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miércoles, 3 de enero de 2018

"MI VIDA ENTRE CANCIONES". CAPÍTULO 12.



En el ICCE se editaban varias revistas y una colección de libros llamada Educación 96 en la que, poco antes de que yo me incorporara como colaborador, había publicado uno de sus títulos Ricardo Cantalapiedra, concretamente Música pop y juventud. Libro que en muy pocos meses tuvo que ser reeditado.


Ricardo Cantalapiedra, nacido en León, era en aquel momento un magnífico y muy popular cantautor que, como tantos otros jóvenes democráticos y antifranquistas, había surgido de las llamadas "comunidades cristianas de base". Personalmente le conocí y entablamos una buena amistad coincidiendo con el inicio de mi colaboración en el ICCE. En aquel momento Ricardo había publicado varios discos de gran calidad en los que se fundían una tremenda sensibilidad hacia los valores y los derechos humanos, con una directa y muy lúcida capacidad crítica traducida musical y literariamente dentro del género de la sátira. Entre esos discos merece la pena destacar, y no olvidar, tres: El profeta (1972), De oca en oca y canto porque me toca (1973) y En casa de la Maruja (1975).


Hablando una tarde con Ricardo y con la persona que dirigía la colección Educación 96, me propusieron que escribiera un libro recogiendo mis puntos de vista sobre la relación entre la "canción de autor" y la pedagogía, y sobre las técnicas y experiencias que en ese sentido estaba trabajando con niños, jóvenes y educadores. 

No me lo pensé mucho y les dije que sí, ¡que adelante! Inmediatamente me puse a pensar y a ordenar los contenidos que podría tener aquel libro, y en poco más de dos meses lo tuve terminado y entregado. Le llamé Nueva Canción: Disco-forum y otras técnicas

Nada más terminar de escribir aquel libro sentí la necesidad de dedicárselo a los cantautores y cantautoras que, en aquel momento, tanto me habían acompañado con sus canciones, y que tanto me habían hecho sentir. Aquella dedicatoria decía así: «A la autenticidad, a la lucha por la verdad, por la libertad y el amor, a Elisa Serna y Labordeta, a Víctor Manuel y a Ana, a Adolfo Celdrán y Gerena, a Cantalapiedra y a Luis Pastor, a María del Mar Bonet y a Paco Ibáñez, a Pablo Guerrero y a Pi de la Serra, a Lluís Llach y a Amancio Prada, a Aute y a Hilario Camacho, a Raimon y a Rosa León y a tantos otros que hoy "son canto y mañana serán vida", con mi fe, compartida con muchos, en su autenticidad y su lucha siempre adelante.»

El libro (hoy difícil de encontrar) lo dividí en tres partes: La primera, más teórica, presentando la relación que debería existir y establecerse en las programaciones escolares entre la canción y la pedagogía. La segunda la dediqué a ofrecer algunas técnicas, o recursos didácticos, para trabajar en ese sentido en las aulas o con planteamientos extraescolares. Y la tercera parte, dedicada a ofrecer una selección de discos y de canciones, agrupadas por temas, que podrían ser escuchadas y trabajadas a través de las técnicas o recursos propuestos.


Hoy, cuarenta años después, al reencontrándome con aquel libro, me encanta constatar que en su tercera parte ya ofrecí entonces una inicial selección de canciones agrupadas por temas, que, en realidad, fue el antecedente (en aquel momento impensable para mí) de lo que en 1984 sería la base de los cuatro volúmenes que escribir con el título genérico de Veinte años de canción en España (1963-1983) y a los que haré referencia más adelante. 

De la misma forma, a través de este reencuentro con mi primer libro, he descubierto (lo tenía olvidado) que concluye con una selección discográfica sobre el flamenco que le solicité a José María Velázquez Gaztelu, prestigioso flamencólogo con el que sigo teniendo una buena amistad. (Siempre he destacado, y lo seguiré haciendo, las muchas y muy hermosas incursiones que han realizado los grandes cantaores y cantaoras flamencas en el universo de la "canción de autor": El Cabrero, Gerena, Morente, Menese, Camarón, José y Vicente Soto, Diego Clavel, Luis Marín, Carmen Linares, Mayte Martín, Miguel López, Calixto Sánchez, El Lebrijano, Niño de Elche, Miguel Poveda, Fraskito y un largo etcétera.)

Nueva Canción: Disco-forum y otras técnicas., lo presentamos en diciembre de 1975, en una de las aulas del ICCE, apadrinado por Ricardo Cantalapiedra, Víctor Manuel San José y Ana Belén. Recuerdo que también participaron en el acto Patxi Andión y el dúo Los Juglares, integrado por Ángeles Ruibal y Sergio Aschero. (Por cierto, al mes siguiente, organicé un concierto de Los Juglares, en el ICCE, en el que nos presentaron su disco Está despuntando el alba, dedicado íntegramente a la poesía de Miguel Hernández.)

Asociadas a la publicación de este primer libro hay dos anécdotas que me gustaría compartir:

Estaba ya el original del libro en imprenta y a punto de publicarse, cuando una noche Tonona y yo acudimos a uno de los conciertos de Amancio Prada en el Pequeño Teatro (TEI) de la calle Magallanes, de Madrid, donde presentó su disco Vida e morte (1974), editado inicialmente en Francia por la discográfica La Boîte à musique. 



A mi, la voz, la presencia, la música y las canciones de Amancio, por lo que hasta entonces había escuchado, me gustaban muchísimo. Aquel día, durante el concierto me dejó sencillamente fascinado; tanto, que a la salida pude hacerme con una fotografía suya tocando la guitarra y pensé que esa, y no otra, tenía que ser la que ocupara la portada de mi libro. 

A la mañana siguiente llamé muy temprano a la imprenta para solicitarles por favor que retiraran, si fuera posible, la cubierta que les había mandado, para sustituirla por un nueva, que iba a hacerles llegar, en la que había decidido cambiar la imagen. Me pusieron todo tipo de pegas para hacerlo, pero al final lo aceptaron, eso sí, haciéndome saber que ese parón supondría un retraso en la salida del libro. No me importó, merecía la pena. 

Hace unos días me comentaba Amancio que tras aquellos conciertos en el Pequeño Teatro decidió trasladarse a vivir a Segovia, y que estando allí alguien, que no recuerda, le llevó mi libro. «Me sorprendió muchísimo. Me asombró que alguien reparara en mi hasta ese punto de ponerme en la portada de su libro.» Evidentemente para mi, aquel gesto, en aquel momento, era imprescindible.

La segunda anécdota que me apetece compartir ocurrió poco después. El día 19 de noviembre de 1975, por la mañana, me llamaron del ICCE para decirme que a media tarde tendría los primeros ejemplares de mi libro y que, si quería, pasara a recogerlos. Llegada la tarde me fui para allá todo nervioso. Fue muy emocionante. Lo recuerdo bien: tocar, ver, oler y pasar las páginas de uno de aquellos libros (mi primer libro) me produjo un placer inmenso. Y allí, en la cubierta, estaba, por fin, la imagen de Amancio Prada retocada en amarillo.

Regresé a casa, lo celebramos, y al día siguiente me desperté muy temprano. Era 20 de noviembre. Tenía muchas ganas de enseñarle el nuevo libro a mis amigos y alumnos. Y, mira por donde, ¡que casualidad!, antes de salir de casa nos llegó, primero el rumor, y enseguida la confirmación, de que Francisco Franco había muerto. 


Ante la noticia no lo dudé ni un momento, me fui a Aula Nueva (donde se decidió suspender las clases) con mis libros debajo del brazo y al medio día, durante la comida fundimos, con un brindis, una doble celebración: la salida del libro y el que aquel día podría ser el final de una cruel dictadura. Fue una coincidencia que nunca he olvidado.

Sobre el libro Nueva Canción: Disco-forum y otras técnicas se publicaron varias reseñas en prensa y en revistas pedagógicas, que me hicieron muy feliz. Siempre es una alegría que se reconozca y se valore tu trabajo. De aquellas reseñaS voy a reproducir, seguidamente, tres fragmentos:

«Dentro del apasionante mundo de la música, en estos momentos más que en ningún otro, está naciendo en nuestro país, con una fuerza auténticamente imparable, el fenómeno de la nueva canción popular. La canción que se hace postura frente a las inquietudes, esperanzas, aspiraciones, búsquedas y problemas del pueblo y de los hombres que viven en él. Una canción, que rompiendo con el comercialismo y los fáciles textos y arreglos musicales, se hace grito y portavoz de una realidad que a todos nos interpela e implica: nuestra propia realidad más existencial, nuestra propia vida.

Se trata, en síntesis, del nacimiento de un nuevo lenguaje, de una nueva forma extraordinariamente bella y comprometida de expresión, que crea un cauce también nuevo de comunicación popular. Un nuevo cauce sencillo y espontáneo a partir del cual el hombre puede no sólo autoeducarse, sino incluso llegar a un encuentro consigo mismo y con lo que está latiendo de una forma más o menos consciente en su intimidad.

Paralelamente a ese fenómeno sociocultural y en torno a él, están surgiendo secciones especializadas en revistas y periódicos, así como diferentes obras que lo abordan en uno u otro sentido. Una de esas obras es el libro "Nueva canción: Disco-forum y otras técnicas", de Fernando González Lucini.» (Revista Yelda. Diciembre 1976.)

«Educación y música pop son dos términos que han parecido, y aún parecen, antagónicos a muchos […]. Trabajos como el que reseñamos de Fernando González Lucini puede hacer que se desmorone esa opinión, porque a lo largo de esta breve y concisa obra abre perspectivas inéditas a los educadores para el empleo de esta música con fines formativos.

Y son los Labordeta y Llach, los Celdrán y Aute, las Serna y Bonet y toda esa larga serie de cantantes que se han planteado su oficio con unas miras distintas de las listas de éxito, quienes aparecen continuamente. Fernando González Lucini logra así desdoblar su libro en obra imprescindible para educadores conscientes del lenguaje que emplea el joven de hoy, y en guía valiosa para quienes pretenden adentrarse en un tipo de música que la mayor parte de las veces debe emplear medios paralelos de difusión, por las dificultades que encuentran en los cauces normales.» (José Ramón Pardo. "Blanco y negro". 17 de enero de 1976.)

«Los pueblos (nuestros pueblos de España) van a cantar en vasco o en gallego, en catalán o en castellano. […] Si los políticos entendieran de música y juventud, si leyeran, pongamos (es un poner), tu capítulo "la canción y la música, experiencia y medio de comunicación interjuvenil", a lo mejor un día se estudiaba en las Cortes un documento sobre la nueva canción.» (Demetrio González. "Revista de Pastoral Juvenil". Diciembre, 1975.)

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