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viernes, 17 de diciembre de 2010

CURIOSIDADES

En el "cuelgue" que dedicaba ayer a Joaquín Calderón –"cuelgue" es el sinónimo de "post" que he decidido utilizar a partir de ahora– hacía una referencia a los discos del género "canción de autor" que se grabaron en España en los años 1978 y 1982. Esos datos están tomados de un estudio que realicé en 1998 y que publiqué en el libro "Crónica cantada de los silencios rotos". La gráfica resultante de aquel estudio fue la siguiente:
(En esta gráfica, como puede observarse, sustituí el término "canción de autor" por el de "canción social", pero en realidad, en el contexto de aquellos años, pueden considerarse como términos equivalentes).

Comentamos brevemente la gráfica: En ella se pueden constatar los siguientes hechos:

• En primer lugar, el significativo crecimiento discográfico que se produjo, incipientemente en 1974 y, sobre todo, durante los años 1975 a 1977.

Dos fueron las causas que motivaron y permitieron, en esos años, el creciente número de grabaciones. Por una parte, la finalización de la dictadura, la suavización de la censura y la puesta en marcha del complejo proceso de transición democrática; y, por otra, la percepción, que hicieron algunas empresas discográficas, sobre la "línea de negocio" que podía suponer aquel tipo de "producto contestatario" en un contexto social –o de mercado– en el que la demanda de las "libertades" empezaba a extenderse y a ser un reclamo cada vez más generalizado, y por tanto, más consumible.

• Un segundo hecho que se puede constatar en la gráfica es el contrario, es decir, el progresivo descenso que se va produciendo, respecto a las grabaciones discográficas, a partir de 1977 –año en que se celebraron las primeras elecciones democráticas–, y sobre todo a partir de 1978 –en el que se aprueba la Constitución–; descenso que, por ejemplo, llegó a provocar que en 1981 y 1982 se editaran prácticamente el mismo número de discos que en 1973 y 1974, es decir, en plena dictadura y con la censura actuando de forma implacable.

La causa principal de este descenso es evidente: fue un cambio de estrategia adoptado por las empresas discográficas al hacerse conscientes de que las "libertades fundamentales" estaban en un camino de normalización y empezaban a convertirse en un tema central y público de los debates parlamentarios. La "contestación" y las "reivindicaciones" cantadas ya no eran una "línea de negocio" que ofreciera una clara rentabilidad; era mejor airear una "crisis de los cantautores" y desviar la inversión empresarial hacia productos musicales más comerciales, es decir, menos serios y "trascendentes".

Así fueron las cosas. Lo bueno que tiene la estadística es que nos ofrece datos irrefutables.

1 comentario:

  1. Siempre he encontrado interesante esta gráfica; sin duda en ello debió influir el llamado "espíritu de febrero" (creo que era así) del año 74, con el auge de los políticos liberales y aperturistas (algunos más honestos que otros). Se puede ver en "La revolta permanent" como a su vuelta a los escenarios, registrada en el programa "A su aire", el prohibidísimo Lluís Llach explica a su audiencia que "debido a estas cosas raras" de ahora le habían permitido cantar "L'estaca", pero como no quería entrar en ese juego y aparentar que todo es "normal", pide que se le disculpe porque no la va a cantar. Podrías, si no lo has hecho ya, elaborar un gráfico parecido con la relación de actuaciones, conciertos y recitales de este género (o similar) que fueron prohibidos/ permitidos; seguramente para años tales como el 74 sacaríamos parecidas conclusiones, mientras que no se correspondería con los años 76-77 paradójicamente. ¿Me equivoco?
    Saludos, Gustavo

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