Hoy, nada mas despertarme, leo esta crónica:
“Aterrados”, sin saber dónde guarecerse, los cinco hijos de Riad Ali el Alia, un español de origen palestino de 68 años, no hallaron otro refugio que el hueco de la escalera de su casa cuando las bombas de la última ofensiva aérea y de artillería de Israel en Gaza empezaron a caer en la madrugada del viernes. Los edificios del campo de refugiados de Jabalia, en el norte de la Franja, “temblaban por las explosiones”, afirma este catedrático de Ciencias Políticas de la Universidad gazatí de Al Azhar. “Las bombas caían una tras otra sin tregua. El silencio no duraba ni un minuto”, rememora.»
¿Hasta cuándo vamos a seguir siendo incapaces de encontrar la luz y la luminosidad de la PAZ a través del diálogo, de la conciliación, de la concordia?
Pensando en todo esto y verdaderamente conmovido me han venido a la memoria las palabras con las que RAFAEL ALBERTI introduce su libro "Fustigada luz":
«Nacemos en la luz, la queremos, la quisiéramos siempre. Porque tenemos ojos que ven, que ven aunque cerrados, aunque ciegos. Vamos a la luz en lo oscuro, en la tiniebla más tremenda, podemos verla, desearla, bracear como en el abismo submarino mas profundo en busca de ella. Porque la luz está allí, siempre allí, allá arriba, en lo alto, o en la sima más honda, al alcance de todos. Pero sucede que la luz –como diría León Felipe– hay que ganarla: “Ganarás la luz”. Pero hoy, tiempos feroces de condena y desprecio, hay más que nunca que luchar, por ella, combatir hasta las últimas ansias por alcanzarla, liberarla del castigo en que vive, de la tortura, los golpes, la violencia». (Rafael Alberti. “Futigada luz”).
«Nacemos en la luz, la queremos, la quisiéramos siempre. Porque tenemos ojos que ven, que ven aunque cerrados, aunque ciegos. Vamos a la luz en lo oscuro, en la tiniebla más tremenda, podemos verla, desearla, bracear como en el abismo submarino mas profundo en busca de ella. Porque la luz está allí, siempre allí, allá arriba, en lo alto, o en la sima más honda, al alcance de todos. Pero sucede que la luz –como diría León Felipe– hay que ganarla: “Ganarás la luz”. Pero hoy, tiempos feroces de condena y desprecio, hay más que nunca que luchar, por ella, combatir hasta las últimas ansias por alcanzarla, liberarla del castigo en que vive, de la tortura, los golpes, la violencia». (Rafael Alberti. “Futigada luz”).
En estos tiempos feroces –¡es verdad!–
hay, más que nunca, que luchar por la luz...
... liberarla del castigo en que vive,
de la tortura, los golpes, la violencia...
"FUSTIGADA LUZ" Hermosas palabras las de Alberti y llenas de verdad. ! Cuanta verdad! Gracias por el texto Lucini. Y una vez más !Malditas guerras y maldita sea la violencia!
ResponderEliminarJordi, ¡gracias! ¡Abrazo inmenos!
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