Nada más verla lo tuve inmediatamente claro: Había encontrado una perfecta radiografía de mi cerebro; la radiografía de como es –en este momento– el centro de mi "sistema nervioso"; el origen de mis pensamientos y de mis sentimientos; y, a fin de cuentas, el motor de mi razón y de mi forma de vivir.
Me gusta este cerebro de manos juntas y estrechadas en el que solo cabe la ternura, el cariño, las caricias y la solidaridad; este cerebro cálido de libres afectos que se entreabrazan; este cerebro en el que el odio, la guerra y la violencia no tienen futuro –no hay ni un resquicio por el que puedan entrar.
Me gusta mi cerebro así –como el de la imagen– y estoy dispuesto a protegerlo tal cual es...; protegerlo hasta el final, hasta que mi cuerpo aguante...
Y permitidme que añada algo que, hoy por hoy, tengo muy claro: Si hay alguien que yo haya incluido –o se me haya colado– ahí dentro –en mi cerebro–, y se siente incómodo, o no está a gusto... ¡pues –por favor– que se largue cuanto antes!... Seguramente su ausencia me dolerá un poco, o tal vez mucho... Pero, ¡que le vamos a hacer!.
Realmente es una imagen poderosa. Y respecto a lo demás, como ya expresó en su día el maestro Laoba y los Lynyrd Skynyrd por otro lado, que vuele el pájaro.
ResponderEliminarMe quedo, me quedo....aqui calladita, pero me quedo.
ResponderEliminarHermosa esta entrada!!!
Un abrazo!!!