Hace tiempo que tenía ganas de hacer este cuelgue y estas reflexiones sobre la "canción de autor", sobre todo desde que muy recientemente se a vuelto a hablar mucho de ella, y se especula sobre si los jóvenes cantautores han abandonado, o no, la protesta para optar por las "fáciles" canciones de "amor". Especulaciones formuladas sin fundamento, desde la ignorancia, o incluso puede que con pretensiones claramente interesadas y reaccionarias.
Para salir al paso de esas especulaciones, voy a acudir –y a reactualizar– un estudio que realicé hace años en torno al "contenido temático" de 3.272 canciones de las más significativas que se grabaron en España, y en el exilio, durante los años 1961 a 1982; canciones todas ellas claramene identificadas con la manifestación cultural conocida como "canción de autor".
Estos fueron los resultados de aquel estudio:
NOTA. Desarrollo de algunos de los grupos temáticos anteriores:
• ESPERANZA: Como búsqueda personal de algo que llene y de sentido a la existencia (207 canciones). Compartida solidariamente; que nace de la unión y la solidaridad (155 canciones). Expresada simbólicamente en forma de "nanas" (42 canciones).
• LIBERTAD: Libertad interior (73 canciones). La libertad planteada desde una perspectiva más social (54 canciones).
• AMOR: El amor planteado de forma general como valor básico (50 canciones). Primer amor (41 canciones). Pareja: relación amorosa, vida en común (165 canciones). Amor y sexualidad (46 canciones). Relación amorosa y proyección social (43 canciones). Amor y madurez (18 canciones). Crisis y ruptura de las relaciones de pareja (152 canciones). Amor: ausencia, deseo, soledad, espera, re cuerdo (142 canciones).
• PROBLEMAS SOCIALES: Opresión, represión, exilio, destierro (115 canciones). Desigualdad, pobreza, lucha de clases, marginación (126 canciones). Miedo (18 canciones). Violencia, guerra, racismo, fronteras (66 canciones). Consumismo, capitalismo, explotación (23 canciones). Emigración (63 canciones). Destrucción de la naturaleza, despoblamiento, contaminación (43 canciones). Racionalismo, despersonalización, masificación (131 canciones). Soledad, frustración, desesperanza (113 canciones). Inmovllismo, evasión, hipocresía (31 canciones). Cárceles (30 canciones).
El resultado de este estudio nos ofrece un claro perfil sobre los contenidos básicos que se desarrollaron a través de la "canción de autor" durante los años 1961 a 1982.
En el marco de esos resultados llama la atención, en primer lugar, el hecho de que las experiencias que más fueron cantadas –más del 70%– fueron, por una parte, aquellas que denunciaban los problemas sociales vividos por las personas, o sea, las que describía todo tipo de situaciones sociales injustas y dolorosas –descripción de la realidad social–. Y, por otra parte, las experiencias relacionadas con valores básicos como el "amor", la "esperanza", la "vida" y la "muerte", la "solidaridad", la "libertad", o la búsqueda de la propia "identidad".
Frente a ese 70% de canciones de corte clara y profundamente humanistas, habría que contraponer el 5,43% que hacen referencia a aquellas canciones que durante la dictadura, o en los años de la transición democrática, abordaron directamente temas o situaciones de carácter estrictamente "político". (Afirmación que me gustaría relativizar porque, en realidad, en aquellos años de represión hasta cantarle al "amor" en libertad podía ser considerado como un gesto, o como una manifestación, de carácter político y, en consecuencia, contra la dictadura y su falsa moralidad).
Frente a los diferentes datos anteriores, en realidad, es evidente que lo que nos aportaban, y lo que hoy nos siguen aportando, la mayoría de aquellas canciones –nuestra "canción de autor"– fue una dimensión del humanismo rotunda y llena de sensibilidad, y, en ese contexto, una visión positiva y esperanzadora de la vida, inspirada en los grandes valores y en los derechos fundamentales que configuran –o que deberían configurar– la experiencia democrática. En este sentido, lógicamente, fueron muchas las coincidencias entre los planteamientos básicos formulados en la canción y los que formulaban –o pueden formular– los partidos políticos verdaderamente democráticos; sin embargo –como ha venido demostrándose con el paso del tiempo– sus lenguajes, su coherencia y su compromiso real con los planteamientos formulados y con la realidad del país se concretaron –y se siguen concretando– de forma totalmente diferente. (Tan diferente que, en un momento de nuestra historia –a partir de 1977– fueron los propios partidos políticos democráticos de izquierdas los que, establecidos o cerca del poder, decidieron distanciarse, temerosa y estratégicamente, de los planteamientos éticos y de los posicionamientos críticos que, de forma coherente, seguirían manteniendo los llamados "cantautores".)
Hoy, treinta y cinco años después, deberíamos reflexionar sobre si los jóvenes cantautores y cantautoras mantienen ese posicionamiento coherente con los derechos y los valores democráticos, y con la crítica directa frente a las situaciones cotidianas que los desprecian y anulan.
Personalmente creo que hay bastantes que lo siguen haciendo –y con mucha fuerza–; pero, a la vez, creo que hay muchos que han renunciado a ello, y a los que yo no llamaría "cantautores", aunque ellos quieran y se empeñen en sacarle rentabilidad a ese nombre de tanto y tan importante valor histórico.
De cualquier forma, ya he iniciado un estudio similar al que hoy acabo de presentar, sobre el contenido temático de más de tres mil canciones grabadas a partir del año 2000 –o sea sobre creadores a los que personalmente considero de "tercera generación"–. En cuanto lo tenga finalizado el estudio lo compartiré como lo he hecho hoy; de momento lo que puedo afirmar es que los resultados son muy, pero que muy, diferentes.
Hoy, treinta y cinco años después, deberíamos reflexionar sobre si los jóvenes cantautores y cantautoras mantienen ese posicionamiento coherente con los derechos y los valores democráticos, y con la crítica directa frente a las situaciones cotidianas que los desprecian y anulan.
Personalmente creo que hay bastantes que lo siguen haciendo –y con mucha fuerza–; pero, a la vez, creo que hay muchos que han renunciado a ello, y a los que yo no llamaría "cantautores", aunque ellos quieran y se empeñen en sacarle rentabilidad a ese nombre de tanto y tan importante valor histórico.
De cualquier forma, ya he iniciado un estudio similar al que hoy acabo de presentar, sobre el contenido temático de más de tres mil canciones grabadas a partir del año 2000 –o sea sobre creadores a los que personalmente considero de "tercera generación"–. En cuanto lo tenga finalizado el estudio lo compartiré como lo he hecho hoy; de momento lo que puedo afirmar es que los resultados son muy, pero que muy, diferentes.
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