Hoy vamos a evocar una bellísima y, a la vez, desgarradora canción de Lluís Llach, se titula "Infant de Beirut" ("Niño de Beirut"); canción que traduce exactamente el sentimiento que late en el grito de: "¡MALDITAS GUERRAS!"
«No sé bé si era tristesa
o el dolor antic d'uns ulls d'infant.
Però, per un moment, del món va ser el retrat
aquella imatge d'un infant de Beirut.
El fràgil braç, tendra tragèdia,
brandant fusell; mort i bandera.
El cos menut i bru perdent-se en la ciutat,
un nínxol anònim per l'infant de Beirut.
Al cel hi té els Deus del "napalm"
i el tro infernal d'ocells de plata,
en l'horitzó, només, l'exili sempre amarg,
bressol i tomba per un infant de Beirut.
Morir a Beirut, morir a Mauthausen,
el mateix foc en temps distants,
mirall glaçat d'un món on ja ningú no respon
als ulls immòbils d'un infant de Beirut».
«No sé muy bien si era tristeza
o el antiguo dolor de unos ojos de niño.
Pero, por un momento, el retrato del mundo fue
aquella imagen de un niño de Beirut.
El frágil brazo, tierna tragedia,
blandiendo fusil; muerte y bandera.
El cuerpo menudo y oscuro perdiéndose en la ciudad,
un nicho anónimo para el niño de Beirut.
Tiene en su cielo a los dioses del "napalm"
y el trueno infernal de pájaros de plata,
en el horizonte sólo el exilio siempre amargo,
cuna y tumba para un niño de Beirut.
Morir en Beirut, morir en Mathausen,
el mismo fuego en tiempos distantes,
espejo helado de un mundo en el que ya nadie responde
a los ojos inmóviles de un niño de Beirut».
Con sus ojos los niños tienen el poder de parar todos los conflictos del mundo. Pero para eso primero habrá que mirarlos. Un saludo!
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