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sábado, 3 de mayo de 2014

"MUNDO CHILLÓN", "QUÉ BONITO ES SER UN LOSER" Y SU CANTO –SENCILLAMENTE Y CON DESCARO– A LA LIBERTAD.

Tengo aquí, a mi lado, desde hace varias semanas, el último disco de MUNDO CHILLÓN (Pedro Chillón) aguardando el encuentro de un buen momento para poder presentarlo y comentarlo con la calma que se merece... Hoy, me propongo hacerlo..., ¡viene bien después del día del trabajo!



Este disco, titulado "Qué bonito es ser un loser" –segundo de Pedro Chillón– merece la pena presentarlo y comentarlo con calma por varias razones: 

En primer lugar, porque es un gran disco; porque no tiene desperdicio; y, sobre todo, ¡porque me encanta!...; es uno de esos discos que musicalmente no solo te hacen disfrutar, sino que además con él te puedes permitir el lujazo de "regodearte" y "revolcarte" en sus canciones, para disfrutar sensorialmente y pasar un buen rato. (Dimensión discográfica más lúdica –¡que sin duda este disco la tiene!– al margen de lo que puedan decir las letras de sus canciones que, además, en el peor de los casos –cosa que sería lamentable– te pueden llegar a importar un "carajo").

Pero además –y sobre todo– el disco "Qué bonito es ser un loser" merece la pena comentarlo y recomendarlo con calma, porque es un CD –con once canciones– que, al menos a mí, me ha permitido sentirte lúcidamente vivo y no como un "gilopollas" más –como el Krahe con Marieta– inmerso en la "manada obediente y cumplidora" y en la "gris mediocridad" de los que protestan de vez en cuando, pero que al final terminan aguantándose, votando a los de siempre. y escuchando y consumiendo lo que les echen...; y que además, encima, "ni pecan".

Dibujos de la cubierta y del disquete creados
por Anabel Perujo.

Tanto me ha gustado y me ha "saneao" mental y interiormente el nuevo disco de Pedro Chillón, que se me está ocurriendo que al igual que se habla de una "teología de la liberación", yo, a partir de este momento, voy a hablar de una "canción LIBREradora", o sea, una canción capaz de pegarte "eficaces achuchones armónicos" para que vivas, seas y te sientas libre de verdad; que es, a fin de cuentas, "pa'lo" que hemos "nacío", y no para ser un "loser" cualquiera... ¡Pues mire usted, NO!

¡Es curioso!, cuando me encuentro, de vez en cuando, con Pedro en la calle, en algún bar, como espectador en un concierto. o firmándole un disco a uno, o una, de sus fans, consigue siempre desconcertarme.

Pedro Chillón firmando uno de sus discos.

Lo percibo de entrada tan serio, tan "elegante", tan limpio, tan sabio, tan de profesor ilustrado..., que es como si acabara de salirse de una tertulia o de una "cuchipanda" sesuda y literaria de las históricas; por ejemplo, ésta en la que participaron, entre otros, Julio Camba, Belmonte, Penagos, Perez de Ayala o Valle-Inclán.

Dibujo humorístico de Sancha en el que aparecen
entre otros –a la izquierda– Valle-Inclán.

Pero no, ¡no es así!, luego estás dos minutos hablando con Pedro, o le ves subirse a un escenario con su guitarra –solo o con su banda–, y la percepción inicial se transforma radicalmente.

Pedro Chillón, tras esa apariencia sobría que puede transmitir a primera vista, encierra y atesora una especie de "caja de sorpresas", o un "baúl mágico", que al abrirse se desborda y rebosa ironía, humanidad, buen humor, frescura poética, hiperrealismo subversivo, sensibilidad, muy buena música popular –a borbotones–, y unas canciones que, en realidad, parece que fueron las que conoció Platón, en la antigua Grecia, y a las que hacía referencia en "La República" cuando afirmaba que es en él ámbito de la música –y de la canción– donde «han de establecer su cuerpo de guardia los guardianes porque introduciéndose poco a poco, y deslizándose calladamente trastornándolo todo en la vida pública y en la privada».

Pues sí las canciones transformadoras de Mundo Chillón "canciones LIBREradoras"–, y más concretamente las de su nuevo disco, con un carácter sonoro verdaderamente popular –en él no cabe lo "muermo" y lo aburrido–; y con un elocuente y sublime descaro, ponen "el tono, el timbre y el dedo" en la realidad "fea" –¡porque es muy fea!– que con frecuencia estamos viviendo; realidad desigualitaria, deshumanizante e injunta ante la que somos muchos los que nos seguimos negando y diciendo ¡NO!: «Tengo mil razones para decir que no / aunque con la oferta me traiga usted un reloj».

Valgan como muestra, estas pinceladas de eso que yo calificaba antes el "hiperrealismo subversivo" de Pedro:


«Yendo a la universidad un diploma se ha ganado
por saber reproducir las milongas que ha contado
un profesor titular que jamás ha trabajado. [...]
Sus amigos que crecían con el mismo resultado,
nada malo le veían, era como está mandado,
obediente y cumplidor, elegante y aseado,
el ingeniero mejor de la cola de parados».
(“Qué bello mientras duró”)

«En estado natural soy una gota en el mar, polvo de la esquina,
sin temor a defraudar, sin temor a generar espectativas.
Puedo entrar en cualquier bar y que nadie me atosigue a la salida,
ni me esperen a la entrada, ni me sirvan la bebida...
... asentir y sorportar; que te cojan y te usen
y te vuelvan a tirar».
(“Qué bonito es ser un loser”)

«Voy a celebrar que hoy ha ganado mi equipo y me siento mejor tipo,
para así olvidar que yo soy una hipoteca y una vida medio hueca.
Vamos a cantar, vamos a bailar, vamos a pensar...
más bien poco, más bien poco».
(“Me voy a ver la tele”)

«La gente no sabe reír, la gente prefiere llorar,
si vives la vida feliz ya no tienes na que contar.
El que no llora no mama y aquí todos a mamar,
ni guardar para mañana ni dejar de pedir más.
 Hipnotizado el obrero, perezoso el capataz,
van cediendo su terreno, menguan y dejan pasar
a un cortejo de patanes que vive de demostrar
que para ser capitanes no hace falta trabajar».
(“El pájaro carpintero”)

Y valga como muestra y contrapunto, también, este claro, directo, atrevido y comprometido posicionamiento al que, es lógico, se ha unido El Gran Wyoming con su voz, y yo también me uno:

El Gran Wyoming, Pedro Chillón y Pablo Carbonell
durante la grabación del disco "Que bonito es ser un loser".
«No quiero patrias, no compro ninguna
de esa marca adulterada por la caradura.
No me importa lo que quiera vender,
seguramente está muy bien para usted.
A mi los símbolos fríos no logran excitarme,
tengo mil cosas mejores en las que ocuparme
que echar cuentas al catálogo que me trae usted. [...]

Tengo mil razones para decir que no
aunque con la oferta me traiga usted un reloj.
Vendedor de patrias macabro perdedor,
filtrador de razas, larva de dictador.
No me va a convencer que existe el eje del bien
mientras alquila compra y vende la fe.
No moleste más.
No voy a comprar».
("Vendedor de patrias")

Y poco más voy a contar del reciente disco de Chillón. SÍ destacar el magnífico equipo que lo ha hecho posible. Ha sido producido por Aure Ortega, Samuel Vidal y el propio Pedro; han aportado sus prodigiosas dotes interpretativas y musicales: Alfonso Alcalá, Pancho Brañas, Aure Ortega, Samuel Vidal, Manu Clavijo, El Kanka, el Manin, Fede Comín, El Gra Wyoming, Pablo Carbonell, Maremoto, Francisco Brito, Alfredo Ochoa, Francisco Castillo y Genaro Ponce; en la grabación han intervenido Cheluís Salmerón, Carlos Días, David Llosa y Samuel Vida; y magistralmente en la ilustración y el diseño ha puesto su mano, su arte y su imaginación ANABEL PERUJO –¡una auténtica maravilla!–.

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