Ayer me fue imposible silenciar la "sana envidia" que me producía el trabajo que están realizando en Italia el "Istituto Ernesto de Martino" y la discográfica "I Dischi del Sole"; una "sana envidia" que en ningún caso me resulta desmoralizante, sino todo lo contrario. Encontrarme por el mundo con proyectos como esos me sirve todavía para "ponerme las pilas" y seguir creyendo y soñando en que en nuestro país podemos emprender aventuras similares.
Amo tanto la "canción de autor" y la considero tan importante desde el punto de vista musical, poético, histórico y cultural que aquí estoy: reivindicándola apasionadamente y manifestando una "resistencia inquebrantable" frente a sus "enterradores", es decir, frente a quienes hace años decidieron, y hoy siguen decidiendo, que eso de la "canción de autor" fue una "aburrida y politizada" manifestación del pasado que hoy por hoy no tiene ningún sentido. Hasta he escuchado y leído en estos últimos días que para algunos de los jóvenes que hoy componen y cantan sus propias canciones el calificativo de "cantautor" les resulta incluso "incómodo" y "degradante". Lo siento, pero no puedo entenderlo.
Y créanme mi "resistencia" ante esos posicionamientos es absolutamente desinteresada; la expreso a través de este blog al que le dedico diariamente varias horas, y que, por supuesto, no me produce mayores beneficios y gratificaciones que las que a diario me proporcionan los cientos de personas que entran en él y me leen. (Por cierto, gratificaciones que son las que alimentan y fortalecen mi "resistencia", y por las que me siento enormemente agradecido).
Mi defensa de la "canción de autor" –a la que vengo dedicándome durante muchos años, y sobre la que he escrito ya más de veinte libros– se convierte en este momento en "resistencia inquebrantable" por tres motivos que seguidamente voy a exponer:
Amo tanto la "canción de autor" y la considero tan importante desde el punto de vista musical, poético, histórico y cultural que aquí estoy: reivindicándola apasionadamente y manifestando una "resistencia inquebrantable" frente a sus "enterradores", es decir, frente a quienes hace años decidieron, y hoy siguen decidiendo, que eso de la "canción de autor" fue una "aburrida y politizada" manifestación del pasado que hoy por hoy no tiene ningún sentido. Hasta he escuchado y leído en estos últimos días que para algunos de los jóvenes que hoy componen y cantan sus propias canciones el calificativo de "cantautor" les resulta incluso "incómodo" y "degradante". Lo siento, pero no puedo entenderlo.
Y créanme mi "resistencia" ante esos posicionamientos es absolutamente desinteresada; la expreso a través de este blog al que le dedico diariamente varias horas, y que, por supuesto, no me produce mayores beneficios y gratificaciones que las que a diario me proporcionan los cientos de personas que entran en él y me leen. (Por cierto, gratificaciones que son las que alimentan y fortalecen mi "resistencia", y por las que me siento enormemente agradecido).
Mi defensa de la "canción de autor" –a la que vengo dedicándome durante muchos años, y sobre la que he escrito ya más de veinte libros– se convierte en este momento en "resistencia inquebrantable" por tres motivos que seguidamente voy a exponer:
• El primero porque considero que el propio término "canción de autor" –que en su día fue considerado como un "género musical"– está sometido a una total y absoluta confusión. Creo que es un término sobre el que hay que reflexionar y al que hay que "redefinir".
Es curioso, mientras creadores como Luis Pastor, Ismael Serrano, Marwan, Lucas, Sara López Veneros, Manuel Cuesta, Alfonso del Valle, Manu Míguez, María Rosalén o el mismísimo Iñígo Coppel, reivindican el término "cantautor"; hay otros que no es que lo rechacen –no adjudicándoselo a ellos mismos– sino que lo consideran como algo característico de otra época y que ahora, en la actualidad, es preciso negar y olvidar. ¡Pues muy bien!... ¡Pero no estoy en absoluto de acuerdo.
• El segundo motivo que me mueve a esta "resistencia inquebrantable" es la necesidad de "recuperar la memoria contra el olvido" –confieso que es una de mis obsesiones–. Es muy importante recuperar y volver a dar a conocer la historia de nuestra canción de autor durante estos cuarenta y cinco últimos años. Y recuperarla para que no se olvide, y para que no se la juzgue desde el desconocimiento y la ignorancia.
Lo siento pero tengo que decirlo: El problema de muchos jóvenes detractores de la "canción de autor" es precisamente ese: la superficialidad, el desconocimiento y la ignorancia de lo que realmente ha sido y ha significado la "canción de autor" en nuestro país... ¿Cómo se puede habla de "aburrimiento" y "politización" pensando en Vainica Doble, Hilario Camacho, Maria del Mar Bonet, Luis Eduardo Aute, Carlos Cano, Joan Manuel Serrat, Mikel Laboa, Joan Isaac, Quintín Cabrera, Lluís Llach, Amancio Prada, Marina Rossell, etc. etc. etc.? ¡No lo entiendo! ¡Que me lo expliquen!
• Y el tercer motivo que alimenta mi "resistencia inquebrantable" es una obsesión y una urgencia que me persigue hace tiempo y que surge de la fusión de mis dos grandes pasiones profesionales: la canción y la pedagogía.
En este caso –ya lo he dicho en otras ocasiones– la culpa de mi obsesión la tiene Don Miguel de Unamuno cuando, hace ya bastante años, me convenció de uno de los principios de su pensamiento: «El pueblo necesita –decía Don Miguel– que le canten, que le rían y que le lloren, mucho más que el que le enseñen»... ¡Pues sí! ¡estoy totalmente de acuerdo con él!...; pero eso sí, el pueblo –por supuesto– necesita que le canten "bien y bueno".
Es realmente extraordinario el trabajo que en ese sentido están realizando muchos cantautores y cantautoras que a la vez trabajan profesionalmente como profesores y profesoras.
Pues bien, creo que también es urgente buscar y poner los medios para que la "canción de autor" entre en la escuela y se integre en los programas y en las programaciones educativas en las diversas áreas o ámbitos del aprendizaje. Entre esos medios, considero prioritario, desarrollar cursos de formación a profesores y profesoras, sobre la utilización de la canción en las aulas. No estaría nada mal en ese sentido, por ejemplo, recuperar técnicas de trabajo educativo en el aula tan interesantes y eficaces como el "disco-forum".
Sobre todo lo que he expuesto anteriormente pienso desarrollar mi trabajo en los próximos meses.... ¡Vamos a ver si es posible!... ¡Yo lo estoy deseando!... Y, por supuesto, seguiré luchando por ese Centro de Documentación y Difusión de la Canción de Autor que sigo considerando imprescindible
Es curioso, mientras creadores como Luis Pastor, Ismael Serrano, Marwan, Lucas, Sara López Veneros, Manuel Cuesta, Alfonso del Valle, Manu Míguez, María Rosalén o el mismísimo Iñígo Coppel, reivindican el término "cantautor"; hay otros que no es que lo rechacen –no adjudicándoselo a ellos mismos– sino que lo consideran como algo característico de otra época y que ahora, en la actualidad, es preciso negar y olvidar. ¡Pues muy bien!... ¡Pero no estoy en absoluto de acuerdo.
• El segundo motivo que me mueve a esta "resistencia inquebrantable" es la necesidad de "recuperar la memoria contra el olvido" –confieso que es una de mis obsesiones–. Es muy importante recuperar y volver a dar a conocer la historia de nuestra canción de autor durante estos cuarenta y cinco últimos años. Y recuperarla para que no se olvide, y para que no se la juzgue desde el desconocimiento y la ignorancia.
Lo siento pero tengo que decirlo: El problema de muchos jóvenes detractores de la "canción de autor" es precisamente ese: la superficialidad, el desconocimiento y la ignorancia de lo que realmente ha sido y ha significado la "canción de autor" en nuestro país... ¿Cómo se puede habla de "aburrimiento" y "politización" pensando en Vainica Doble, Hilario Camacho, Maria del Mar Bonet, Luis Eduardo Aute, Carlos Cano, Joan Manuel Serrat, Mikel Laboa, Joan Isaac, Quintín Cabrera, Lluís Llach, Amancio Prada, Marina Rossell, etc. etc. etc.? ¡No lo entiendo! ¡Que me lo expliquen!
• Y el tercer motivo que alimenta mi "resistencia inquebrantable" es una obsesión y una urgencia que me persigue hace tiempo y que surge de la fusión de mis dos grandes pasiones profesionales: la canción y la pedagogía.
En este caso –ya lo he dicho en otras ocasiones– la culpa de mi obsesión la tiene Don Miguel de Unamuno cuando, hace ya bastante años, me convenció de uno de los principios de su pensamiento: «El pueblo necesita –decía Don Miguel– que le canten, que le rían y que le lloren, mucho más que el que le enseñen»... ¡Pues sí! ¡estoy totalmente de acuerdo con él!...; pero eso sí, el pueblo –por supuesto– necesita que le canten "bien y bueno".
Es realmente extraordinario el trabajo que en ese sentido están realizando muchos cantautores y cantautoras que a la vez trabajan profesionalmente como profesores y profesoras.
Pues bien, creo que también es urgente buscar y poner los medios para que la "canción de autor" entre en la escuela y se integre en los programas y en las programaciones educativas en las diversas áreas o ámbitos del aprendizaje. Entre esos medios, considero prioritario, desarrollar cursos de formación a profesores y profesoras, sobre la utilización de la canción en las aulas. No estaría nada mal en ese sentido, por ejemplo, recuperar técnicas de trabajo educativo en el aula tan interesantes y eficaces como el "disco-forum".
Sobre todo lo que he expuesto anteriormente pienso desarrollar mi trabajo en los próximos meses.... ¡Vamos a ver si es posible!... ¡Yo lo estoy deseando!... Y, por supuesto, seguiré luchando por ese Centro de Documentación y Difusión de la Canción de Autor que sigo considerando imprescindible
Al son de Pedro Guerra, “y habrá que responder, que SÍ será posible…” Memoria, canción, pedagogía… la resistencia inquebrantable es, además, ilusionante y contagiosa! :-)
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ResponderEliminarChapó, Fernando !! No hay mucho interés en promocionar la canción de autor salvo contadas excepciones y tu eres la primera de ellas. Hay textos, melodías, compromisos y compañeros que parece que claman en el desierto... pero me consta que en algún "oasis" se nos escucha. Somos de minorías por el momento. Hoy impera el producto. Si no se vende se da de baja y que pase el siguiente. Pobre Van Gogh. Murió sin vender un cuadro y ahora se pagan fortunas...Yo digo de broma que "canto para la posteridad y que algunos privilegiados tienen ahora una primicia", jejeje...pero se que gracias a ti y otros pocos esto emergerá y no morirá en el olvido. Nunca rechazé el término de cantautor. Estoy muy orgulloso de serlo desde los lejanos 60. Los admiro y los sigo. Para mi un cantautor es alguien comprometido y sensible que piensa, reflexiona, escribe musica, pule y pule y luego canta sus canciones. Es un trabajo agotador y completo que no se valora como se debe. Interesadamente se promociona a saco la telebasura, cinebasura, musicabasura, equisbasura porque un pueblo ignorante, sin criterio ni opinión es mas manipulable. El nivel cultural del país es muy bajo y no puede haber un cambio radical. No me lo creería. Por eso digo que "si algún día alcanzo el éxito...me preguntaré en qué me he traicionado"
ResponderEliminarEse Centro de Documentación y Difusión de la Canción de Autor, se me antoja imprescindible y no puede estar en mejores manos que las tuyas. Acabaremos aprendiendo.
Abrazos y acordes.
Primero agradecerte esta entrada. Y después me gustaría dejar un escrito de Rodolfo Serrano titulado "Cantautores" (diciembre 2000).
ResponderEliminarDicen que vuelven los cantautores. Dicen que los cantautores están de moda. Hablar por hablar. Y posiblemente, ni una cosa ni otra sea verdad. Los cantautores no vuelven porque nunca se fueron. Han estado ahí, intentando hacer llegar, envuelto en música, un mensaje a quien ha querido oírles. Joan Manuel Serrat, Paco Ibáñez, Pablo Guerrero, Luis Pastor, José Antonio Labordeta, Jaume Sisa, Luis Eduardo Aute... Pero, ¿por qué eran cantautores? Fue una manera de diferenciar su música y su persona de una música y unas personas que llenaban las ondas de radio, la televisión oficial y única, con un determinado tipo de canción.
Resulta curioso que el término cantautores tuviera casi una connotación peyorativa, y solo porque – sobre todo en sus letras - había un nivel de calidad, dijera cosas. Frente al “coge tu sombrero y póntelo”, a la “Eva María se fue a la playa con su bikini de rayas”, los cantautores intentaban lanzar mensajes de calidad, de solidaridad y de libertad. Tal vez, porque era la obligación de todos en una situación difícil.
Todo esto suena ahora extraño. Pero sólo para algunos. Calidad, solidaridad y libertad siguen siendo valores que - afortunadamente – los jóvenes siguen haciendo suyos y siguen reivindicando, por más que a nostálgicos del pasado, a aquellos que prefirieron inhibirse en un momento histórico, a los que negaron que todos tenían algo que hacer para cambiar las cosas, todavía les siga molestando. Los cantautores fueron y son la conciencia del momento que a cada uno les tocó vivir.
Serrat popularizó a Antonio Machado, un poeta rojo medio olvidado. Y a Miguel Hernández. Paco Ibáñez recordaba que en este país había poetas como Celaya y que había que salir, a cuerpo, a la calle para cambiar las cosas. Sisa ofrecía su casa abierta a todos en una época en la que el país estaba cerrado a cal y canto. Labordeta buscaba una tierra de libertad donde no había ni un pueblo libre, y Luis Pastor, por ejemplo, cantaba que lo importante era ir juntos, compañeros, unos con el quiero y otros con el puedo. Ahí están todavía. Nunca se marcharon.
Y se unieron a otros. O nuevos cantautores se unieron a ellos. No son lo mismo. Pero, de ellos, recogieron lo mejor de su legado. Frente al “No cambie”, o la resurrección de lo más casposo y frívolo del pasado, ellos han seguido cantando a valores universales: el amor, la solidaridad, la libertad... Pedro Guerra, Rosana, Tontxu, Antonio de Pinto, Paco Bello, Ismael Serrano….
Afortunadamente, los jóvenes han encontrado quienes les canten ahora y les dibuje el mundo en el que viven. Los cantautores no han vuelto. Ni siquiera están de moda. Hay gente que canta y dice cosas. Afortunadamente.
Muy buena entrada, maestro!!!!!
ResponderEliminarAbsolutamente de acuerdo!!!!
Sobre el tema del aburrimiento y la politización se me ocurren muchas cosas...
La canción de autor es aburrida para la gente que no le gusta esta propuesta artística... Como para otras personas es aburrido el jazz, o el flamenco, o el pop, o el rock, etc...
Simplemente, a ningún "enteraillo" se le ocurre decir que Miles Davis, por ejemplo, o Enrique Morente, son aburridos...
Aunque dudo que el "público masivo" se haya escuchado un disco entero de estos dos nombres... por su complejidad y densidad.
Y dudo que el "enteraillo" de turno los haya escuchado profundamente.
Para mi la canción de autor es excitante, divertida, entretenida, profunda, llena de matices...
En absoluto aburrida. Por eso me gusta.
Y la canción de autor se politiza, como todo se politiza en realidad -queramos o no- porque se moja, porque da la cara, porque mira la vida sin tapujos... porque trata todas las manifestaciones humanas.
Y eso me la hace todavíaa menos aburrida.