Por fin, después de varios años de trabajo, publicaré en la primera semana del mes de abril el libro «PABLO NERUDA ... Y SU PALABRA SE HIZO MÚSICA». Segundo libro de la colección «CANCIÓN Y LITERATURA».
Finalmente el libro tendrá 352 páginas en las que presento y comento 40 de los poemarios del poeta chileno y más 2.250 canciones con letras basadas en 550 poemas; canciones compuestas y grabadas en más de 65 países.
A la espera de su ya inmediata publicación comparto en este "cuelgue" un fragmento de la INTRODUCCIÓN del libro en el que cuento su pequeña historia y una de sus primeras y principales conclusiones: Pablo Neruda ha sido, sin duda, uno de los poetas más musicalizados y cantados de la literatura universal.
UN POCO DE HISTORIA
En el año 2009 puse en marcha un proyecto bibliográfico al que titulé, genéricamente, Canción y literatura, dedicado a la «poesía cantada» de los grandes poetas de nuestra literatura contemporánea. Dicho proyecto se concretó en la creación de una colección de libros monográficos en los que, tras una minuciosa investigación, se recogerían todas las canciones que tomaran como base o referencia, en todo el mundo y bajo cualquier género musical, la obra poética de autores como Miguel Hernández, Pablo Neruda, Federico García Lorca, Rosalía De Castro, Rafael Alberti, Mario Benedetti, Miquel Martí i Pol, Gabriel Aresti, Gloria Fuertes, etc.
El primer libro de la colección se lo dediqué a la poesía cantada de Miguel Hernández y lo titulé «Miguel Hernández. ¡Dejadme la esperanza!», obra que fue publicada por Ediciones Autor en 2010 con motivo de la celebración del centenario del nacimiento de gran poeta nacido en Orihuela.
Una vez entregado el manuscrito a la editorial, inicié la investigación sobre la poesía cantada de Pablo Neruda, poeta al que había decidido dedicar el segundo volumen de la colección. Apasionante trabajo que, lamentablemente, se vio interrumpido meses después a causa de la crisis y el cierre de la editorial y, en consecuencia, de la recién nacida colección.
Dadas las circunstancias, ya con el libro de Miguel Hernández en la calle, decidí parar el proyecto y aparcar el trabajo de investigación que ya había iniciado sobre Pablo Neruda hasta que me fuera posible retomarlo, no como una obra suelta sino como parte de un proyecto global y monográfico centrado exclusivamente en la «poesía cantada», tal y como había sido concebido inicialmente.
Fue pasando el tiempo y, ocho años después, en 2018, ante la imposibilidad de encontrar una editorial que se comprometiera a asumir el proyecto en su totalidad y con sus características originales, opté por afrontar el reto de autoeditar la colección, aunque fuera con tiradas limitadas de pocos ejemplares, pero asegurándome de este modo la edición de los libros con la libertad y la forma en que inicialmente fueron proyectados.
Tras dar este paso, rebauticé la colección con el nombre «...Y su palabra se hizo música». En primer lugar, actualicé y volví a publicar el libro de Miguel Hernández, seguidamente, retomé el trabajo de investigación que había iniciado en 2010 sobre la «poesía cantada» de Pablo Neruda, que sería el origen de este nuevo libro titulado: «Pablo Neruda ...y su palabra se hizo música».
PABLO NERUDA, POETA CANTADO UNIVERSALMENTE
Lo primero que he constatado tras una ardua tarea de investigación es que el gran poeta chileno ha sido, sin duda, uno de los poetas más musicalizados y cantados de la literatura universal, no solo en los países de habla hispana, sino prácticamente en todo el mundo y en lenguas muy diferentes. Por otro lado, Pablo Neruda ha sido musicalizado y cantado en todos los géneros o modalidades musicales: canción de autor, pop, rock, rap, flamenco, jazz, composiciones clásicas, contemporáneas y corales, etc.
Al final he llegado a recopilar más de 2.250 canciones creadas a partir de textos de Pablo Neruda. Un trabajo recopilatorio largo y extenso que considero bastante completo, pero sobre el que estoy absolutamente convencido de que, tras su publicación, será necesario seguir completando, ya sea con las obras grabadas que se me hayan podido escapar –que, sin duda, las habrá–, como con todas las nuevas canciones que, a buen seguro, seguirán surgiendo en el futuro. Hecho y realidad que hacen que este libro haya nacido con vocación de inacabado y, por tanto, abierto a sucesivas actualizaciones.
La realidad es que Pablo Neruda, glosando a Gabriel Celaya, «ha sido cantado como quien respira», algo que responde a uno de sus más claros deseos y aspiraciones. «Quiero que canten / mis poemas, / que lleven / tierra y agua, / fertilidad y canto, / a todo el mundo. / [...] rapsodia del viento, / la voz que no requiere librerías».
De hecho, Pablo acudió con cierta frecuencia a los compositores y cantantes amigos para pedirles que musicalizaran e interpretaran sus poemas, circunstancia que recuerda la similar aspiración expresada por otros poetas como Blas de Otero o Gabriel Celaya cuando, a mediados de los años sesenta, en España, reivindicaron la necesidad del surgimiento de un «nuevo mester de juglaría» que lograra, a través de la música y la canción, «rescatar el verso de la galera de los libros», e hiciera posible que sus poemas llegaran a la «inmensa mayoría» de la gente sencilla sin la que su trabajo literario «no sería nada».
De ese deseo de Pablo Neruda hay numerosas manifestaciones y testimonios. Seguidamente evocaré algunos:
En 1955, por ejemplo, Neruda invitó a la gran investigadora, compositora y cantante chilena Margot Loyola a participar en un recital que se celebró en el Teatro Municipal de Viña del Mar (Chile); con ese fin, Pablo le entregó a Margot tres poemas dedicados al político y guerrillero Manuel Rodríguez y le pidió que les pusiera música y los cantara. Margot convirtió esos tres poemas en tres hermosas cuecas y las interpretó en el recital; fueron las «Cuecas de Manuel Rodríguez: Vida, pasión y muerte». Pablo, que no podía estar más feliz, presentó a Margot aquel día diciendo: «Estas son las primeras cuecas que he escrito y Margot les ha puesto música hace tan solo unas horas».
Años después, en 1969, Pablo se puso en contacto con los componentes del grupo musical chileno Aparcoa y con los compositores Sergio Ortega Alvarado y Gustavo Becerra Schmidt, para proponerles la creación de un espectáculo poético-musical a partir de su obra Canto general. Trabajaron juntos en dicho proyecto durante nueve meses y se estrenó el 5 de diciembre de 1970 en el Teatro Municipal de Santiago, como homenaje a Salvador Allende tras su triunfo electoral en septiembre de aquel mismo año. Neruda, hablando del grupo Aparcoa y de aquella experiencia creativa, afirmó: «Solo cantando podemos vivir».
De igual forma, Neruda trabajó, codo con codo, con el compositor griego Mikis Theodorakis en el proceso de creación de su magnífica obra, Canto general, conocida universalmente.
Algo similar vivió Pablo Neruda con el extraordinario compositor chileno Vicente Bianchi, que obtuvo el Premio Nacional de Artes Musicales de Chile. Bianchi, en 1995, retomó los tres poemas de Neruda dedicados a Manuel Rodríguez, a los que ya les había puesto música Margot Loyola con ritmo de chueca, y decidió darles un enfoque musical distinto creando una tonada: «Tonada de Manuel Rodríguez». Al terminar la composición, Vicente se encontró con Neruda en una fiesta en la que la cantante Silvia Infantes, acompañada de su grupo Los Baqueanos, acabaría interpretando aquella tonada recién creada. A Pablo le encantó, hasta el punto de que pidió que la volviesen a interpretar cerca de treinta veces esa misma noche. Pletórico, le comentó a Vicente: «Siempre he querido que mi poesía no se quede en pequeños círculos literarios. Que llegue al pueblo. Usted, Vicente, me ha dado esa oportunidad».
Por último, en esa misma línea, me viene a la memoria una experiencia muy similar vivida entre Pablo Neruda y Paco Ibáñez el día que se conocieron: «Fue en París, en 1970 –cuenta Paco–, yo le canté un trozo de “Alturas de Macchu Picchu”, una canción que había empezado y que nunca he llegado a terminar. Después, cuando le acompañé al ascensor, me dijo con su vocecita: “Tienes que cantar mis poemas porque tu voz está hecha para cantar mi poesía”».
Siete años más tarde, Paco Ibáñez musicalizó varios textos del poeta y los grabó en un álbum realmente singular en el que, por una cara, el Cuarteto Cedrón interpretó seis temas de Raúl González Tuñón y, por la otra, Paco –acompañado por el cuarteto argentino– interpretó seis canciones compuestas sobre seis poemas de Veinte poemas de amor y una canción desesperada.
Evocando todas estas experiencias y anécdotas que ponen de manifiesto el deseo, y yo diría la necesidad, de Pablo Neruda de que se musicalizaran y se cantaran sus poemas, no puedo dejar de pensar y de imaginarme la alegría que habría podido sentir en este momento al comprobar, quizá con este libro entre sus manos, que ha sido y es uno de los poetas más cantados de la Literatura Universal. Seguramente repetiría feliz aquello que un día afirmó refiriéndose al grupo Aparcoa:
«Ya lo decía yo, solo cantando podemos vivir».
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarGracias Fernando, estupenda información para una entrada liminar en tu libro sobre Neruda. Abrazos amigo!
ResponderEliminarLo espero como agua de mayo...
ResponderEliminarGracias Fernando...