque eres y lo serás siempre el mayor obrero de nuestro canto. Venga esa voz, tu voz, ésa que dije, generosa y sombría como un poncho patria».

Efectivamente, la voz, y, con ella, la personalidad de Zitarrosa estaban teñidas de una profunda generosidad volcada desde siempre en gestos de solidaridad con las personas de su pueblo y de su entorno que eran víctimas de la injusticia. 

«Lo que quiero –afirmó en cierta ocasión– es una humanidad justa, una sociedad de hombres dignos de ser hombres entre los hombres. Es decir, en la que haya auténtica justicia, igualdad, incluso en el sentido cristiano; yo pienso eso. La revolución es un acto de amor a la justicia, de amor al hombre, a la verdad, a la sociedad humana».


Alfredo Zitarrosa.
Con esa forma de pensar y con esas convicciones, inevitablemente, en 1976, Alfredo tuvo que exiliarse; su extraordinaria sensibilidad y su exquisito humanismo le hacían insostenible e inevitable la situación de su país –Uruguay– después del golpe militar del 27 de junio de 1973.

«En mi país somos duros,
el futuro lo dirá.
Canta mi pueblo una canción de paz.
Detrás de cada puerta
está alerta mi pueblo,
y ya nadie podrá
silenciar su canción
y mañana también cantará.
En mi país somos duros,
el futuro lo dirá.

En mi país, qué tibieza
cuando empieza a amanecer.
Dice mi pueblo que puede leer
en su mano de obrero el destino
y que no hay adivino ni rey
que le pueda marcar el camino
que va a recorrer.
En mi país, qué tibieza
cuando empieza a amanecer».
("Adagio en mi país")

Hoy, os propongo escuchar otras dos canciones de Alfredo Zitarrosa:

"El violín de Becho", canción dedicada a su amigo Carlos "Becho" Eizmendi, primer violín de la orquesta Sinfónica del Sodre (Uruguay).
http://www.youtube.com/watch?v=Fh-wBywAri4

"Doña Soledad"
http://www.youtube.com/watch?v=P06Ma3Dhy8s&feature=related

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