Esta mujer que aparece en la fotografía es un ser humano absolutamente extraordinario; una mujer luchadora, radicalmente libre, profundamente sensible, inmensamente tierna, "cantautora" comprometida y siempre coherente..., y amiga, muy amiga... Se llama ELISA SERNA.
Ayer sus compañeros y compañeras de barrio –que la quieren, que la admiran mucho– organizaron y celebraron una fiesta para celebrar su cumpleaños; fiesta a la que me invitaron porque saben lo mucho que me une ella..., ¡y allí estuve!... absolutamente feliz de acompañar a Elisa; feliz de abrazarla, de acariciarla, de cantar y bailar con ella, y, sobre todo, de sentir que sigue siendo mucho lo que nos une...; muchos sueños, mucha sed de libertad, mucha "república", mucho amor a la "canción de autor" y a la música popular y, mucha esperanza.
Con Elisa Serna en su fiesta de cumpleaños. Me está entregando un broche artesanal con la bandera republicana. |
Antes de hablar de la fiesta de ayer, si me lo permitís, voy a copiar, a continuación, un "retrato íntimo" que escribí sobre Elisa en mi libro "Crónica cantada de los silencios rotos" (1998); recordarlo supone una renovada expresión de mi cariño y de mi reconocimiento a su intenso, generoso y hermoso trabajo en defensa de la libertad, de la democracia real, y de los derechos humanos, y, en particular, de los derechos de la mujer.
«Elisa Serna, "madriterránea jonda" y vanguardista, es como una "brasa viva", cálida y apasionada, que no hay quien la apague porque ella incansablemente siempre resucita. Confiesa que la utopía es un elixir, su secreto y su fortaleza; y amarrada a ella, con su temple comunero y con sus persistencia infatigable –aunque sólo sea entre las cuatro paredes de su buhardilla– no deja de cantarnos: "Más allá, hay que ir más allá".
En los tiempos de la "España negra" ella apostó decididamente por la libertad: por la suya y por la de los compañeros; y lo hizo con la filosofía rebelde, arriesgada y dignamente quejumbrosa aprendida de la voz y del sentimiento de la clase obrera –de la clase social en la que había nacido, en la que creció y de la que era "arte y parte"–.
Elisa Serna. (Fotografía de Curro Fito). |
Un buen día optó por convertir aquella filosofía en canciones, y lo hizo desde lo más grande que poseía: desde su sensibilidad; una sensibilidad musical innata, innovadora, diferente y libre, como su pensamiento... ¡y siempre apuntando al porvenir!
Su quejido en aquel tiempo fue vociferante y por muchos aplaudido; y fuimos muchos los que nos unimos a él sin importarnos ni tonos, ni timbres, ni gaitas; y es mucho lo que le debemos, sobre todo la fuerza, la rebeldía, la solidaridad y la esperanza que ella supo contagiarnos. (¡Lástima que algunos –algunos de los que vociferaban entonces– hoy quieran olvidarla para no reconocerse en su voz, para borrar una memoria acusatoria e intranquilizadora que, imprudentemente, siempre refleja, en el espejo de la conciencia, la esperpéntica imagen del travestismo ideológico y de la incoherencia!).
Ella nunca fue una "estrella", fue siempre luna; luna que iluminó interminables noches de impotencia –luna condenada hoy a un "cuarto menguante" como consecuencia del crimen del olvido y de la impiedad de la injusticia–; nunca obtuvo un disco de oro, y menos de platino; sólo consiguió el cobre imprescindible para poder ir sobreviviendo. ("Me hago vieja en la pobreza –nos cantaba ya en el 92–, eso es lo que hay conmigo, yo que quiero estar contenta y se me escapa un quejido").
Elisa Serna. (Fotografía de Curro Fito). |
Pero no importa, ella, dale que dale y contra "viento y marea" –sobre todo contra la soledad– prosigue intuitivamente investigando; siempre coherente y éticamente incorruptible. Esclava de sus creencias y de sus afectos, siempre tiene un proyecto entre las manos y una canción en las entrañas; y, para colmo, en su rincón –cuarto piso de una antigua corrala–, rodeada de plantas y de entrañables recuerdos, tiene una gata a la que ha decidido ponerle el nombre de "Utopía".
"Utopía" es inquieta, saltarina, indiscreta y a veces hasta un poco imprudente; y lo que menos puede soportar es que se le encierre en el diminuto "excusado" del hogar para que no resulte molesta a las visitas; cuando así ocurre, la gata se queja, grita y se hace notar, y siempre, al final, Elisa le abre la puerta y te dice, con esos ojillos suyos –siempre vivos y a veces tan tristes–: "Mi Utopía es mi único con suelo".
Elisa –mujer extraordinaria–, tú que siempre nos dices que hay que reservar un tiempo para el amor y para la ternura, déjame devolverte –ahora sólo para ti– unos versos de amor que tú nos regalaste: "Como el agua te das; como ella callas... Tú siempre brotas lanzando a la luz cantos lunares y matizando, con ellos, de azul mis manantiales".»
Y, de nuevo, vuelvo sobre su cumpleaños ofreciendo una serie de fotografías tomadas ayer, que nos demuestran lo felizmente viva que se encuentra Elisa Serna. Viva en pensamientos y sueños de libertad; viva en derroches de generosidad, de solidaridad y de ternura; y viva en amor apasionado hacia la canción popular y la "canción de autor"; amor que compartimos.
Elisa cantó haciendo percusiones con las patas de una silla. |
¡Impresionante! Ya os contaré, la he invitado a cantar el 17 de abril en la Sala Galileo Galilei, de Madrid. Será el primer concierto pensando en el Centro de Documentación de la Canción de Autor. |
Elisa Serna –diciéndome que le encantará cantar rodeada de jóvenes cantautores en el Galileo– y Luis Pastor. |
Y los tres... ¡tan contentos! |
También participaron en el cumpleaños María Teresa Mariz y Antonio Gómez. |
Luis Pastor recitando «¿Qué fue de los cantautores?» |
Orlis Pineda, cantautor cubano que reside en Madrid nos ofreció un recital entrañable. Cantamos y bailamos con sus canciones, y recordando las "Dos gardenias" y al "Comandante Che Guevara". |
¡Aplausos llenos de vida! |
¡El baile! |
Sí Elisa, ¡vida mía!: Democracia y República ya, aquí y ahora. ¡Sí! ¡Claro que sí! |
¡Qué pena no haber estado allí!
ResponderEliminarUn beso muy fuerte para Elisa, la "más guapa del barrio", como dijiste, de su particular mata-trolls del Fraternómetro.
Bueno, Fernando, menudo subidón de cariño, la fiesta de cumpleaños. Todavia no he podido bajar. Me despierto cantando aquello de:
ResponderEliminarCuesta matina,
mi sono alcciata,
oh bel.la ciao,
bel.la ciao, bel.la ciao,
ciao, ciao... bambina
Nos vemos el 17 en la Sala Galileo, pero enviame un correito, porfa, con el teléfono de alguno de los jóvenes cantautores, para quedar a ensayar el día 16. ¿Vale?
Un fraternal abrazo,
Elisa Serna