Hace tiempo que vengo pensándolo y anoche tomé la decisión: en este nuevo año que hoy empezamos deseo convertir la "LOCURA" –mucha más "locura" todavía– en una de los rectores, o de las coordenadas, de mi vida y de la historia que me quede por hacer. Quiero vivir la locura intensamente, asumiendo, por supuesto, todos sus riesgos.
No me refiero a una locura irracional e irreflexiva, ¡no!... Lo que deseo para mí en este "año nuevo" es una "locura" sensitiva y consciente, dictada por el corazón, dirigida por los sentimientos, y dominada por la "libertad". Una "sana locura" que, en realidad, ya describió hace años el poeta gallego Celso Emilio Ferreiro en 1972: «Estoy conmigo mismo. O corazón é quen manda i eu obedezo»... Creo, sinceramente, que es lo que más necesito y deseo en este momento. Y no es nada nuevo –normalmente lo vengo practicando– pero insisto en el 2016, quiero percibir y sentir muy especialmente el "arrebato" de la "LOCURA".
En gran medida esta nueva disposición y esta opción personal por la "LOCURA" ya me viene de hace tiempo, sobre todo desde el día en que –siendo yo muy joven– cayó en mis manos un libro de León Felipe y leí impactado aquello de que «ya no hay locos», y de que «todo el mundo está cuerdo, terrible, monstruosamente cuerdo». Luego vino Paco Ibáñez, que cantó al poeta zamorano y reafirmó mis convicciones y mis deseos. Después me encontré con Galeano, que llegó a reivindicar hasta "el derecho al delirio"... Y, mientras tanto, –como veremos después– otros cantores –desde Silvio Rodríguez a Claudio H, pasando por Ferrer y Piazzolla– que me fueron reforzando en el valor –yo diría que casi absoluto– de la "LOCURA".
Todo esto que he contado antes, no son más que los antecedentes a la decisión que he tomado, en estos últimos días, de convertir el año 2016 en el año de mi "LOCURA" definitiva. En realidad el motivo y el motor último de esa decisión –tan decidida y recientemente tomada– la tiene otro cantor amigo que me sorprendió hace dos meses con una canción llamada precisamente "LOCURA" –desde mi punto de vista unas de las mejores y más bellas canciones compuestas y grabadas el año pasado–; su audición fue para mi definitiva: Creo que sí –que como dice CIFU en su canción– "la vida es locura y la locura es hermosa, creativa", y –añado por mi cuenta– para mi, en el último tramo de mi vivir, "imprescindible".
«Locura, la vida es locura,
como el que mira a la luna en un dedo corazón.
Locura, la vida es locura,
y se pasa mientras dura, tu hermosa, juventud.
Locura, la vida es locura,
para lo que no la tiene el loco busca su razón.
Con Dios se cree que está hablando el cura
y el místico con su Buda y el político con la nación.
Pero la locura es hermosa, pero la locura es creativa
y trabaja en el polígono de las rosas
fabricando la nueva loca sabia de la vida.
Locura, la vida es locura, perlas entre la basura,
noche oscura, incomprensió.
Locura, la vida es locura,
mis certezas desayunan una duda y una flor.»
Así pues, desde aquí, desde MI ATALAYA, hoy "1 de enero de 2016" reivindico –para mi y para quien lo quiera igualmente– la LOCURA; la "locura interior" traducida en la libertad de mis latidos y de mis sentimientos; y, desde ahí, la "locura que no pienso que deje de latir y de volar en todos mis proyectos". Uno de ellos -del que ya os hablaré pronto– el que vengo anunciando como el "Reto 2016 de la Web Canción con Todos": darle este año un empujón definitivo a esa extensa "declaración de amor" a la canción que es la Web, es una "locura" irrenunciable.
Voy a concluir este "cuelgue" porque deseo publicarlo hoy mismo 1 de enero. Antes, sin embargo, quiero compartir, al menos, dos de las canciones dedicadas a la "LOCURA" –con independencia de la de Cifu– a las que antes hacía referencia. Van a continuación:
«Hay locuras para la esperanza / hay locuras también del dolor / y hay locuras de allá / donde el cuerdo no alcanza / locuras de otro color. / Hay locuras que son poesía / hay locuras de un raro lugar / hay locuras sin nombre / sin fecha sin cura / que no vale la pena curar. / Hay locuras que son como brazos de mar / te sorprenden te arrastran te pierden y ya / hay locuras de ley pero no de juzgar. / Hay locuras que son la locura / personales locuras de dos / hay locuras que imprimen / dulces quemaduras / locuras de diosa y de dios. / Hay locuras que hicieron el día / hay locuras que están por venir / hay locuras tan vivas / tan sanas tan puras / que una de ellas será mi morir.»
«Si yo estoy loco, qué / si vos también estás loco / si yo sé que estoy loco y vos también / estás enloqueciendo poco a poco, / si yo estoy loco, qué... /
Si escuchas el silencio del ruido / y el ruido del silencio y seguís corriendo, / si crees que ganar algo de altura en esta triste cordura / es lo mismo que estar creciendo; / si piensas que soy raro porque paro, / no quiero nada caro /y vestido me tiro en el lodo, / yo sé que está del todo chalado / el que vive entre contar lo acumulado / y asustado con perderlo todo.
Acaso no está tocado el que vive desconfiado / pero mira hacia otro lado y callado pasa / pasa, se mete en su casa y espera mientras pasa, indiferente / y no le importa nada lo que pasa con la gente, / se miente / se cuenta que son cosas que suceden de repente / y que con tiempo suficiente…/ todo se olvida, / pero no se olvida nada… / y hay que hablar y hablar y hablar / de todo menos de lo que pasa.
Entiendo que es una enfermedad / vivir en la ciudad en dos metros cuadrados, / aislado peleando por tu espacio vital / y sin saber cómo se llama tu vecino de al lado. / Acaso no es un pobre tarado el que compra porque sale por la tele / y no le cree al que tiene al lado / y el tipo está encantado / porque acaba de comprar un “oír y callar” y ya lo tiene pagado.
Doctor, por favor, quién encierra / al imbécil que decide declarar la guerra; / doctor, por favor quién encierra / al sicópata que pinta una raya en la tierra / y de acá para allá no se puede pasar
y de allá para acá se pasa / y hay quien pierde la vida / tratando de encontrar su casa / y hay que hablar y hablar y hablar de todo menos de lo que pasa.
Estoy loco si me como los mocos / si no hago lo mismo que hacen todos me equivoco / si pienso un poco / si creo que el sistema en el que vivo es de locos
Voces que dentro mío claman / son voces que me llaman y yo les hago caso /y así voy llegando paso a paso / a lo más hondo y más podrido de mi alma, / calma, sólo es el viento, /deje cocinar y revuelva su locura a fuego lento. /póngase a cantar, todo va a llegar / todos tendremos al final nuestro momento / ahórrese el lamento / y si siente que se queda sin sustento no se asuste… /sabrá bailar.»
• La primera "LOCURAS" de Silvio Rodríguez:
«Hay locuras para la esperanza / hay locuras también del dolor / y hay locuras de allá / donde el cuerdo no alcanza / locuras de otro color. / Hay locuras que son poesía / hay locuras de un raro lugar / hay locuras sin nombre / sin fecha sin cura / que no vale la pena curar. / Hay locuras que son como brazos de mar / te sorprenden te arrastran te pierden y ya / hay locuras de ley pero no de juzgar. / Hay locuras que son la locura / personales locuras de dos / hay locuras que imprimen / dulces quemaduras / locuras de diosa y de dios. / Hay locuras que hicieron el día / hay locuras que están por venir / hay locuras tan vivas / tan sanas tan puras / que una de ellas será mi morir.»
• La segunda canción se titula "LOS LOCOS" y la ha compueto
y la canta Claudio H:
«Si yo estoy loco, qué / si vos también estás loco / si yo sé que estoy loco y vos también / estás enloqueciendo poco a poco, / si yo estoy loco, qué... /
Si escuchas el silencio del ruido / y el ruido del silencio y seguís corriendo, / si crees que ganar algo de altura en esta triste cordura / es lo mismo que estar creciendo; / si piensas que soy raro porque paro, / no quiero nada caro /y vestido me tiro en el lodo, / yo sé que está del todo chalado / el que vive entre contar lo acumulado / y asustado con perderlo todo.
Acaso no está tocado el que vive desconfiado / pero mira hacia otro lado y callado pasa / pasa, se mete en su casa y espera mientras pasa, indiferente / y no le importa nada lo que pasa con la gente, / se miente / se cuenta que son cosas que suceden de repente / y que con tiempo suficiente…/ todo se olvida, / pero no se olvida nada… / y hay que hablar y hablar y hablar / de todo menos de lo que pasa.
Entiendo que es una enfermedad / vivir en la ciudad en dos metros cuadrados, / aislado peleando por tu espacio vital / y sin saber cómo se llama tu vecino de al lado. / Acaso no es un pobre tarado el que compra porque sale por la tele / y no le cree al que tiene al lado / y el tipo está encantado / porque acaba de comprar un “oír y callar” y ya lo tiene pagado.
Doctor, por favor, quién encierra / al imbécil que decide declarar la guerra; / doctor, por favor quién encierra / al sicópata que pinta una raya en la tierra / y de acá para allá no se puede pasar
y de allá para acá se pasa / y hay quien pierde la vida / tratando de encontrar su casa / y hay que hablar y hablar y hablar de todo menos de lo que pasa.
Estoy loco si me como los mocos / si no hago lo mismo que hacen todos me equivoco / si pienso un poco / si creo que el sistema en el que vivo es de locos
Voces que dentro mío claman / son voces que me llaman y yo les hago caso /y así voy llegando paso a paso / a lo más hondo y más podrido de mi alma, / calma, sólo es el viento, /deje cocinar y revuelva su locura a fuego lento. /póngase a cantar, todo va a llegar / todos tendremos al final nuestro momento / ahórrese el lamento / y si siente que se queda sin sustento no se asuste… /sabrá bailar.»
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