Ayer sábado, por la noche, fui a un concierto a la Sala Libertad 8, de Madrid. Estaba anunciado a las nueve y media y fui puntual, pero, por supuesto –como ya viene siendo habitual y era de esperar– no empezó hasta más de una hora después. (Impuntualidad prácticamente convertida en "costumbre" que cada vez me molesta más y soporto menos.)
Sin embargo la espera de anoche al final me resultó tremendamente gratificante: Estaba tomándome un café en la barra del bar –previo a la Sala– y, de repente, curioseando en los discos expuestos –que estaban a la venta– descubrí que MIGUELI había publicado un disco nuevo... ¡y yo sin enterarme!
Migueli. |
Yo admiro y quiero mucho a MIGUELI desde hace mucho tiempo... Jamás olvidaré una especie de "gira" que hicimos juntos durante un año por casi toda España; fue en el 2003. Fue un curso para maestros y maestras de escuela en el que, entre otras ponencias y actividades, él interpretaba y comentaba las canciones de su disco "No puedo vivir sin ti"; y yo daba una conferencia a la que titulé «Si me olvido de ti, Jerusalén...». (Ambos procedíamos de una activa "militancia" en "comunidades cristianas de base" y compartíamos dos mismas pasiones: la libertad y la canción.)
Me remonto a aquella circunstancia para aclarar, desde el principio, que conozco bien a MIGUELI desde hace tiempo; que la vida me proporcionó el placer de compartir con él una hermosa aventura educativa y muchas horas de complicidad; y que creo realmente que es una de las más bellas personas que he conocido; sobre todo por su desbordante humanidad y por su capacidad para reír y contagiar las ganas de vivir –¡su sonrisa me encanta!.
Es cierto que desde entonces solamente nos hemos encontrado de vez en cuando; pero también es verdad que he seguido desde muy cerca y con mucho interés, canción a canción, su andadura discográfica –creo que son ya 14 los discos que ha publicado–, y nunca me ha decepcionado; es de esas personas que mantienen una coherencia inquebrantable respecto a sus pensamientos y creencias y, muy en particular, coherencia ética y poËTICA impregnada de valores tan necesarios e imprescindibles para la vida –hoy especialmente– como la justicia, la solidaridad, el apasionado amor y la esperanza.
Dicho lo anterior vuelvo a la noche de ayer en la Sala Libertad 8: En la espera de que se iniciara el concierto mi buen amigo Daniel Lopez –Dani– que me conoce bien, tomó la decisión de regalarme el nuevo disco de Migueli; este precisamente: "UN AGUJERO CON MIL COLORES".
Tras el concierto, ya tarde, en cuanto llegué a casa, no pude evitarlo: me vi, me toqué y me escuché el nuevo disco de MIGUELI. (Por cierto, ya antes de escucharlo –viajando en el metro– tan solo contemplando su portada y leyendo el título de sus canciones, ya empezó a contagiarme mucha energía y mucho color.)
Una vez más, durante la primera audición de anoche, este "cantor de oficio" –de los auténticos y de largo recorrido– me hizo disfrutar con su coherencia, con su humanidad, con su compromiso con la realidad, con su esperanza cantada, y con la belleza y el desgarro de sus composiciones.
“Sabes que cantaré por muy triste que esté el ruedo
aunque a veces sea cansado el querer buscar sin miedo
la fuerza del infinito que a veces se ve tan lejos.»
(“Mi único medio»)
Permitidme, aunque este "cuelgue" se haga demasiado extenso, que copie y comparta un texto que el propio MIGUELI escribe refiriéndose a su nuevo disco; testo al que titula "Agujero" y que no tiene desperdicio:
«Un agujero por definición es un lugar donde hay poca luz y que a la larga se llenará de pelusas o de hormigas. Suele tener un cierto atractivo desde fuera, pero provoca sensación de agobio si te toca tener que estar dentro.
La vida, que es u horizonte con arco iris invitándonos a pasar por debajo, a veces se torna algo opresiva y cansina; una oquedad de la que no hay manera de salir, una dificulta real y palpable para ir pasando los días, para atender a los que queremos, para que se parezca a lo que habíamos soñado. Y para llegar a fin de mes.
Pasándolo tan mal vamos descubriendo cosas, algunas sencillas y muy buenas. como que no nos hacía falta todo lo que teníamos y queríamos tener. Otras coyunturales, como que tenemos cerca muchos corazones que son mejores y más entretenidos que las pantallas. Otras más molestas y poco aceptadas, como que los momentos duros e intensos nos estiran, nos espolean, nos mejoran y nos llevan –después del arrechucho– a ser mejores, más de todos y más felices.
Sea toda esta música un ánimo para todos y todas los que andan haciendo encaje de bolillos cada día con su vida para llegar a todo y tirar palante con los suyos. Para los que con lo básico viven en tranquilidad y sonrisa, enseñándonos el verdadero valor de la vida. Para los niños, que solo quieren y necesitan cerca seguridad y a quien les quiere, y nada más. Para las gentes de todo el mundo que miran hacia el cielo cada día y ya respiran de otra manera, en lugar de mirar hacia abajo, hacia las carencias, hacia las cosas, hacia lo que podría haber sido.
A todos los que aprovechan el tiempo, lo viven, no lo matan. A los que buscan aventuras en los ojos de la gente, a los que no conectan mil aparatos para "desconectar", sino que sintonizan con el corazón de los que se encuentran en necesidad.
Sea un ánimo y un beso en la boca de todo el que sonríe, reza a su manera, escucha, abraza, suspira, comparte, vive, baila y ve colores en el agujero.»
Poco más voy a escribir hoy en este "cuelgue" dedicado al nuevo disco de MIGUELI... Seguiré hablando de él en unos días... MIGUELI titula a una de sus canciones: "Una ventana abierta·"... ¡Pues sí!, el disco "Un agujero con mil colores" es una ventana que se nos abre de "par en par" a la vida y a la esperanza. Os recomiendo "asomaros" a ella. Ya os anuncio que podremos asomarnos juntos en la segunda parte de este "cuelgue" que compartiremos en los próximos días.
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