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jueves, 6 de marzo de 2014

ALBERTO CORTEZ - III: BUENOS AIRES, EUROPA, «LAS PALMERAS» Y «RENÉE», EL GRAN AMOR DE SU VIDA

Alberto Cortez.

En 1958, finalizada la educación secundaria en San Rafael, ALBERTO CORTEZ se trasladó a Buenos Aires para estudiar en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales. Se hospedó en una pensión de la calle Libertad, 281, segundo piso sin ascensor, y, poco a poco, aquella hemosísima y apasionante ciudad –yo personalmente la amo– le fue conquistando y atrapando.

«Recién llegado a la capital ingresé en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la ciudad de Buenos Aires con la peregrina intención de llegar a ser abogado. Digo peregrina porque me seguía tirando la música y el canto. Descubrí un piano magnífico en el aula magna de la Facultad, y a partir de entonces gastaba más tiempo en él que en la biblioteca estudiando libros de derecho.  [...] La noche de Buenos Aires a finales de los cincuenta era sencillamente una fascinación».

Pronto, Alberto dejó de estudiar y empezó a dedicarse plenamente a la música. «Por las noches, con la guitarra a cuestas, pedía permiso en los bares americanos para cantar amenizando la astucia de las chicas en sacarles tragos caros a los asistentes. Cantaba de bar en bar y me hacía con bastante dinero proveniente de las propinas que las chicas conseguían para mí. "¡No seas avaro y dale un billete al chico que nos ha cantado tan bien", decían».

Durante aquellos años, fue también vocalista de varias orquestas –entre ellas, la Jazz San Francisco–, con la que viajó prácticamente por todo el país.

Precisamente, en el viaje que realizo a Santiago de Estero, Alberto conoció a Hugo Díaz, quien le propuso –al igual que se lo había propuesto en su momento a Carlos Montero– que se integrara en su grupo para realizar, durante seis meses, una gira por Europa con un espectáculo titulado "Argentine National Ballet and Show".


"Hugo Díaz y sus Changos". De pie Carlos Montero, a la guitarra, y Hugo Díaz.
Sentados: Alberto Cortez, tocando la flauta, Víctoria Díaz y Ferreira.

Alberto, lleno de curiosidad por conocer Europa, acepto la propuesta, y junto con Carlos Montero, Hugo y Victoria –compañera de este último– formaron la compañía "Hugo Díaz y sus Changos" y salieron del puerto de Buenos Aires, a bordo del Provenza, con destino a Génova.

Llegados a Génova, tomaron un tren hasta Amberes y presentaron por primera vez su espectáculo en Knokke Zoute (Bélgica).

En aquellas circunstancias, Alberto Cortez vivió dos acontecimientos que marcarían para siempre su vida.

El primero fue la admiración que le causaron su voz y su forma de cantar a Willy van de Steen, importante productor discográfico y, a la vez, director artístico de la empresa Moonglow Records; admiración que se tradujo en la grabación de un primer disco con canciones en su mayoría no escritas ni compuestas por Alberto que alcanzó un éxito insospechado. El Propio Alberto nos recuerda aquel acontecimiento:


«En noviembre del año 1960 en los estudios Deca de Bruselas, acompañado por Hugo Díaz, maestro irrepetible de la armónica, por Carlos Montero en la guitarra, Willy Albimore en el órgano Hamond y un bajista cuyo nombre se me ha perdido en el laberinto de mi memoria dimos forma a lo que fue mi primera grabación en Europa bajo la supervisión del productor Willy van de Steen, director artístico de Moonglow Records, que nos había “descubierto” en un teatro de Knokke le Soute, en la costa belga. El disco, editado por Moonglow Records en Bélgica, tuvo enseguida una excelente recepción. "El Sucu-sucu" se convirtió en un clamoroso éxito inmediatamente, al punto de proliferar enseguida grabaciones por doquier y por grandes artistas, Caterina Valente y Nat King Cole entre otros. Mi versión de "Las palmeras"–compuesta por Gilberto Rojas Enríquez al poco tiempo se convirtió también en un éxito que ha atravesado el tiempo hasta hoy». 

El segundo acontecimiento importante vivido por Alberto a su llegada a Europa fue su encuentro con Renée Govaerts, en la sala Witte Molen de Aarschot (Bélgica); extraordinaria pintora de la que se enamoró y que ha sido su compañera fiel, amada e inseparable.

El gran éxito alcanzado por Alberto en Europa trascendió, por supuesto, a España –sobre todo con la canción "Las palmeras"–, y Enrique Martín Garea –en aquel momento director discográfico de Hispavox– le propuso firmar un contrato para grabar sus discos en el mercado español y latinoamericano. Contrato del que, una vez firmado, surgió el primer disco de Alberto Cortez acompañado por Waldo de los Ríos y su orquesta.


Por aquella misma época, Alberto Cortez y Carlos Montero se desvincularon de Hugo Díaz –que regresó a Argentina con su esposa–, y, en 1964, decidieron fijar su residencia en España, lo que Alberto hizo tras contraer matrimonio con Renée en Aarschot, ciudad natal de la pintora.

(EN EL PRÓXIMO "CUELGUE" ACOMPAÑAREMOS
A "ALBERTO CORTEZ" TRAS SU LLEGADA A ESPAÑA).

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