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domingo, 25 de diciembre de 2011

REFLEXIONES NAVIDEÑAS CON ATAHUALPA, MACHÍN Y SILVIO RODRÍGUEZ.

El día de Navidad –y a lo largo de todas estas fiestas– los creyentes celebran el nacimiento de Jesús de Nazaret; celebración a la que quiero unirme con este "cuelgue" en el que, si me lo permitís,  voy a intentar verbalizar algunas reflexiones que me hacía anoche en solitario, después de la cena y de la fiesta familiar; reflexiones que como suele ocurrirme, con frecuencia, surgen vinculadas a canciones que me resultan inolvidables.

Primera reflexión

En realidad, más que una reflexión es un entrañable recuerdo que me vino anoche a la memoria: El 8 de febrero de 1992 –tres meses antes de su muerte– Atahualpa Yupanqui dió un concierto en Zúrich, junto con Ángel Parra, en el que interpretó una vez más, entre otras, su canción "Preguntitas sobre Dios"; en aquella ocasión la presentó diciendo:

«Yo no soy muy creyente, soy, un poco, como era mi padre...; cuando mi madre me decía: "Yo soy creyente", mi padre la miraba y decía: "Yo soy dudante". Yo también soy un poco dudante, tengo algunas dudas... Puedo decirles por que soy dudante y no lo consideren una falta de respeto. [...] Una vez me preguntaron: "¿Usted cree en Dios?"... Tengo mucho respeto por la imagen de Dios; mucho respeto por mamá,  mi madre –adorable vasca–; pero tengo también una duda que quisiera aclararles; una vez que termine mi duda podré rendirle mi homenaje a Dios... ¿Y cuál es esa duda? Mi duda es muy sencilla. Usted me pregunta si creo en Dios, y yo a mi vez me pregunto "Dios, ¿creerá en mí?", ésa es mi duda».


CD: Atahualpa Yupanqui y Ángel Parra. "El último
recital"
. Zurich, 8 de febrero de 1992.

El día que por primera vez le escuché estas palabras a Atahualpa, pensé mucho sobre ellas, y llegué a una conclusión: yo me descubro y me siento como él; yo también soy un "dudante".
Segunda reflexión.

En uno de mis viajes a Venezuela –con motivo de la puesta en marcha de un Proyecto sobre Educación en los Derechos Humanos que estuve dirigiendo e impulsando en Latinoamérica– una tarde, dando un paseo por El Hatillo, descubrí en una tienda la imagen de una Virgen que me impactó, tanto, que decidí comprármela. Actualmente la tengo colocada en el rinconcillo de mi casa donde trabajo, y suelo contemplarla de vez en cuando. Esta es la imagen; se trata de la "Virgen de Regla".


El primer motivo por el que me impactó esta imagen el día que la vi en el escaparate de aquella tienda venezolana, fue por los tres ángeles que aparecen a los pies de la Virgen. Los tres preciosos y muy blanquitos. Obsérvelos atentamente:



Contemplando a estos tres ángeles me acordé de una de esas canciones que uno atesora en el universo sonoro de la memoria y que, de vez en cuando, regresan inesperadamente; en este caso fue la canción "Angelitos negros" basada en un poema del escritor venezolano Andrés Eloy Blanco al que puso música Manuel Álvarez Maciste; canción que inmortalizó, sin duda, el gran Antonio Machín.


Pintor nacido en mi tierra
con el pincel extranjero
pintor que sigues el rumbo
de tantos pintores viejos.

Aunque la Virgen sea blanca
píntame angelitos negros,
que también se van al cielo
todos los negritos buenos.

Pintor, si pintas con amor,
por qué desprecias su color,
si sabes que en cielo
también los quiere Dios.

Pintor de santos de alcoba,
si tienes alma en el cuerpo,
porque al pintar en tus cuadros
te olvidaste de los negros.

Siempre que pintas iglesias
pintas angelitos bellos,
pero nunca te acordaste
de pintar un ángel negro.


En aquella imagen seguía sin haber un ángel negro. Pero es que además, en esta imagen –sin ángeles negros– resulta que la Virgen si lo es, lo que supone un avance puesto que nos abre un horizonte esperanzador sobre el valor de la igualdad...; pero ¡claro! el niño Jesús ¡no!...; este Jesús de Nazaret que nos ha vuelto a nacer hoy no puede ser negro –¡hasta ahí podíamos llegar!–, ¡tiene que ser blanco!


Y aquí los tengo ...; miro la imagen y mi condición de "dudante" se acrecienta...; ¿por qué Jesús –el hijo del Dios de los creyentes– no podría haber nacido negro? ¿qué tenemos los blanquitos para sentirnos mejor y más valiosos que los negros?... ¡Absolutamente nada!... Y si no que se lo digan a Martín Luther King o a Rosa Parks, por ejemplo.

Tercera reflexión.

Y tras toda la experiencia anterior, ya con un poco de sueño, me acordé de otra canción –¡bendita memoria!– fue "Jerusalen, año cero", de Silvio Rodríguez...; la localicé en mi discoteca y la escuché:

« [...] Algunos dicen que es falso
y otros repiten que es cierto,
que entró en Jerusalén siendo de día.
Se dice que su túnica era blanca,
que iba posada en sus ojos
un ave del mediodía.

Aquel fue tiempo de tumbas,
aquel fue tiempo de flautas,
de mercaderes, de Legión Romana.
Se dice que la chusma lo seguía,
que en su palabra sencilla
se lavaba la mañana.

El Rey de los judíos,
el hijo de los hombres,
el Cristo, el nazareno lo llamaban.


Jerusalén, año cero y se cambió
la suerte con lo que pasó;
Jerusalén, año cero y Nazaret
y el caserío de Belén;
Jerusalén, año cero fue el lugar
donde ocurrió, o donde no.

Fue enemigo del imperio
y amigo de la palabra:
decía que todo era para todos.
Se dice que enseñaba a los pastores
a compartir las ovejas
y a cuidarse de los lobos.

Tanta enseñanza hizo ruido
en el poder de los templos,
y en la madera lo clavaron recio.
Se dijo que por mago o hechicero,
pero si la historia es cierta
fue porque hiciera silencio».

Escuchando a Silvio, siempre suele ocurrirme lo mismo, me siento bien; despierta mis sentimientos y me afianza en mis convicciones...

Esta canción Silvio la compuso al tomar conciencia de lo que significaba para Latinoamérica la puesta en práctica de la "Teología de la Liberación" y tras conocer al poeta y sacerdote católico nicaragüense Ernesto Cardenal; es una canción bellísima que nos ofrece una visión de Jesús de Nazaret inmensamente humana, justa, solidaria y admirable...

Anoche la escuché dos veces...; y después me acosté sintiéndome un poquito menos "dudante"... Si el Jesús de Nazaret cuyo nacimiento conmemoramos hoy, hubiera sido, y fuera, tal y como Silvio lo describe en su canción sería mucho más fácil ser creyente...; y si encima fuera un ser humano cualquiera, varón o mujer, blanco o negro –¡que más da!– pero de corazón justo, tierno y solidario...; entonces muchas de mis dudas desaparecerían... Y pensado en eso, y en que hoy escribiría sobre ello, me quedé dormido.

5 comentarios:

  1. Apuntemos dos canciones de Silvio más para estas fechas... "Canción de navidad" y "Juego que me regalo un 6 de Enero".

    Un abrazo y felices fiestas, Fernando.

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  2. Un genio...SILVIO!!!
    Una vez dijo que él no era creyente ni descreido...Ahí queda eso...
    Fernando, ¿te quedaste dormido? Un reparador de sueños es Silvio también...jeje
    Un abrazo!!

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  3. Fernando, comprendo que "de mano en mano se pasa la verdad", pero la mía es que Jerusalén fue escrita el 9 de diciembre de 1969, a bordo del motopesquero Playa Girón. La hice posiblemente después de haber leído Ben-Hur. Digo posiblemente porque leí ese libro en ese viaje, y es probable que esa lectura me haya provocado la reflexión sobre el Cristo.

    Nada de genio, Natty: todo tiene sus causas y azares.

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  4. ¡Gracias Silvio por tu aclaración!... De cualquier forma es una canción muy hermosa... Un abrazo ¡hermano!

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