Joel Reyes y Ramonet Reche. "Malacabeza" |
Hoy voy a dedicarle este "cuelgue" a MALACABEZA –y en particular a Joel Reyes y a Ramonet Reche– que el pasado jueves, día 19, nos ofrecieron un extraordinario concierto en la Sala Libertad 8.
Para comenzar, os ruego que me permitáis que os cuente una historia: la pequeña historia de cómo me encontré por primera vez con Joel y con Ramonet, y de la forma en se inició mi especial encantamiento hacia su música y sus canciones.
En el pasado mes de diciembre asistí a la sala Galileo Galilei, de Madrid, a un concierto de Manuel Cuesta en el que se rodeó de entrañables amigos que cantaron con él. Cuando el concierto estaba prácticamente terminando decidí marcharme a mi casa porque me encontraba bastante cansado. Ya en la puerta, a punto de salir de la Sala, Manuel anunció la presencia del grupo Malacabeza; me detuve lleno de curiosidad; al momento salieron al escenario Joel y Ramonet –no les conocía–, y empezaron a cantar con Manuel el tema titulado "Dónde vás";... ¡fue una sorpresa inesperada!...; me fui acercando al escenario atraído por lo que allí estaba pasando; saqué mi máquina de fotos –que tanto me mima–...; y allí me quedé "plantao" y "colgao" presenciando uno de los momentos más mágicos de aquel concierto.
Al día siguiente busqué por las tiendas de Madrid los discos de Malacabeza con el fin de comprarlos y escucharlos como a mi me gusta, es decir, tranquilito. Solamente encontré el segundo que han grabado, el titulado "Píromanos", título que me sorprendió –todo en la obra de Malacabeza es sorprendente–.
De regreso a casa, ya en el autobús, estuve leyendo el texto de presentación del disco que aparece impreso en el cuadernillo adjunto al CD; y de nuevo surgió la sorpresa y un nuevo motivo para el encantamiento; lo que Malacabeza dice en ese texto lo subrayo punto por punto, coincide plenamente con lo que personalmente siento y pienso en este momento, y dice así:
«El diccionario lo deja claro; el fuego que nos interesa es el de las ganas, el empeño y la pasión y es ese, el que queremos prender. Somos pirómanos emocionales, y lo que vas a encontrar en este disco que tienes en tus manos es gasolina para el corazón, alimento para los sueños, los nuestros, los de todos los que aún osan soñar, sólo así se puede mantener viva esa llama necesaria para que la vida sea vida y no solo una sucesión de días.
El último año y medio ha sido una gran aventura en la que hemos vivido momentos inolvidables, pero, sobre todo, en la que hemos conocido a mucha buena gente que ha creído en nosotros y que nos ha ha abierto los brazos sin pedir nada a cambio, que nos ha enseñado, que nos ha regalado, en definitiva, vida, la mecha que ha prendido nuestras nuevas canciones que, desde este momento, dejan de pertenecernos; ahora son tuyas, para que las vivas y las sientas según el fuego que provoquen en ti. Esta es nuestra forma de darte las gracias por caminar a nuestro lado, por ser y estar, por hacer tuya nuestra ilusión, por alimentar con tus ganas las nuestras, porque ese es el fuego que da a estos pirómanos, calor para seguir echando más leña en él. Andamos juntos».
Tras la lectura del texto anterior, nada más entrar en mi casa, puse el disco y al escucharlo pude sentir como mi proceso de encantamiento hacia las creaciones de Malacabeza se iba acrecentando. Después solamente me faltaba volver a escucharlos en directo en uno de sus conciertos; deseo que pude cumplir el jueves pasado en la Sala Libertad 8.
En el "cuelgue" de mañana domingo, comentaré ese concierto. Ahora me gustaría ser capaz transmitiros aquello que he descubierto y he sentido escuchando las canciones de Malacabeza; percepciones objetivas y emocionales –de nada me sirven las unas sin las otras– en las que me fundamento para afirmar que nos encontramos frente a uno de los grupos musicales de más calidad y con más futuro en nuestro país.
Entre esas percepciones, que completaré en el "cuelgue" de mañana, voy a referirme a dos:
En primer lugar, Malacabeza nos aporta una forma de entender y de definir lo que es la canción que me parecen geniales: Las canciones son –y consiguen que lo sean– «gasolina para el corazón y alimento para los sueños»; son «leña y mecha que pueden mantener viva la llama necesaria para que la vida sea vida de verdad»; son «invitaciones a vivir alimentadas de ganas, de empeño y de pasión»...; y, en ese contexto, los creadores, los cantantes no son otra cosa más que "pirómanos emocionales", fuego capaz de prendernos llamaradas de sentimientos, emociones, pasiones, sueños, ilusiones, resistencias e insumisiones.
En segundo lugar, en la música y en las creaciones de Malacabeza, se desintegran –creo que felizmente– todos los encasillamientos y las etiquetas que se le puedan colgar a una canción; cuando uno les escucha es muy fácil detectar que "las canciones son grandes" cuando son bellas; cuando reflejan latidos reales; cuando acarician y despiertan sentimientos; cuando interpelan y zarandean el hecho, la experiencia y la exigencia de vivir intensamente y con dignidad... Y en ese sentido, y desde esa perspectiva, el grupo Malacabeza es incasillable, aunque, a decir verdad, "tirando pa casa", yo me atrevería a decir que Joel y Ramonet son dos "cantautores" de altísima calidad...; entendiendo lo de "cantautor" no como una etiqueta, sino en el sentido más bello y más profundo de lo que desde siempre han sido los llamados trovadores... Mañana hablaremos de ello... Por hoy ya solamente os dejo algunos versos de una de sus canciones:
Para comenzar, os ruego que me permitáis que os cuente una historia: la pequeña historia de cómo me encontré por primera vez con Joel y con Ramonet, y de la forma en se inició mi especial encantamiento hacia su música y sus canciones.
En el pasado mes de diciembre asistí a la sala Galileo Galilei, de Madrid, a un concierto de Manuel Cuesta en el que se rodeó de entrañables amigos que cantaron con él. Cuando el concierto estaba prácticamente terminando decidí marcharme a mi casa porque me encontraba bastante cansado. Ya en la puerta, a punto de salir de la Sala, Manuel anunció la presencia del grupo Malacabeza; me detuve lleno de curiosidad; al momento salieron al escenario Joel y Ramonet –no les conocía–, y empezaron a cantar con Manuel el tema titulado "Dónde vás";... ¡fue una sorpresa inesperada!...; me fui acercando al escenario atraído por lo que allí estaba pasando; saqué mi máquina de fotos –que tanto me mima–...; y allí me quedé "plantao" y "colgao" presenciando uno de los momentos más mágicos de aquel concierto.
Ramonet y Joel. Fotografía tomada en el concierto que Manuel Cuesta ofreció, en diciembre de 2011, en la Sala Galileo, de Madrid. |
Al día siguiente busqué por las tiendas de Madrid los discos de Malacabeza con el fin de comprarlos y escucharlos como a mi me gusta, es decir, tranquilito. Solamente encontré el segundo que han grabado, el titulado "Píromanos", título que me sorprendió –todo en la obra de Malacabeza es sorprendente–.
De regreso a casa, ya en el autobús, estuve leyendo el texto de presentación del disco que aparece impreso en el cuadernillo adjunto al CD; y de nuevo surgió la sorpresa y un nuevo motivo para el encantamiento; lo que Malacabeza dice en ese texto lo subrayo punto por punto, coincide plenamente con lo que personalmente siento y pienso en este momento, y dice así:
«El diccionario lo deja claro; el fuego que nos interesa es el de las ganas, el empeño y la pasión y es ese, el que queremos prender. Somos pirómanos emocionales, y lo que vas a encontrar en este disco que tienes en tus manos es gasolina para el corazón, alimento para los sueños, los nuestros, los de todos los que aún osan soñar, sólo así se puede mantener viva esa llama necesaria para que la vida sea vida y no solo una sucesión de días.
Segundo CD del "Malacabeza" (2011) |
El último año y medio ha sido una gran aventura en la que hemos vivido momentos inolvidables, pero, sobre todo, en la que hemos conocido a mucha buena gente que ha creído en nosotros y que nos ha ha abierto los brazos sin pedir nada a cambio, que nos ha enseñado, que nos ha regalado, en definitiva, vida, la mecha que ha prendido nuestras nuevas canciones que, desde este momento, dejan de pertenecernos; ahora son tuyas, para que las vivas y las sientas según el fuego que provoquen en ti. Esta es nuestra forma de darte las gracias por caminar a nuestro lado, por ser y estar, por hacer tuya nuestra ilusión, por alimentar con tus ganas las nuestras, porque ese es el fuego que da a estos pirómanos, calor para seguir echando más leña en él. Andamos juntos».
Tras la lectura del texto anterior, nada más entrar en mi casa, puse el disco y al escucharlo pude sentir como mi proceso de encantamiento hacia las creaciones de Malacabeza se iba acrecentando. Después solamente me faltaba volver a escucharlos en directo en uno de sus conciertos; deseo que pude cumplir el jueves pasado en la Sala Libertad 8.
"Malacabeza" en el pequeño escenario de Libertad 8. De izquierda a derecha Ramonet, Berni Fernández, Joel y Gabi Fernández. "Escondidillo", detrás de Joel, y tocando el piano: Alex Larraga. |
En el "cuelgue" de mañana domingo, comentaré ese concierto. Ahora me gustaría ser capaz transmitiros aquello que he descubierto y he sentido escuchando las canciones de Malacabeza; percepciones objetivas y emocionales –de nada me sirven las unas sin las otras– en las que me fundamento para afirmar que nos encontramos frente a uno de los grupos musicales de más calidad y con más futuro en nuestro país.
Entre esas percepciones, que completaré en el "cuelgue" de mañana, voy a referirme a dos:
En primer lugar, Malacabeza nos aporta una forma de entender y de definir lo que es la canción que me parecen geniales: Las canciones son –y consiguen que lo sean– «gasolina para el corazón y alimento para los sueños»; son «leña y mecha que pueden mantener viva la llama necesaria para que la vida sea vida de verdad»; son «invitaciones a vivir alimentadas de ganas, de empeño y de pasión»...; y, en ese contexto, los creadores, los cantantes no son otra cosa más que "pirómanos emocionales", fuego capaz de prendernos llamaradas de sentimientos, emociones, pasiones, sueños, ilusiones, resistencias e insumisiones.
En segundo lugar, en la música y en las creaciones de Malacabeza, se desintegran –creo que felizmente– todos los encasillamientos y las etiquetas que se le puedan colgar a una canción; cuando uno les escucha es muy fácil detectar que "las canciones son grandes" cuando son bellas; cuando reflejan latidos reales; cuando acarician y despiertan sentimientos; cuando interpelan y zarandean el hecho, la experiencia y la exigencia de vivir intensamente y con dignidad... Y en ese sentido, y desde esa perspectiva, el grupo Malacabeza es incasillable, aunque, a decir verdad, "tirando pa casa", yo me atrevería a decir que Joel y Ramonet son dos "cantautores" de altísima calidad...; entendiendo lo de "cantautor" no como una etiqueta, sino en el sentido más bello y más profundo de lo que desde siempre han sido los llamados trovadores... Mañana hablaremos de ello... Por hoy ya solamente os dejo algunos versos de una de sus canciones:
Joel Reyes. |
«Soy un aspirante a cometa
siempre en busca del viento;
una estrella que anda perdida
en medio del universo,
una luna en clave de sol
un astronauta en prácticas
que busca nave para
volar hasta el espacio sideral,
nada me puede parar
hoy emprendo mi viaje
hasta el infinito y más allá.
Soy un polizón escondido
en las entrañas de un sueño».
("Hasta el infinito y más allá")
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