Hay una expresión popular que puede que sirva y sea útil para las cuestiones económicas y otros asuntos de la vida cotidiana, pero que a mi no me vale en absoluto con referencia a las manifestaciones culturales de calidad, y, más en concreto, con referencia la "canción de autor"; me refiero a aquella expresión tan común de "borrón y cuanta nueva". (Que además suele aplicarse especialmente en un día como hoy, es decir, al inicio de un año nuevo).
No, de "borrón y cuenta nueva" ¡nada de nada!... Hay momentos y creaciones de nuestra música y de nuestro canto popular que no se pueden borrar, sino todo lo contrario, que es preciso avivar para que no se olviden e incluso para que sirvan de referentes en el presente y para el futuro.
En ese línea inicio este 2013 con dos proyectos, entre otros, que voy a poner en marcha como sea. El primero organizar en Madrid unos encuentros con la "canción gallega" –que en este momento es tremendamente desconocida fuera de su territorio–; y el segundo, recuperar y afianzar el "canto a los poetas", es decir, ese hermanamiento fértil entre la palabra de los grandes poetas, y la música y la interpretación de nuestros jóvenes compositores.
Dejando a un lado el tema de la canción gallega, de la que hablaremos en otro momento; hoy voy a centrarme sobre el de la "poesía cantada" y para ello, como punto de partida –y a la vez como referente– voy a recuperar uno de los primeros disco-libros que se hicieron en nuestro país dedicados de forma monográfica a la obra de un poeta contemporáneo. Me refiero al disco-libro del cantautor extremeño VÍCTOR MARIÑAS titulado "DIEZ SONETOS DE AMOR DE ANTONIO GALA", obra editada en 1997, con la colaboración del sello discográfico de la Fundación Autor –de la SGAE– y la Editorial Planeta.
En este disco Víctor Mariñas musicalizó los siguientes poemas de Gala:
• Quien te dijo que sí.
• Tú me abandonarás en primavera.
• Viene y se va.
• Desembocará junio.
• Si te vas lejos.
• La voz serena.
• Tu promesa llevo.
• La luna nos buscó.
• Entre el amor y el desamor.
• Levantar el vuelo.
Decía antes que este fue el primer libro-disco –que yo recuerde– publicado como libro y dedicado de forma monográfica a la obra de un poeta. A él le sucedieron "Canalla pa'bien" (1998), de Clara Montes –también dedicado a la obra poética de Antonio Gala–; los preciosísimos disco-libros editados por Inés Fonseca dedicados a José Hierro (2002), la Generación del 27 (2007), Miguel Hernández (2010) y recientemente a Ernesto Cardenal (2012); el magnífico disco-libro de Pedro Guerra "La palabra en el aire" (2003), dedicado a Ángel González; el de Alejandro Martínez cantando a Jaime Gil de Biedma (2011); y, como no, los magníficos disco-libros que están grabando y editando Moncho Otero y Rafa Mora dentro del proyecto "Versos sobre el pentagrama", en concreto "Viento de octubre" (2007) sobre la obra poética de Jesús Hilario Tundidor, y "El rio de los ojos", dedicado a Manuel López Azorín (2011).
Hay también que reseñar, aunque no con el planteamiento editorial del disco-libro, otros CD sencillos como "Rogelio Botán canta a Alfonso Sastre" (2006); "Huelva canta a Juan Ramón Jimenez" (2009); "Mayte Martín al cantar a Manuel Alcántara" (2009) el reciente CD de la colombiana Marta Gómez "El corazón y el sombrero", dedicado a Federico García Lorca; y los diversos discos que se editaron sobre Miguel Hernández con motivo de su centenario.
Y tras la anterior enumeración volvamos sobre el disco-libro de VÍCTOR MARIÑAS.
Víctor Mariñas. |
El libro-disco "Diez Sonetos de Amor de Antonio Gala" fue apadrinado por todo un conjunto de personalidades del mundo de la poesía y de la música entre las que figuraban: Pere Gimferrer –que escribió el prólogo– Ana Belén, Carlos Cano, Luis Eduardo Aute, Rosa León, Pablo Guerrero, María Dolores Pradera y José Infante.
Carlos Cano, en concreto escribió: «Hay color, musicalidad y emoción en Víctor Mariñas». Y, seguidamente a corazón abierto –como él solía hacerlo– le brindó su deseo: «Víctor que la soledad y la arena fortalezcan tu alma por el desierto que tendrás que atravesar para llegar, con suerte un día, a oasis de tu propio corazón: la mejor escuela del canto popular».
Por su parte José Infante realizó los siguientes comentarios:
«Cuando conocí a Víctor Mariñas con su juventud recién estrenada y su inseparable guitarra, ya cantaba al amor con su voz llena de melancolía y de nostalgia. Lo cantaba con sus propias palabras y ya era un lamento hermoso y pleno de soledosos ecos que anhelaban la comunicación y el encuentro. Algunos años más tarde, en el Rincón del Arte Nuevo –de Madrid– volví a oír su música, con versos de Cernuda que también hablaban de la impotencia del amor y de su abandono. Ahora nos ofrece ya una obra cuajada y madura que ha sabido construir con sus ritmos distintos en la búsqueda siempre de la eterna y única música fugitiva de la emoción.
Estos sonetos de amor tiene a partir de hoy no sólo la hermosa melodía callada de los sonoros versos de Antonio Gala, sino esa otra melodía que los convierte en canción que acompaña y embelesa. Hay, pues, en ellos una triple emoción, la de la poesía, la de la música y la de la voz de Víctor Mariñas».
Para poder conocer y disfrutar de esa triple emoción de la que habla José Infante –con la que me siento totalmente identificado–, os propongo escuchar dos vídios en los que Víctor interpreta dos de aquellos sonetos: "Entre el amor y el desamor" y "Quien te dijo que sí"... (Mañana seguiré hablando de él y comentaré su siguiente disco –lo que Carlos Cano le insinuaba como "el oasis de su propio corazón"–, titulado "Óyeme", editado en 2006.
«Cuando te vas me duelen la mañana,
el ramo de la acacia, el pensamiento.
De tu recuerdo sólo me alimento
y mi memoria sin error se ufana.
Cuando vuelves, la vida se me aplana,
se achica en ti, ya cotidiano y lento.
Pierdo, sin entusiasmo y sin tormento,
la gana de alagarte la desgana.
Qué puedo hacer con este vaivén triste
que sólo brilla cuando no apareces
y a la razón y al hierro se resiste.
Entre el amor y el desamor se mece:
un amor que marchita y malexiste,
un desamor que vibra y enaltece».
«¿Quien te dijo que sí? ¿Que filo frío,
corazón, te ha segado la cimera?
¿En qué pozo de lodo sin ribera
encantaron el agua de tu río?
Con palabras de burla y desafío
al alba te arriaron la bandera:
la soledad será tu compañera
por la noche cerrada del desvío.
¿Para qué el hondo cielo, los azahares,
la verde trama de los olivares
si no sabes qué hacer con su alegría?
Si te quieres morir y no te mueres,
y mientras vino el dia sólo quieres
a quien dijo sí que te quería».
Tengo la suerte de tener ese disco maravilloso.
ResponderEliminarDespués de leer este cuelgue no me resisto a volver a disfrutarlo durante esta misma tarde.
Saludos.
Maravillosos versos, maravillosa voz, excelente persona, doy fe.
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