Otro de los discos que no pueden olvidarse y que deben permanecer vivos en nuestra memoria cultural y colectiva es el que grabó el cantautor extremeño PEPE EXTREMADURA cantando versos del poeta JOSE MARÍA GABRIEL Y GALÁN nacido en Frades de la Sierra, Salamanca, en 1870, y fallecido en Guijo de Granadilla, Cáceres, en 1905.
PEPE EXTREMADURA. |
Aquel LP, editado por Tecnogasa, en 1987, fue, en realidad, el único disco monográfico dedicado a la poesía-cantada de Gabriel y Galán. Disco en él que se recogen nueve poemas musicalizados e interpretados por José Roseiro Pedro, o sea, PEPE EXTREMADURA.
Concretamente el escritor Víctor Chamarro –Medalla de Extremadura en el año 2012– refiriéndose a Pepe y, concretamente, al disco que hoy deseo rescatar, escribía el siguiente texto que aparece escrito en la contraportada del disco:
«Conocí a Pepe. Sencillo, campesino, de tez moruna y ojos muy vivos con unas ideas tan embebidas de solidaridad que reforzaban la empatía de sus públicos de plazas pueblerinas y fiestas de trabajos cumplidos. Aquel lejano Pepe apenas ha cambiado, sigue enganchado por Extremadura que lleva abrochada a su nombre. Durante años la ha recorrido pueblo a pueblo en un afán pedagógico, casi misionero. También Pepe –como el poeta al que hoy canta– ha preferido ser pajarillo de barbecho a lorito real. Tantas complicidades auguraban que el cantante cayera en la tentación de musicar al poeta más representativo de Extremadura por su gancho para entrar en el alma lugareña utilizando una peculiar concepción horaciana del medio rural: la arcadia feliz de los buenos amos de la buena gañaderia. Cada clase en un compartimento estanco, y la espadaña desde su altura, presidiendo la armonía jerárquica de un mundillo hermético. Con este planteamiento supo el poeta –agridulce paradoja– conectar limpiamente con el oprimido y sentir el campo y a sus moradores después de haberse empapado de sudores y jerga jornalera.
Gabriel y Galán escribirá de problemas cotidianos: el ajuar, la boda, la muerte de la esposa, el nacimiento del hijo, la senara, la sequía, el embargo de bienes por impago.
Su poesía entrara en la iglesia, alimentará la escuela, se recitará en veladas al pabilo
Pepe leyó de niño al poeta. Ya adulto da modernidad musical, ritmo y sentimiento a unos versos con aroma de fotografía amarillenta.»
Su poesía entrara en la iglesia, alimentará la escuela, se recitará en veladas al pabilo
del candil, no faltará a los postres de una boda, en la entrega de diplomas escolares, o en la nocturna ronda noviera. El mensaje de pesimista resignación será aderezado en un –castellano paladino– con salpicaduras dialectales leonesas.
Concretamente el disco "PEPE EXTREMADURA CANTA AL POETA GABRIEL Y GALÁN" fue el siguiente:
Poemas/canciones:
1. El embargo.
2. A un rico.
3. Noche fecunda.
4. Dos nidos.
5. Trisca vaquerillo.
6. La ciega.
7. Campos vírgenes,
8. Sibarita.
9. Pletora.
En la grabación del LP participaron musicalmente Pepe Extremadura (guitarra acústica y armónica), Esteban Ruiz (piano y sintetizadores), Juan Manuel Díez (guitarra baja y percusión y José M. Ferreira (batería).
Para concluir esta "evocación-reivindicativa" creo que merece la pena escuchar el tema del disco de Pepe Extremadura creado sobre el conmovedor poema "EL EMBARGO" de Gabriel y Galán; poema –en su contexto– de absoluta actualidad. Os propongo escucharlo:
«Señol jues, pasi usté más alanti
y que entrin tos esos,
no le dé a usté ansia
no le dé a usté mieo...
Si venís antiayel a afligila
sos tumbo a la puerta. ¡Pero ya s'ha muerto!
¡Embargal, embargal los avíos,
que aquí no hay dinero:
lo he gastao en comías pa ella
y en boticas que no le sirvieron;
y eso que me quea,
porque no me dio tiempo a vendello,
ya me está sobrando,
ya me está jediendo!
Embargal esi sacho de pico,
y esas jocis clavás en el techo,
y esa segureja
y ese cacho e liendro...
¡Jerramientas, que no quedi una!
¿Ya pa qué las quiero?
Si tuviá que ganalo pa ella,
¡cualisquiá me quitaba a mí eso!
Pero ya no quio vel esi sacho,
ni esas jocis clavás en el techo,
ni esa segureja
ni ese cacho e liendro...
¡Pero a vel, señol jues: cuidaíto
si alguno de ésos
es osao de tocali a esa cama
ondi ella s'ha muerto:
la camita ondi yo la he querío
cuando dambos estábamos güenos;
la camita ondi yo la he cuidiau,
la camita ondi estuvo su cuerpo
cuatro mesis vivo
y una nochi muerto!
¡Señol jues: que nenguno sea osao
de tocali a esa cama ni un pelo,
porque aquí lo jinco
delanti usté mesmo!
Lleváisoslo todu,
todu, menus eso,
que esas mantas tienin
suol de su cuerpo...
¡y me güelin, me güelin a ella
ca ves que las güelo!...»
No hay comentarios:
Publicar un comentario