Pablo Guerrero. |
En 1985, tras varios años de investigación a la búsqueda de un nuevo clima musical para sus canciones, Pablo Guerrero decidió volver a grabar un nuevo disco, recogiendo algunos de los poemas escritos durante ese periodo; el disco se tituló "Los momentos del agua" (Fonomusic) y fue producido por Antonio Resines.
Desde mi punto de vista, aquel LP, aunque pasó bastante desapercibido, es uno de lo trabajos discográficos más interesantes y más bellos de Pablo; en él se recogen extraordinarias canciones como "Evohé" –de la que AÍNDA acaba de grabar una preciosa versión en su disco "El mundo no se acaba"–, "Magoas", "Hechicera", "Los momentos del agua", "Aviso para caminantes que llegan a las orillas sumergidas" o "Buscando a Moby Dick", canción que ya había grabado el grupo Nuestro Pequeño Mundo, en 1982, en un disco que genéricamente llevaba ese mismo título.
«Intentaba besar a las muchachas
subidos en las ramas de los árboles.
Bien claro está que sus novias
no le duraban demasiado.
Vacilaba al hablar como sui fuera
a preguntar su nombre y su apellido.
Se alejaba siempre de nosotros
para enviarnos nubes desde lejos
Y sigue buscando a Moby Dick
En las noches de resaca mala
sacaba de su pipa una paloma.
Más que a ninguno le costaba creo
moverse entre las normas de la tribu.
Un día dijo adiós y se ha escondido
en bosques de abedules y sirenas,
Y volverá quizás para reírse
de tanta nada y tanto desaliento».
Tres años después de la publicación de "Los momentos del agua", Pablo decidió unirse a Suso Saiz –creador de la Orquesta de las Nubes y uno de nuestros más importantes músicos contemporáneos– y enriqueciéndose de su inspiración y de su sensibilidad consolidó su auténtica identidad musical proyectada en sus sucesivas grabaciones: "El hombre que vendió el desierto" (1988), "Toda la vida es ahora" (1992), "Alas" (1995) y "Los dioses hablan por boca de los vecinos" (2000), bellísimo libro-disco prologado por Fanny Rubio e ilustrado por Marisa Casado, Miguel Copón y Jero Álvarez.
En el año 2000, Pablo Guerrero grabó otro disco fundamental, en esta ocasión, desde la perspectiva poética, fue el titulado "Sueños sencillos"; conjunto de once canciones que giran en torno a lo que Eduardo Galeano llama "nuestro derecho a soñar", experiencia que es clave en el pensamiento y en la obra de poeta-castor extremeño. (En este disco colaboraron en la musicalización de poemas de Pablo, compositores y amigos como Pedro Guerra, Luis Mendo, Suso Saiz, Javier Bergia o Paco Ibarra).
«Soy bastante optimista a pesar de la realidad que estamos viviendo –afirma Pablo– y creo que los sueños tanto los personales como los de la humanidad se acaban cumpliendo». Afirmación profundamente esperanzadora formulada en la canción "Los sueños"; canción con la que se abre el disco "Sueños sencillos", que también interpretó y grabó Imanol, acompañado de Luis Pastor, en su libro-disco "Ausencia" (2000).
«Los sueños vuelan alto como pájaros.
Los sueños ven la tierra desde arriba.
Los sueños tienen ojos transparentes.
Los sueños iluminan.
Los sueños son posibles.
Tus sueños descienden como lluvia.
Tus sueños acuden si los llamas.
Tus sueños viven más que tu vida.
Tus sueños se instalan en tu casa.
Tus sueños son posibles.
Los sueños están en los bolsillos
de los trajes usados y los besos.
Los sueños eligen las miradas
que en el futuro van a ser verdades».
Cinco años más tarde, en 2005, Pablo publicó un precioso álbum al que tituló sencillamente "Plata", álbum compuesto de doce canciones musicalizadas en esta ocasión por Luis Mendo, Suso Saiz, Bernardo Fuster y Leo Minax.
He de volver a decir –porque es así– que volvemos a encontrarnos con una obra que desborda sensibilidad, belleza y ternura en cada nota y en cada verso –Pablo es un gran creador; para mí uno de los más importantes de la historia de nuestra canción popular–; "Plata" fue grabado "con los amigos": Luis Mendo, como productor; Nacho Sáenz de Tejada, como arreglista; las voces de Luz Casal, Olga Manzano y Olga Román acompañándole; y los instrumentistas Eduardo Laguillo, Luis Camino, Billi Villegas, Javier Palancar, Lorenzo Solano, Mariano Pulido y Victor Gil.
A propósito de este disco, Fernando Neira, crítico musical del diario El País afirmaba: «Pablo Guerrero en plenitud», y seguidamente escribía: «"Plata" acaricia al oyente con un poemario arrebatado y encendido, versos de belleza y hondura como ya casi no se escuchan en la canción de autor peninsular».
«La plata se duerme en arroyos de espejos
y llena tu cintura de caricias de agua.
Tú, que nunca estás sola porque sientes
volar un ave de tu mano cerrada.
La plata se desliza por tu trenza de humo,
y se conmueve cuando aliso tu espalda.
En la orilla de tus besos se esconde
y en destellos de diamante se escapa.
Plata,
luna de plata.
Plata,
blanca piel de plata.
Hazme un sitio en el sol de tu plata
donde brillas con las luces tempranas.
Hazme un sitio donde anegan los ríos
de tu presencia luminosa y clara.
La plata se duerme en arroyos de espejos
y llena tu desnudo de temblores de agua.
En la orilla de tus besos se esconde
y en destellos de diamante se escapa».
Y de "Plata" a "Luz de tierra" (2009), disco en el que Pablo canta a quince poetas extremeños de ahora, y del que hablaremos mañana en el sexto y último "cuelgue" que, de momento, voy a dedicarle.
Una pregunta.¿Cual de estas obras de Pablo se pueden conseguir en CD? No se porque me da la impresión de que la mayoría son fantásticos vinilos.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por la promoción.