Todos los días disfruto mucho escribiendo mis "cuelgues" en este blog, y mucho más al comprobar que diariamente los comparten y los leen cientos de personas...; pues bien, hoy mi disfrute va a ser un poquito más grande de lo habitual porque voy a intentar transmitiros un hermoso descubrimiento que realicé anoche, tras asistir al concierto de ÁNGELA BIEDMA, en la Sala Libertad 8, de Madrid.
Ángela Biedma. |
Como pórtico, antes de contaros lo que anoche sentí y descubrí, os propongo la lectura de este texto del que es autora Ángela Biedama; texto que fue uno de los primeros que nos leyó anoche en un concierto en el que verdaderamente se encontraron y se hermanaron la palabra y la música. Un texto, que como seguidamente describiré, ha sido para mí muy revelador respecto a la magia y al misterio que esconde esta singular "cantora" sevillana.
Ángela Biedma. |
«No vine buscando fama, vine buscando mi paz,
la seguridad de la lucha y de no dejar nada en el tintero.
Me he realizado.
He sentido el poder de las voces y el talento.
He gozado de la autocomplacencia,
sintiéndome minúscula en la vorágine de músicos.
He crecido, vivivo y cambiado completamente sola.
He aprendido a valorar cada momento que esta ciudad me regala.
Descubrí que objetivos primordiales y utópicos una mañana te sorprenden
como felicidad de haberlos cumplido.
He vivido la soledad mas cruel rodeada de gente que no te ayuda a liberarte,
y después he encontrado la combinación perfecta, en un engranaje de tres piezas.
Ahora tengo miedo, el miedo de la necesidad de esta paz,
que como toda paz, es caduca.
He sentido hambre, ansiedad, inseguridad por no tener la certeza del dia siguiente.
He escapado a la costa y al sur, temiendo que escapara de mi.
Creo en el amor y su envase, como dogma irrefutable de mi vida.
Me ahoga el metro y todo lo que encuentro al pisar la calle.
Intento creer que todo sigue igual cuando vuelvo,
que la cuerda que me ata a mis amigos desde hace años sigue amarrandome fuerte.
Que siguen necesitándome.
Y el resto, que es todo, mi brújula firme, mis ojos, mi voz y mis manos.
Las letras que un dia me dictó y formaron mi vocablo.
El resto, que es todo, eres tú».
("Lo que he sacado en claro". Ángela Biedma)
Vengo siguiendo y persiguiento a Ángela y a sus canciones desde hace mucho tiempo –desde el 9 de abril de 2011 en que la escuché cantar por primera vez en Sevilla–; y siempre, en ese seguimiento –desde el primer día– me sorprendieron, sobre todo, los textos de sus canciones.
Primera fotografía que le hice y que publiqué de Ángela Biedma en este blog. Fue el 11 de abril de 2011. Fotografía tomada en la Sala La Estación, de Sevilla. |
Ángela –cuando la conocí– era una mujer sevillana descaradamente joven y, siendo tan joven, cantaba –y lo sigue haciendo– unos textos complejos y, a la vez, de gran belleza conceptual y literaria. Complejos y misteriosos textos entretejidos de surrelismo, de pasión y de sensualidad –de amor vivido– que, al menos a mí, desde el primer momento, consiguieron prenderme sé que de forma totalmente irracional. (Por aquel entones Ángela no solía leer sus textos o poemas en los recitales).
Las preguntas que siempre me han surgido en todo este tiempo pasado escuchando a Ángela han sido siempre las mismas: ¿De dónde le surge toda esa cálida y apasionada capacidad literaria? ¿Cuál es el secreto de ese arte que practica con tanta genialidad y al que ella llama "metaforar"? ¿De dónde surge su encanto y su convicción? ¿Cuál es el misterio y el origen de su seducción?
Anoche mis preguntas anteriores fueron poco a poco despejándose y la clave estuvo en la forma en que Ángela se planteó su concierto: Decidió entrelazar sus textos literarios –lo que ella habitualmente escribe– con sus canciones –lo que ella habitualmente compone–; y fue precisamente en esa confluencia donde Ángela se manifestó al descubierto y donde fui capaz de encontrarme con "la revelación de su misterio".
En lo que Ángela Bedma escribe habitualmente –estoy seguro de que porque el cuerpo se lo pide– se revela una mujer a la que le estallan interiormente sentimientos y sensibilidades "a lo bestia". En lo que anota en sus libretas o en sus papeles sueltos circunstanciales –hasta en una servilleta–, se revela también una sólida y cálida humanidad...; o sea –y permitidme una generalidad exenta de cualquier tipo de tópico– "en los pepeles de Ángela" se deja ver y sentir a una mujer extraordinaria, libre, desprejuiciada, tierna, apasionada, currante... y, ¡claro! es de ahí de donde surge su capacidad seductora; por eso me tiene a mí seducido, a mí a todos y todas los/las que estábamos anoche en Libertad 8.
Ángela nos contó en su concierto que es de esos textos de donde surgen sus canciones –de las que hoy estoy hablando poco intencionadamente–. Nos comentaba, también, que en ocasiones releyendo sus textos encuentra una frase, o una expresión, que se transforma en el germen de sus canciones...; con ello mis descubrimientos de anoche gozosamente se multiplicaron: Es evidente que las canciones de Ángela crecen y surgen del germen de su vida, de su humanidad, de su calidad como mujer.
Fijense atentamente en ese otro texto de Ángela construido de pensamientos hilados en liberad, al que ella llama "Enumeraciones":
Después de leer estas "Enumeraciones", poco me queda que decir; aunque ¡sí!, hay algo que es importante y que no debo olvidar, y es que, a todas estas, Ángela Biedma canta cada vez mejor; que cada vez toca mejor su guitarra y el piano –cuando se pone a hacerlo–; y que desde el punto de vista de la composición, está creando una auténtica alternativa musical con claras raíces y referencias sureñas. Desde esa perspectiva su crecimiento está siendo grande y es imparable.
Finalmente me gustaría mandar un "guiño" de admiración a Carmen Boza, amiga del alma de Ángela, que nos regaló una de sus canciones... Carmen es otra de esas mujeres que están surgiendo en nuestro país dignificando –desde la calidad y la sensibilidad– a nuestra música popular.
Carmen Bozza. |
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