Jesús Garriga. (Fotografía de Aday Cácerez). |
«Resbalo, no tiene sentido advinar los trazos,
se abrió este camino y es mejor cruzarlo
descalzo y desnudo.
Sin mapas, sin tiempo, sin marcar el plazos,
sin sombras que obliguen a medir los pasos,
sin miedo a los golpes, pero con tu mano»
(“Tu mano”).
Ayer informaba sobre la publicación del segundo disco de Jesús Garriga –titulado "Al[h]ambre"– y dejaba constancia de su enorme calidad musical y poética. Hoy, para iniciar este nuevo "cuelgue", insisto: es un disco que merece la pena escuchar; es una reconfirmación de que la la llamada "canción de autor" está completamente "viva", de que sigue consolidando cada vez más altos niveles de calidad, y de que continua formando parte del paisaje cotidiano de quienes disfrutamos cada vez que –desde la belleza y con la sensibilidad– la "palabra se hace música".
A Jesús Garriga su abuela le enseñó que «éstas muerto si te callas», y es evidente que asimiló bien aquel sabio aprendizaje...; y aquí está...; sigue cantando "como quien respira"..., y sigue componiendo canciones sin demasiada prisa, Jesús es un creador que se toma muy en serio esto de la canción y que tiene muy claro que toda canción requiere un "tempo" que es impredecible y del que no se puede prescindir.
Y efectivamente, después de un tiempo, aquí lo tenemos de regreso y acompañado de un grupo de músicos extraordinarios; para empezar Gonzalo Lasheras que, además de regalarnos la maestría de su arte como guitarrista, ha sido el productor del disco.... Junto a él, otro "grande", ¡grandísimo músico! –inseparable de la historia de la música popular en nuestro país–, me refiero a Nacho Sáez de Tejada... Y toda una "banda" que ha sido capaz de crear en el disco unas atmósferas musicales envolventes, acariciadoras de la palabra y de una belleza muy particular, banda integrada por Tito Dávila, Antonio Sauco, Larry Martín, Paco Perera, Javier Mora, Esther Godinez y Alicia Alemán. Destacar también la participación de Barei cantando en el tema "Ni frío ni miedo", y de Miguel Inzunza que desde México se lanzó unos versos que han quedado en la canción "Tu mano", como testimonio de ese afecto de "ida y vuelta" que tanto nos une a los pueblos latinoamericanos.
Jesús inicia su disco dedicando una canción al "Sahara", es decir, dejando claro, desde el principio, –como ya lo hizo a lo largo de todo su disco anterior–, que no se puede ser humano si no se practica la solidaridad, es decir, si no sentimos que la ternura nos inunda y se nos desborda frente a la injusticia y el dolor que sufren otros seres tan humanos como nosotros y, en consecuencia, con los mismos derechos.
«Detrás de una alambrada
la libertad no existe si no existen las palabras.
Sahara me duele porque sangra su nostalgia,
el tiempo es enemigo si el olvido le acompaña.
El miedo colectivo nos empuja a dar la espalda
mi abuela me decía que estás muerto si te callas
ella vivió en la arena y el Aaiún se hizo mi casa...
La libertad no existe cuando vive refugiada. Sahara».
A partir de ahí, "Al[h]ambre" discurre entre latidos, pensamientos, sentimientos y súplicas, que van desarrollando y "des[h]alambrando" una trama argumental protagonizada por dos personajes: el miedo y el amor.
El miedo que "malpare" con frecuencia la realidad y que se cuela en el alma –e incluso en el cuerpo– de forma cabrona y traicionera.
«Miedo a vivir sin voluntad, a no encontrar en mi camino lo que me hace andar,
miedo a fantoches de la gran ciudad, a los disfraces de este circo
y a que se me acabe el gas, miedo que existe, miedo que está».
(“Miedo”)
Y el amor, antídoto y bálsamo para aniquilar los miedos y para poder VIVIR... ¡VIVIR!..., así, con mayúsculas y entre admiraciones.
«No hay razones para tantos miedos, el pasado fue tan imperfecto
y aunque ya no sé como salvarte, agárrate a mis huesos. [...]
Este mes no llego al alquiler, tengo una fortuna en agujeros,
cuando sale el sol de madrugada, escupo a mis fantasmas.
Si se pone el mundo muy oscuro, agárrate a mis huesos».
(“Flaco”)
«Deseo que no encontremos un desierto.
deseo que nunca llegue.
si llega el día, no tengas frío, no sientas miedo.
La calma llegará y será mejor,
descansa, que mañana pasará el dolor [...]
que uno solo nunca es alguien siendo dos,
construimos y crecimos sin reloj,
sumando siempre, tú y yo sin frío, tú y yo sin miedo...
no siento frío hoy, no tengo miedo».
(“Ni frío ni calor”)
Creo que ya queda poco por decir de este segundo y nuevo disco de Jesús Garriga; digo poco porque me falta decir que Jesús en este disco se confirma –y yo diría que se consagra– como un magnífico poeta. Alguien puede decir que mi afirmación es subjetiva, y es posible que lo sea; de cualquier forma aquí dejo una muestra de su quehacer poético: Es el texto de la canción "Luna nueva"...; lean ustedes, sientan y opinen:
«Has llorado esta vez, de verdad y no en poemas
el rasguño en tu piel, la traición de quien tu velas.
Aliada del mar, hoy los marineros tiemblan,
vieron lágrimas caer, de dolor y no de pena,
tú que calmas la sed, la nostalgia del poeta.
Qué será de las mareas, de las musas, de las cenas,
de las noches sin canción, de los locos las ideas,
que será de las farolas, de las flores en la acera,
del amor que se deshoja, del silencio y la tristeza.
Has llorado esta vez, y ocultaste bien tu cara,
golpeada por ser oasis en la madrugada,
tú que calmas la sed, y pareces tan cansada
Tú que calmas la sed, la notalgia del poeta
hoy saliste otra vez y ocultaste bien la pena».
¡Ah!, y una cosita, el nuevo disco de Jesús tiene sorpresa, cuando escuchen el último corte –el 11– esperen...; disfrutarán de un silencio que atesora el gozo de lo inesperado.