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miércoles, 17 de agosto de 2011

¡MALDITAS GUERRAS! - 100 + 44

Lo siento, pero esta tarde no puedo dejar de hacerme eco de una imagen y de una noticia publicadas en el diario El País que me tienen rota el alma... Me siento impotente..., ¡algo habría que hacer para ponerle fin a situaciones como esta!...

Una madre cierra los ojos a su hijo, que acaba de morir, en Mogadiscio.
(R. Schmidt)

La ONU alerta de la mortandad de niños somalíes en Etiopía
Diez menores por debajo de los cinco años fallecen al día en un campamento.

«Una media de diez niños menores de cinco años muere a diario en uno de los campamentos establecidos en Etiopía por el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) para acoger a refugiados somalíes.

Un total de 25.000 personas viven en ese campamento, donde "un posible brote de sarampión, unido a las altas tasas de malnutrición severa, parecen ser las principales causas de los fallecimientos"». 

Me gustaría que el más de un millón de jóvenes
que se congregarán mañana para celebrar la Jornada
Mundial de la Juventud, gritaran ¡MALDITAS GUERRAS!
e iniciaran una lucha solidaria para ponerle fin
a situaciones como las que están viviendo miles de niños somalíes.
Me gustaría..., pero no sé si ocurrirá..., me temo que no.

HILARIO CAMACHO II - SUS INICIOS PROFESIONALES

Hilario Camacho. (Fotografía de Félix Lorrio).

«Construí una casa azul 
junto a un lago lleno de esmeradas,
dibujé un manantial de luz
que bañaba un bosque de palmeras.

Sobre el papel pinté siete ventanas,
siete azules ojos de cristal
y dejé después la puerta abierta
invitando siempre a entrar.

El salón era un gran jardín
de claveles, rosas y violetas,
las guitarras daban al lugar
el color alegre de una fiesta.

Colgué la casa azul junto a mi cama
y pensando en ella me dormí,
te vi llegar después como un suspiro
y te oí decir: Ven junto a mí. [...]».
("Arquitecto de sueños")

Tras su estancia en el colegio de los escolapios de Getafe, Hilario Camacho se matriculó en a Facultad de Económicas de Madrid donde entró en contacto con un grupo de conocidos y amigos que como él estaban interesados en el tema de la música y de la canción; entre ellos Moncho Alpuente, Adolfo Celdrán –con el que compartió piso durante una temporada–, Elisa Serna, Ignacio Fernández Toca, Juan Manuel Bravo "Cachas" o Antonio Gómez.

«Me encontré con un viejo compañero del Colegio San Antón, Moncho Alpuente –recordaba Hilario–. Me lo presentaron en el programa de Radio Caravana que llevaba Ángel Álvarez, el popular locutor que presentaba el musical "Vuelo 605".

Cursando el segundo año de carrera conocí también a Elisa Serna, era una chica muy atractiva y con mucho carácter. Ella, lo mismo que yo, componía y cantaba sus propias canciones. (De hecho, durante un tiempo, vivieron una relación bastante apasionada).

De izquierda a derecha: Anselmo Cano, Elisa Serna e Hilario Camacho.
Fotografía tomada en "La Guarida", un pequeño local de la madrileña calle
Santa Engracia donde se reunían para ensayar.
En el centro Hilario, a su izquierda Mari Lali Salas y a su derecha Elisa Serna.
Fotografía tomada en una caseta de la popular feria de la Virgen de la Paloma.

Igualmente conocí a Ignacio Fernández Toca y a José Manuel Bravo, el "Cachas". Los dos me parecieron muy interesantes y tuvieron una gran influencia sobre mí. Con la perspectiva que me da el tiempo, estoy en condiciones de asegurar que de alguna manera, me borraron de un plumazo toda mi época pop. Sucedió de tal manera, que sin darme cuenta me convertí en otro Hilario, aunque a mi aire.

Un día –continuaba recordando Hilario– me presentaron a Antonio Gómez. Mi amistad con él supuso mucho, gracias a él conocí a otros cantautores, a pintores, actores, etc. Me encontraba en mi salsa».

El caballero de la izquierda es nada más y nada menos que Adolfo Celdrán;
el de la derecha –con perilla y cartapacio– Antonio Gómez;
Hilario aparece –como era normal– entre dos chicas.

En aquellos años Ignacio, El Cachas e Hilario empezaron a montar actuaciones por los barrios y en los foros universitarios –parroquias de los curas obreros y colegios mayores como el Chaminade, San Juan Evangelista, Elías Ahuja o la Casa de Brasil–; al principio no cobraban ni un duro, gesto romántico que pronto dejó paso a la realidad. Los gastos eran tantos que no podían hacer frente a ellos y decidieron fijar una mínima cantidad a cobrar por actuación. «A partir de ese momento –decía Hilario– se puede decir que di los primeros pasos como músico profesional».

En 1967, Igancio Fernández Toca, "Cachas" y otros compañeros universitarios decidieron crear un colectivo al que llamaron "Canción del Pueblo"; colectivo al que, por supuesto, se incorporó Hilario. El concierto "fundacional" de aquel colectivo se celebró el 22 de  noviembre de 1967 en el Salón de Actos del Instituto Ramiro de Maeztu, de Madrid. Este fue su cartel anunciador:

En este concierto, aunque no figura en el cartel, también cantó Elisa Serna.
El dibujo es de José Manuel Bravo "Cachas".
Siempre que contemplo este cartel me sorprende, y me despierta una sonrisa
el famoso anuncio de la Coca-Cola, curiosamente es la única pincelada
de color y además en rojo. Eran años de dictadura pero todo podía
ir mejor con "Coca-Cola".

Después de aquel histórico recital, Hilario Camacho grabó su primer single editado por EDUMSA; disco en el que incluyó dos canciones compuestas sobre dos poemas de Nicolás Guillén: "El fusilamiento" y "El son del deshaucio".



A este disco –arreglado musicalmente por Manuel Toharia– lo dediqué un "cuelgue" específico el pasado viernes, 27 de Mayo de 2011 y no voy a repetirme, lo que sí voy a hacer es completar aquella información con un dato curioso: La canción "El fusilamiento" fue totalmente censurada y reprimida por el franquismo. Recordemos el texto:

«Van a fusilar 
a un hombre con las manos atadas. 
Hay cuatro soldados 
para disparar. 
Son cuatro soldados 
callados, 
que está amarrados, 
lo mismo que el hombre amarrado que van 
a matar. 
¿Puedes escapar? 
¡No puedo correr! 
¡Ya van a tirar! 
¡Qué vamos a hacer! 
Quizá los rifles no estén cargados... 
¡Seis balas tienen de fiero plomo! 
¡Quizá no tiren esos soldados! 
¡Eres un tonto de tomo y lomo!

Tiraron 
(¿Cómo fue que pudieron tirar?) 
Mataron. 
(¿Cómo fue que pudieron matar?) 
Eran cuatro soldados 
callados, 
y les hizo una seña, bajando su sable, 
un señor oficial; 
eran cuatro soldados 
atados, 
lo mismo que el hombre que fueron 
los cuatro a matar»


Cuando Hilario presentó esta canción a la Direccion General de Teatro y Espectáculos solicitando su autorización para poder cantarla y difundirla recibió el siguiente documento:


He visto muchos oficios y documentos procedentes de la censura de los años sesenta y setenta, pero ninguno aparece tan sellado y tan emborronado como este...; es evidente que esta canción le hizo "pupa" a los censores y les despertó toda la agresividad y la "mala leche" del mundo... Pero Hilario, a pesar de todo, la siguió cantando.

martes, 16 de agosto de 2011

¡MALDITAS GUERRAS! - 100 + 43

Escalofriante esta viñeta de Andrés Rábago, "El Roto"... 
¡Sin más palabras!

¡¡¡¡MALDITAS GUERRAS!!!!

HILARIO CAMACHO I - SÍ, SE NOS FUE UN DÍA COMO HOY...; PERO NUNCA PODREMOS OLVIDARLE.

Hilario Camacho. (Fotografía: José Aymá).

El día 16 de agosto de 2006 –justo hoy hace cinco años– HILARIO CAMACHO se nos fue... Recuerdo perfectamente aquel último adiós en el cementerio de La Almudena de Madrid; Elisa Serna, Batanero, Teddy, Carlos de Abuín...; todos intentábamos contener las lágrimas...; todos queríamos decirle algo, pero optamos por el silencio, un silencio profundo...; y allí, en aquel momento, mientras se procedía al rito del enterramiento, me vino al recuerdo –en el corazón completamente "desgarrao" y roto– una de sus canciones que desde siempre me pareció impresionante la forma en que la interpretaba: "Igual que vosotros", sobre un texto de Blás de Otero.

«Desesperadamente busco y busco
un algo, qué sé yo qué, misterioso,
capaz de comprender esta agonía
que me hiela, no sé con qué, los ojos.

Desesperadamente, despertando
sombras que yacen, muertos que conozco,
simas de suelo, busco y busco un algo,
qué sé yo dónde, si supieseis cómo.

A veces, me figuro que ya siento,
qué sé yo qué, que lo alzo ya y lo toco,
que tiene corazón y que está vivo,
no sé en qué sangre o red, como un pez rojo.

Desesperadamente, le retengo,
cierro el puño, apretando el aire sólo…
Desesperadamente, sigo y sigo
buscando, sin saber por qué, en lo hondo.




He levantado piedras frías, faldas
tibias, rosas, azules, de otros tonos,
y allí no había más que sombra y miedo,
no sé de qué, y un hueco silencioso.

Alcé la frente al cielo: lo miré
y me quedé, ¡por qué, oh Dios!, dudoso:
dudando entre quién sabe, si supiera
qué sé yo qué, de nada ya y de todo.

Desesperadamente, ésa es la cosa.
Cada vez más sin causa y más absorto
qué sé yo en qué, sin qué, oh Dios, buscando
lo mismo, igual, oh hombres, que vosotros».

Y así fue hasta el final, hasta el ultimo momento –me lo había comentado por teléfono pocos días antes de morir–: "buscó y buscó, desesperadamente"..., hasta la muerte...

«Nací en Madrid el 8 de junio de 1948, en el seno de una sencilla familia de clase media –recordaba Hilario en libro "Cazador de nubes", publicado por la Fundación Autor, en 1999–. Vivíamos en una casa de la calle Fuencarral, en el tramo que va de la glorieta de Bilbao a la glorieta de Quevedo. Tenía un  hermano siete años mayor que yo, Juan Luis, que murió hace diez, cuando empecé a sentirme más cerca de él... Apenas conocí a mi padre, porque murió a mediados de los años cincuenta cuando yo era muy pequeño. Un día me enteré de sopetón. Todo fue muy confuso [...]. Se llamaba Hilario, como yo.... Con la desaparición de mi padre la economía familiar se resintió y mi casa se convirtió en una pensión para sobrevivir. Recuerdo que siempre había dos o tres huéspedes.

Otra de las cosas que a veces me viene a la memoria es a mi madre cantando. Lo hacía mucho cuando hacía las faenas domésticas [...]. Sobre la música que sonaba entonces, lo que más recuerdo es haber oído mucha copla y boleros a todas horas.

En 1953, cuando empezó el curso me mandaron al Colegio San Antón, de los escolapios, en la madrileña calle Farmacia.

Hilario con sus compañeros de clase del Colegio San Antón.
Curso 1954-55.
Ya con cinco años destaqué en el coro, porque tenía buen oído y afinaba bien, y, como me gustaba cantar, pude demostrar enseguida mis cualidades cantoras. Como miembro de la escolanía, pronto me reclutaron para actuar en los actos que organizaba el colegio [...].

Hilario junto a sus compañeros de la escolanía.
Él aparece en primer plano, de perfil y con gafas.
Además de cantar en el coro del colegio, también me gustaba coleccionar cromos y comprarme tebeos, afición que aún perdura, lo mismo que mi devoción por el cine. También aprendí a tocar la guitarra viendo practicar a un estudiante de medicina que estaba hospedado en casa. Se llamaba Andrés. Muchas veces se ponía a tocar en su habitación y yo aprovechaba para sentarme muy cerca y memorizar las posturas de su mano izquierda, para luego imitarlo hasta conseguir que sonara igual. Recuerdo que me tenía que fijar mucho, como si estuviera frente a un espejo, colocar los dedos como lo hacía él. No era fácil, pero yo estaba decidido a conseguirlo. Un problema añadido es que tenía que hacerlo a escondidas, aprovechando las ausencias de Andrés para coger su guitarra. Un día me descubrió porque se rompió una cuerda y el sabía que había sido yo. Me temí una gran bronca. Aunque la verdad es que se limitó a echarme una mirada severa y poco más.

En cualquier caso, seguí ensayando hasta que dominé, por así decirlo, los tres acordes básicos. Entonces, ya podía interpretar las canciones más pegadizas del pop ibérico».

Hilario, años más tarde, tocando la guitarra e
interpretando sus propias canciones.
A los doce años, Hilario tuvo una experiencia televisiva realmente curiosa y divertida. Fue de la mano de un ex-alumno del colegio. Este reclamo la presencia de dos pequeños para un programa musical. Hilario y otro chico que tocaba la bandurria fueron los elegidos. Se trataba de interpretar una canción de aire napolitano. Así que ensayaron un poco y enseguida estuvieron preparados para cantar. Para la ocasión se preparó un decorado simulando una callejuela de Nápoles, y los dos niños aparecieron ante la cámara situados bajo una ventana para rondar a una imaginaria joven que no daba señales de vida. Sin embargo, de una puerta abierta con rabía apareció una anciana malhumorada –quizá la madre de la chica– que arremetía contra los trovadores a escobazos, y ellos, corre que corre, abandonaban el plató dando por finalizada su intervención musical. 

Por aquella fugaz actuación televisiva, contaba Hilario, «percibí las primeras quinientas pesetas que gané  como consecuencia de una actuación; fue mi primer "caché"».

En 1961, con trece años –cursando cuarto de bachillerato– Hilario perdió también a su madre, lo que le profujo un profundo dolor; con ese motivo, para intentar consolarle, una amiga de la familia le regaló una guitarra, a la que convirtió en una especie de compañera que supo aligerar y aliviar sus momentos de vacío y de soledad.

Hilario Camacho.
(Fotografía: Ángel Galvañ).
Haciendo memoria de aquel acontecimiento –y en general de su infancia– Hilario le comentaba a Ángel Galvañ, en un entrevista, lo siguiente: «Yo he sido una persona, desde muy pequeño, con una gran carencia de afecto. En mi interior no había amor; y por tanto me resultaba imposible darlo [...]. Mi voluntad de superar el problema y mi deseo de querer a los demás me impulsaron a recapacitar sobre aquel desamor y me puse manos a la obra para solucionarlo. Y creo que lo he conseguido. Por lo menos, estoy en camino, aunque a veces tengo recaídas porque me suceden cosas negativas a las que les doy excesiva importancia y me vuelvo a quedar solo...; pero la verdad es que he tenido la suerte de contar con un carácter abierto y con un agudo sentido del humor para superar esas dificultades».

Fallecida su madre, Hilario ingresó interno en un colegio que tenían los escolapios en Getafe. Nada más llegar a aquel colegio vivió una experiencia inolvidable: «Los primeros días de mi estancia allí –recuerda Hilariotuve que estar ojo avizor porque me preparaba una novatada [...]. Cuando la cosa se estaba poniendo cruda para mí, apareció un alumno mayor que me salvó de la inocentada. Bueno, en realidad me escapé gracias a la música. Aquel chico se había enterado de que yo cantaba en el coro del otro colegio y me ofreció la oportunidad de participar en el festival que estaban preparando para no sé que fiesta. Cuando los de mi clase me vieron hablando con uno de los mayores, la cosa cambió [...]. Así tuve mi primera experiencia como cantante de un grupo de rock. El sonido de las guitarras se amplificaba a través de una radio de madera que tenía un altavoz de poco más de diez vatios».

De aquella forma, Hilario empezó a interesarse cada vez más por la música y a dedicarle todo el tiempo libre de que disponía.

La primera canción que compuso se la inspiró una chica llamada Pilar, que era amiga de un compañero del colegio de Getafe, a la que vio tres o cuatro veces, y de la que quedó perdidamente enamorado. «No sé si fue por culpa de la canción –recordaba Hilario–, pero el caso es que no me comí jamás un panchito con ella».

Y a partir de ese momento, de aquella primera canción de amor, empezamos a asistir al nacimiento de uno de los más importantes músicos y creadores –en general– que parió, este país nuestro, en el siglo XX... HILARIO CAMACHO, el bien llamado "cazador de nubes"...., "arquitecto de sueños"...


lunes, 15 de agosto de 2011

¡MALDITAS GUERRAS! - 100 + 42

Hoy me he encontrado con esta imagen en la que aparece unos niños de Somalia:


Contemplando sus rostros me han venido a la memoria unas palabras de Eduardo Galeao hablando del hambre: «No estalla como las bombas ni suena como los tiros, el hambre, que mata callando, mata a los callados».

Estos niños de Somalia, como consecuencia de la locura de una guerra, pueden morir de hambre calladamate.... ¡Por favor!... ¡Qué cese esta locura!... ¿Qué culpa tienen de nada estas criaturas?... ¡No puedo soportarlo!... Estoy cansado de estos "cuelgues"... Pero voy a aguantar... ¡Estos niños se lo merecen!

¡¡¡¡MALDITAS GERRAS!!!!

ARTE Y CANCIÓN. JOAN MIRÓ, RAIMON Y MARIA DEL MAR BONET


La relación entre arte y canción se hizo especialmente latente en Cataluña; en concreto fue muy importante la relación que se produjo entre el gran pintor JOAN MIRÓ y cantantes como RAIMON y MARIA DEL MAR BONET.

En 1966 Miró ilustró el tercer disco grabado por Raimon; disco que publicó la compañía discográfica CBS con el título de "Cançons de la Roda del Temps" y en el que Raimon musicalizó y cantó trece poemas de Salvador Espriu.

Cubierta del disco de RAIMON: "Cançons de la Roda del Teps" (1966)
Ilustración de JOAN MIRÓ.

Tres años más tarde, Raimon compuso una canción dedicada a Joan Miró, tema grabado por primera vez en su LP "Monserrat 69".

De un rojo encendido
querría las canciones.

De un rojo encendido
querría la vida.

De un rojo encendido
todos los amores.

De un rojo encendido
este rincón tan peligroso;
la gente de aquí y la de fuera
que fuesen todos
de un rojo encendido.

De un rojo encendido
querría el mundo,
y decir las cosas
tal como son.

*********

D'un roig encès 
voldria les cançons.

D'un roig encès 
voldria la vida.

D'un roig encès 
tots els amors.

D'un roig encès 
aquest racó tan perillós;
la gent d'ací i la de fora 
que fossen tots 
d'un roig encès.

D'un roig encès 
voldria el món, 
i dir les coses 
tal com són.

Posteriormente Joan Miró creó dos cubiertas en las que aparecen dibujados los nombres de Raimon y de Maria del Mar fueron estas:

Disco de Maria del Mar Bonet ilustrado por Miró en 1974.
Disco de Raimon ilustrado por Miró en 1979..

domingo, 14 de agosto de 2011

¡MALDITAS GUERRAS! - 100 + 41

Hoy solamente la fotografía y el titular que nos ofrecía esta mañana el diario EL PAÍS:

SOMALIA SE MUERE

Safia Adem, refugiada en la catedral de Mogadiscio, llora
la muerte de su hijo de tres años. (Getty)
¡¡¡¡PUTA Y MALDITA GUERRA!!!!

COMPOSITORES, POETAS Y CANTANTES «INCOMPLACIENTES» de AYER, DE HOY Y PARA SIEMPRE": «A CARICIA DA SERPE»

A CARICIA DA SERPE . Grupo poético-musical surgido en A Coruña en 1998 como iniciativa del escritor gallego Lino Braxe , fallecido en 2020...