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miércoles, 8 de junio de 2011

JUAN GAMERO. DE LA BELLEZA A "LA MEMORIA CONTRA EL OLVIDO"

Una de las gratificaciones más importantes y valiosas que estoy recibiendo a través y gracias a este blog, es la posibilidad que me está proporcionando de descubrir, conocer y poder disfrutar de creaciones musicales tan extraordinarias como la que hoy voy a comentar.

Hace unas semanas tuve la oportunidad y la suerte de encontrarme con la obra de JUAN GAMERO –músico andaluz, nacido en Sevilla y crecido en Málaga–; encuentro inesperado que ha supuesto para mí una gran sorpresa, y que me ha hecho tomar conciencia, una vez más, de los grandes creadores que tenemos en nuestro país. Creadores que, lamentablemente, corren el riesgo de pasar desapercibidos al no encontrar la difusión cultural que se merece su obra; situación injusta provocada, sobre todo, por la falta de sensibilidad y de interés que manifiestan los medios de comunicación hacia la auténtica cultura popular, hoy, por desgracia, cada vez más ignorada y marginada.

Juan Gamero.

Entre la obra musical de ese gran creador llamado Juan Gamero, destaca "De cuando niño", libro-disco extraordionario en todos los sentidos.

Extraordinario, en primer lugar, por la calidad humana que proyecta; es un libro-disco que deja entrever y sentir muchos latidos, que atesora mucha humanidad; es un disco-retrato de los sentimientos de un ser humano de evidente sensibilidad; es una biografía en la que la vida se hace música y la música se humaniza gracias a la vida cotidiana de un hombre que ama la música; es la crónica sentimental, musical, poética y visual de un tiempo y de un país que levanta el vuelo, en libertad, reivindicando "la memoria contra el olvido", y que se plantea esa reivindicación a través de varios cauces de expresión que confluyen, todos, en un punto de encuentro: el encuentro con la "belleza".




"De cuando niño" es un disco-libro extraordinario también porque en su conjunto es una obra de grandes valores literarios, y gráficos o visuales.

Nos ofrece, en primer lugar, 64 páginas en las que Juan Gamero hablando de su propia historia, o mejor, removiendo su memoria sentimental, fotografía –ya lo decía antes– un tiempo y un país; páginas –muy bien escritas– en las que Juan se refiere a sí mismo pero en las que somos muchos los que podemos encontrarnos reflejados, ¡yo el primero!. Veamos un ejemplo, en concreto, el apartado del "disco-joya" dedicado a la música:

«La radio; aparte de la orquesta de la feria, era el único medio para oír la música que se hacía al principio de los años 60. En el pueblo teníamos los cantes de trilla, las canciones de las muchachas en carnaval, la banda de música en Semana Santa, los romances antiguos que cantaban mi madre, la María Castaño o mi hermana Antonia y las permanentes nanas al compás de la mecedora o el vaivén de las sillas de anea. Las primeras prácticas musicales que tuve fueron tocando los pitos de cascabullo de melocotón, raspados en el suelo, y una lata de gasolina para espantar los gorriones en un sembrao de mirasoles, era muy divertido hacer de espantapájaros sonoro y me permitía pasar buenos ratos cantando y dando golpes a un improvisado tambor. Comencé a jugar con una guitarra que le regalaron a mi primo Antonio y estudié solfeo y el clarinete con la banda de música que formó el cura Don Antonio a principio de los setenta, soñaba con tocar en la banda, pero el destino me llevó, igual que a tantos andaluces a emigrar a la costa».

Por otra parte, –y  esto sobrepasa los límites de lo imaginable en un disco-libro de estas características–, Juan, en "De cuando niño" nos ofrece cerca de 100 fotografías, a color, que además de ser bellísimas, realizan algo que es, a la vez, difícil y meritorio: remover la memoria a través de objetos artesanales y de uso doméstico, utensilios de trabajo en el hogar y en la agricultura, paisajes, flores, semillas, arpilleras..., todo ello entrañablemente vinculado al mundo rural, a la vida cotidiana... Colección de fotografías en las que la belleza y la memoria vuelven a hermanarse...; un auténtico museo gráfico impregnado de  huellas de madre, de sembrador, de aceitunero, de lavandera..., de hombres y de mujeres anónimas que supieron preñar de vida la raíces de nuestro pasado.

Nueve de las cien imágenes que Juan Gamero incorpora a su disco.

Y extraordinario, por último, el disco-libro de Juan, desde el punto de vista musical. El sabe recrear y darle fuerza y sensibilidad a la tradición, a las raíces musicales de una Andalucía que llevamos en el alma; él es capaz de darle un revolcón positivo y necesario a esa otra dimensión de la memoria que es el folclore, que son las melodías, los ritmos y las canciones populares y tradicionales.

El disco-libro se compone de 13 temas, los seis primeros instrumentales, compuestos por Juan Gamero; tres hemosísimas canciones –también compuestas por él– de las que personalmente destacaría la titulada "Bailando encima una rastra", interpretada por Manolo Paradas, y como colofón cuatro temas que son como "cuatro puñalas traperas pa'la revolución de la sensibilidad": "La campanera" –de Francisco Naranjo, Camilo Murillo y Genaro Monreal–, "El emigrante" –de Valderrama, Manuel Pitto, Serrapi–, "Los campanilleros", y, para colmo, bien "colmao", "Di papá", canción-latido de José Guardiola.

Y todo ellos hecho posible gracias, por supuesto a Juan Gamero, pero también al buen equipo de profesiones que le han acompañado en la grabación; equipo que él mismo nos presenta con esta imagen:


Y nada más, y nada menos..., o, tal vez, sí...: Darle las gracias a Juan Gamero por la dignidad de su trabajo... Y que como decía Carlos Cano: "¡Qué viva la cultura popular!"

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