CARLOS DE ABUÍN |
CARLOS DE ABUÍN acaba de publicar su segundo poemario. El primero, titulado "Sonetos para biófilos", pudimos disfrutarlo en 2011.
En esta ocasión el libro se titula "VISIONES DE CELTIBERIA", obra en la que Carlos se distancia de su actividad como "cantor" para escudriñar tozudamente en la realidad y en el sentir "de la cultura y los hechos que sucedieron en la tierra que los historiadores griegos dieron en llamar Celtiberia»; inmersión histórica que Carlos ha realizado con apasionamiento –sutil, pero intenso apasionamiento– hasta conseguir –yo he podido ser testigo de su recorrido– «el privilegio místico de poder ser un habitante suyo», o sea, del tiempo y de la realidad que tanto le ha atraído y sobre el que ha investigado.
«Me pareció fascinante –cuenta Carlos– y me puse a ello con gran entusiasmo, aunque, reconozco, apenas si tenia una idea, ni de la cultura, ni de los hechos. De modo que me puse a investigar un poco en las fuentes, deteniéndome especialmente, en aquellos autores que mejor descubrieron esa cultura y que más concienzudamente narraban aquellos acontecimientos.»
El resultado de aquel escudriñamiento sobre el pasado y la memoria, no se ha traducido, felizmente, en Carlos de Abuín en la creación de un "cantar de gesta" más o menos descriptivo y sin alma, ¡No!.
La poética de Carlos –"por obra y gracia" de su sensibilidad– tiene "alma y sentimiento y pasión", y está preñada del latir de la memoria y de la historia. Es una poÉTICA vigente, y trata de "presencias" –son huellas del pasado que reviven porque son latidos–.
En "VISIONES DE CELTIBERIA", Carlos trata de realidades y de valores que por ser profundamente humanos no tienen tiempo: el amor, la ternura, la sensualidad, la lealtad, los sueños, la ternura, la imaginación, la sensualidad, la muerte o la libertad...
Y en "VISIONES DE CELTIBERIA", Carlos trata a la vez –por su humanidad y con desgarrado realismo– de la traición, la violencia o de la mediocridad tan común de muchos estúpidos que se nos alzan como "salvadores" y de quienes se convierten en sus ciegos seguidores,
La poética de Carlos –"por obra y gracia" de su sensibilidad– tiene "alma y sentimiento y pasión", y está preñada del latir de la memoria y de la historia. Es una poÉTICA vigente, y trata de "presencias" –son huellas del pasado que reviven porque son latidos–.
"VERSIONES DE CELTIBERIA" de CARLOS DE ABUÍN ha sido editado por "Licenciado Vidriera". Mi felicitación a esta editorial por hacernos llegar proyectos y obras poéticas de tanta calidad . |
En "VISIONES DE CELTIBERIA", Carlos trata de realidades y de valores que por ser profundamente humanos no tienen tiempo: el amor, la ternura, la sensualidad, la lealtad, los sueños, la ternura, la imaginación, la sensualidad, la muerte o la libertad...
«El pulso férreo de la libertad
nunca late vacilante.»
("Justicia poética".)
«Encadenados seguimos a la feroz libertad
amantes del amor
siervos del deseo.»
("Devoti. Adeptos a la esclavitud.")
Y en "VISIONES DE CELTIBERIA", Carlos trata a la vez –por su humanidad y con desgarrado realismo– de la traición, la violencia o de la mediocridad tan común de muchos estúpidos que se nos alzan como "salvadores" y de quienes se convierten en sus ciegos seguidores,
«Tocan las cigarras su vibrante compás.
quema el aire,
y los necios
se hacen esclavos de los necios
que cacarean, a la nubes silenciosas
que van a salvar el mundo.»
("Quema el aire")
«Aplauden las gentes
la traviesa sensualidad
que desciende al suelo, hasta tocarlo.
Telethusa se mueve
como sierpe excitante de sangre caliente
y te clava en los ojos,
en los oídos,
dagas de deseo
que no puedes detener ni esquivar.
Cantan las castañuelas
en sus caderas,
con inefable poesía.»
(“Bailarina gaditana”.)
Dicho todo lo anterior quizá lo mejor que puedo hacer ahora, con permiso de Carlos, es compartir en este "cuelgue" algunos de estas "VISIONES DE CELTIBERIA" que muy especialmente me han gustado, o mejor, que más me han emocionado.
Sin embargo, no puedo resistirme a la tentación de afirmar que en Carlos se da esa no demasiado común dualidad –aunque algunos inútilmente se lo propongan– de ser un buen "cantautor", y un poeta sensible y de evidente calidad literaria... No hay más que leerle y sentirle... Ojalá lo hagan, quizá así se entienda porque me indigna y desprecio –que significa simplemente "no apreciar"– la mediocridad y el "facilismo poético" que hoy tanto se practica y que nada tiene que ver con la obra de Carlos.
Vayamos con esos hermosos poemas:
«De entre todos los combates singulares
recuerdo el de Corbis y Orsua.
Piel de linaje noble les arropa;
hermanos, hijos de hermanos de coraje,
que, empuñando el honor, la virtud,
como si fueran joyas recién talladas,
lucharon como las olas luchan contra los duros acantilados;
la astucia y la fuerza tocándose con las manos.
Llegó el final.
Acabó el pleito como acaban siempre
cesando la agitación de las armas y los cuerpos.
Alguien ganó un principado, un pueblo.
Pero... ¿a quién le importa eso?»
TITO LIVIO. Ab urbe condita 28, 21
(“Los duelistas”)
«Una vez quise besarle los labios a un hada.
Cuando los míos rozaron los suyos, abrió la boca,
se me despertaron,
en un estallido,
temblores y temores
en lo más hondo del corazón.
Perdí el sentido
cuando, con sus profundos ojos púnicos
ella me miró.
Luego, se desvaneció:
su espíritu sumergiéndose en la fronda.»
(“Hada”.)
«Así fue, poco más o menos:
venía con una túnica blanca inmaculada.
El pelo bosque enmarañado galopaba libremente;
su sexo, sus pardos pezones valerosos
florecían con los rayos del sol.
Cerró los ojos; cayó la tela…
Y abrazó al roble: desnuda sierpe.
Alguna hoja descendió. Palpitante voz, besando
la nieve de su dulce espalda.
Y el camino que otros perdían
se hizo claro como la verdad.
Así lo vivió el viejo árbol.
Así lo recuerda; quizás lo soñó.»
(“El hilo que une el cielo y la tierra”)
«Tu pequeño rostro
como agua remansada,
refleja y cambia mi propia imagen.
Despierta en mí
un amor incondicional
que dibuja con lluvia de besos
el incipiente jardín de tu pecho.
Miles y miles,
millones de besos;
y así estaría la vida entera
colmando tus rasgos
con las caricias de mis labios.
Tu graciosa naricilla,
esa sonrisa melosa,
eterno reclamo son para mis pómulos
insensibles a los arañazos del broche,
que ciñe tu camisa color espiga;
frenando, insidioso, mis asaltos ascendentes…»
(“Mi niña”.)
la traviesa sensualidad
que desciende al suelo, hasta tocarlo.
Telethusa se mueve
como sierpe excitante de sangre caliente
y te clava en los ojos,
en los oídos,
dagas de deseo
que no puedes detener ni esquivar.
Cantan las castañuelas
en sus caderas,
con inefable poesía.»
(“Bailarina gaditana”.)
«Tendido boca abajo, fruncido el ceño,
reptil de tierra y de sangre;
duerme en paz, libre de guerras,
el cerro que respira la mar:
aliento de los hijos de Arse.»
(“Sagunto”)
Este libro es el regalo ideal para un profesor de latín que viva en Hispania
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