Victor Alfaro. (Fotografía de Juan Miguel Morales) |
Ha llegado el día, hoy sábado 21 de septiembre a las 12:30 VÍCTOR ALFARO presenta su libro Titulado "ALEJANDRO Y LA GORRA DEL TIEMPO". La presentación va a realizarse en la Librería Antonio Machado que está en los bajos de Círculo de Bellas Artes, de Madrid –calle Marqués de Casa Riera, 2.
Con Víctor vamos a estar Manuel Cuesta, un servidor, y un montonazo de amigos y amigas; Víctor se lo merece porque es una persona genial y, en esta circunstancia, porque ha escrito un libro precioso; un maravilloso e imprescindible alegato narrativo en defensa de la PAZ y contra la VIOLENCIA.
Hace aproximadamente un mes, Víctor me mandó el texto de su libro para que le hiciera una primera lectura y fue impresionante; lo empecé a leer y no paré hasta llegar al final, y en todo ese proceso lector hubo, en mi, momentos entrañables, por los recuerdos; hubo sonrisas; el despertar de mucha ternura; y más de un momento en el que ni pude, ni quise, contener las "lagrimillas"... Víctor Alfaro le ha puesto letra, imaginación y buena literatura a la indignación que nos produce la "guerra", el "armamento" y la "violencia", y a la vez, a los deseos –incontenibles– que muchos sentimos por la PAZ, por la RECONCILIACIÓN, por la ARMONIA.
A partir de ahí sentí la necesidad de escribirle una carta a Víctor y a Alejandro –protagonista de su libro–; carta que se ha convertido en un "epílogo", lo que, de verdad, me honra, y no sé como agradecérselo a mi amigo Alfaro.
Os copio aquí esa carta y os ruego que en cuanto tentáis la oportunidad leáis el libro, es una auténtica terapia para la esperanza, la recuperacion de la belleza y el despertar de la alegría, todo ello pasando por la indignación y el rechazo hacia la guerra... ¡MALDITAS GUERRAS!
CARTA-EPÍLOGO A VÍCTOR Y A ALEJANDRO
«Mis queridos Víctor y Alejandro:
¡Gracias!… Esta es la primera palabra que me sale del alma después de leer vuestro libro… Gracias Víctor por haberlo escrito, y gracias Alejandro por permitirme conocerte, sentirte y, a través de ti, reafirmarme en dos de mis convicciones más profundas: la convicción de que todas las guerras son malditas, inútiles y absurdas –¡malditas guerras!–; y mi radical convicción de que solamente hay un estado verdadera y radicalmente humano, el que se genera y surge del diálogo, de la paz y de la ternura.
¡Gracias!… Gracias también por la EMOCIÓN que me habéis suscitado con vuestras palabras. Leyendo vuestro libro he sentido una gran "emoción". En algún momento hasta se me han saltado las lágrimas –en particular en esa escena final en la que tú, Alejandro, besas, abrazas y acaricias a tus abuelos dormidos–. ¿Sabéis?… A estas alturas de mi vida solamente valoro y me interesa lo que consigue "emocionarme"; y es que la posibilidad que tenemos los seres humanos de "emocionarnos" –¡que nunca la perdamos!– es lo más bello, lo más profundo, lo más auténtico y lo más esperanzador que puede acontecernos… Y vosotros –amigos Víctor y Alejandro– me habéis "emocionado"…; ¡y mucho!
¡Gracias!… Gracias igualmente por la reivindicación y la defensa que se formula en vuestro libro en favor de la TERNURA; un valor sin género que para mí es, en realidad, "como un conjuro, o un muro de contención contra la violencia destructiva"… Creo firmemente que si las personas fuesen más "tiernas" no tendríamos que vivir bajo la amenaza de la violencia, y en nuestro mundo no habría tanta hambre, tanta injusticia, ni tantas "malditas guerras"… (Está claro: hasta el mismísimo "Disparos Requejo" se sintió transformado por la "ternura")... Y vosotros –mis queridos Víctor y Alejandro–, vuestros pensamiento, vuestros sentimientos y vuestras palabras– rezuman "ternura" ¡a cántaros!
¡Gracias!… Gracias, por último, por la ESPERANZA que me habéis transmitido y contagiado en –y con cada una– de las páginas de este libro-relato tan emocionante, tan tierno y tan comprometido por la paz y contra la violencia… Vosotros –Víctor y Alejandro– habéis apuntado, bien y claro, con la única arma capaz de poner "fin y paz" a cualquier conflicto: la PALABRA y el DIÁLOGO… (¡Y no digamos nada si es a ritmo de "rap"!)… Vosotros afirmáis: "La palabra es mucho más eficaz que la fuerza"… ¡Qué gran verdad!… Vosotros decís: "Sueño con que, más pronto que tarde, los cabecillas de ambos bandos –en cualquier guerra– dialoguen, hablen, busquen puntos en común"… ¡Qué hermoso sueño que, por supuesto, comparto!… Vosotros, Víctor y Alejandro, a través de algo tan sencillo como un "cuento", me habéis fortalecido la "esperanza" y me habéis renovado la confianza en que, como dice nuestro común amigo Pablo Guerrero, "los sueños son posibles".
¡Gracias amigos!… Sabéis que os admiro y os quiero… Y me siento inmensamente feliz de haber tenido la posibilidad, y la suerte, de compartir con vosotros esta aventura vital y literaria».
FERNANDO GONZÁLEZ LUCINI
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