Bernardo Fuster y Luis Mrndo: Suburbano. Actuación en la Fiesta del PC 1992. |
Después de aquel 6 de mayo de 1979, en la sala "El Gallo Vallecano", día en que SUBURBANO celebró su nacimiento con un gran concierto, su trabajo como grupo fue realmente ejemplar e imparable –pura música–.
Dos meses después, es decir, en julio de 1979, iniciaron la grabación de su primer LP editado en el sello Guimbarda –proyecto y realidad discográfica que creó y mimó Manolo Domínguez, un arquitecto de profesión, que amaba y que sigue amando la música con verdadero apasionamiento–.
Aquel primer disco fue producido por el compositor portugués Fausto –que en aquel momento producía también los discos de José Afonso– y fue ilustrado con un dibujo original realizado a bolígrafo por Luis Eduardo Aute. (Recordemos, que en aquel momento Suburbano estaba integrado por: Luis Mendo, Bernardo Fuster, Rafael Puerta, Lorenzo Solano y Michel Lacomba).
.Primer LP del grupo Suburbano (1979) |
De aquel primer disco de Suburbano vamos a escuchar, en el siguiente vídeo, la canción titulada "La ventana":
«No debes mirar la vida,
mirarla por la ventana
pues puede pasar que pase
sin cantar, sin cantar nada.
No basta lograr las cosas
por afuera y desde afuera,
puede suceder que el humo
esté ocultando la hoguera.
La Historia es un asunto
que ya no puede esperar:
o la haces tú o aceptas
que la hagan los demás.
He visto morir la muerte
y a la vida resistir...
¡qué bueno cuando la vida
pone a la muerte a morir!».
La trayectoria y el trabajo del grupo Suburbano nos la narran Luis y Bernardo en el disco-libro que editaron en el año 2000 con motivo de la celebración de "20 años y un día" de su formación; obra en la que recogieron algunas de sus mejores canciones grabadas hasta aquel momento. De aquel libro-disco copio, a continuación, algunas de sus anotaciones históricas; anotaciones en las que se ponen de manifiesto los motivos por los que considero al grupo Suburbano como grupo de referencia.
«El alumbramiento de Suburbano tuvo lugar en la sala El Gallo Vallecano, una cooperativa de teatro independiente, fundada y dirigida por Juan Margallo, en el corazón del barrio de Vallecas [...].
Tres personas participaron como matronas en aquel parto: Rufo –mánager inicial del grupo–, Juan Margallo –que se atrevió a programarnos– y Luis Pastor, que nos presentó al cantante portugués Fausto, nuestro primer productor y el músico que más influyó en la primera etapa de Suburbano. Con él compartimos escenario en nuestro estreno.
Nuestras tres matronas pasaron a ser padrinos y, más tarde, testigos de la condena que decidimos imponernos: pasar veinte años dedicados en cuerpo y alma a la música –hoy por hoy ya son 33–, sin perder el sentido anárquico de la vida que nos había llevado hasta allí y sin rendirnos a los cánones del mercado y la industria. Lo que entonces nos planteamos como una "chulería" provocada, hoy se ha cumplido.
Segundo LP de Suburbano titulado "Marismas". Editado por Guimbarda en 1980. En este disco se incorporaron al grupo Pedro Peralta y Billi Villegas. |
Veinte años metidos en garitos, estudios y escenarios sólo tenían sentido bajo la condición de hacer siempre lo que nos diera la gana, al margen de corrientes musicales, gustos y modas. Este espíritu estaba claro en nosotros desde el primer momento, aún a riesgo de que ocurriese lo que al final sucedió: Suburbano ha sido el grupo más caótico y ecléctico de los escenarios de la época [...].
Afirmar que Suburbano ha sido un grupo ecléctico no es algo gratuito: empezamos siendo un grupo que trabajaba buceando en el folclore, cuando en España surgían grandes bandas de rock. Así, mientras los escenarios se llenaban de guitarras eléctricas, nosotros aparecíamos con violines, mandolinas, percusiones y cantos étnicos. Era la música que entonces nos apetecía hacer.
Más tarde fuimos derivando hacia el jazz-rock, complicando armonías, mezclando compases y fusionando el folclore con otros instrumentos más urbanos. Nuestra etapa barroca coincidió con la época de la llamada "movida madrileña", el tiempo de las canciones simples y sin problemas. y allí estábamos nosotros, haciéndolo todo más complicado.
El caos seguía moviendo nuestros pasos. Durante el bache y la defenestración que sufrió la "canción de autor", decidimos hacer canciones. Cuando los cantautores crecieron de nuevo y las guitarras distorsionadas estaban a la baja, nos decidimos por un rock más duro y sin contemplaciones [...].
No hacemos música para vivir, vivimos haciendo música. No somos testigos de ninguna generación, ni hemos formado parte de ninguna corriente musical. Nadie hablará de nosotros como ejemplo de algo que ha creado escuela o ha marcado tendencias. El sentido lúdico y anárquico de nuestra carrera musical ha estado siempre por encima de la necesidad complaciente de buscarse un pequeño hueco en las enciclopedias o libros de música que hablan de una determinada época».
Aunque a la vista de las ultimas palabras del texto anterior, Luis Mendo y Bernardo Fuster siempre estuvieron por encima de la necesidad de buscarse un pequeño hueco en las enciclopedias o en los libros de música, en el caso que nos ocupa –es decir, en este blog– sí que lo tienen; y lo tienen porque su trabajo –el presentado hasta ahora, y el que presentaré en próximos "cuelgues"– se lo merece.
Un caudal de cuatro cuartos
pone ritmo a tu canción.
Cuatro caras diferentes
bailan con tu corazón.
La luna a la una se va enredando en tus pies.
El dos era un cuatro y ahora quiere ser tres.
Y rompes la danza para bailar al revés.
Como un río en luna nueva
te acompaña y no la ves.
Cuarto a cuarto la marea
la va poniendo a tus pies.
Crece y decrece en el transcurso del mes.
Ríes o dudas sin entender porque es.
Y rompes la danza para bailar al revés.
Se ha metido en nuestra cama
la luna llena otra vez.
El amor dibuja un baile
sin saber que somos tres.
Y luna tras luna siempre es volver a empezar.
Creciente o menguante solo son formas de amar
No hay danzas rotas que lo importante es danzar.