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lunes, 12 de agosto de 2013

MERCEDES SOSA II - «TU CANCIÓN NOS PONE ALAS»

Mercedes Sosa.

En 1965, tras haber ofrecido numerosos recitales en la Universidad y en diversos locales de su ciudad natal –Mendoza–, MERCEDES SOSA grabó y editó su segundo LP que fue clave para su carrera artística; se tituló "Canciones con fundamento", y en él interpretó nuevas canciones de Óscar Matus y de Armando Tejada Gómez, y temas de Ramón Ayala, Jaime Dávalos, Eduardo Falú. Aníbal Sampayo, Guiche Aizemberg, Ariel Ramírez y los hermanos Núñez (Juan Ramón y Marcos Alberto).


1. Chacarera del 55 o [Del 55] (Hermanos Núñez)
2. El cachapecero (Ramón Ayala)
3. El cosechero (Ramón Ayala)
4. El jangadero (Ramón Ayala - Vicente Cidade)
5. El viento duende (Armando Tejada Gómez - Óscar Matus)
6. Ky chororo (Aníbal Sampayo)
7. Zamba de los humildes o [La de los humildes] 
(Armando Tejada Gómez - Óscar Matus)
8. La Pancha Alfaro (Armando Tejada Gómez - Óscar Matus)
9. La zafrera (Armando Tejada Gómez - Óscar Matus)
10. Los inundados (Guiche Aizemberg - Ariel Ramírez)
11. Zamba de la distancia (Armando Tejada Gómez - Óscar Matus)
12. La zamba del riego (Armando Tejada Gómez - Óscar Matus)

A partir de la edición de aquel disco, la trayectoria artística de Mercedes se convirtió en una aventura apasionante e imparable, no exenta por supuesto, de luchas, de grandes esfuerzos y de sacrificios.

Primero invitada por Jorge Cafrune, actuó en el mítico Festival Nacional de Folklore de Coquín, en 1965, donde consiguió un éxito extraordinario. Ese mismo año intervino en la grabación del disco "Romance a la muerte de Juan Lavalle", de Ernesto Sábato y Eduardo Falú, en el que interpretó la canción "Palomita del valle". En 1966 grabó dos nuevos discos: "Yo no canto por cantar" –en el que incluyó, por ejemplo, el tema "Canción para mi América", de Daniel Viglietti– y "Hermano".

LP: "Yo no canto por cantar" (1966).

En la carpeta del LP "Hermano"–editado en 1966– se formulaba una preciosa presentación de Mercedes firmada por Hamler Lima Quintana, poeta fallecido el 21 de febrero de 2002.

«El éxito para ser positivo y valedero, debe llegar tras ardua lucha. No por la razón de que sea necesario sufrir para merecerlo, sino por una simple razón de madurez que otorga las condiciones necesarias para la compresión.

A Mercedes Sosa le ha costado, y mucho, este éxito de que hoy, con justicia, goza. Ha debido contemplar cara a cara los disabores. Ha visto los semejantes tan semejantes y dolorosos como esa misma lucha. Y al final, en una decantada madurez conceptual, Mercedes Sosa está capacitada para conceder el real valor que tienen esos dos impostores: el éxito y el fracaso.

Porque esa misma madurez de concepto, que es madurez artística, le da certidumbre de que el verdadero, positivo y valedero éxito está en la honestidad con que se emprende la obra. Y Mercedes Sosa es honesta consigo y con los demás.

El hombre es siempre casi planta, casi vegetal. Le cuesta el desarraigo. Tanto que cuando lo logra, muere porque le falta tierra. Y su acción, repetida desde siempre, le convierte en un permanente caminador de círculos. Porque llega, permanece, se va, después regresa, permanece, se va. Un largo camino por el que reparte, como una contraseña, su propio canto que, al final, se transforma en el canto de todos, el de los semejantes, tan semejantes y dolorosos como la misma lucha.


LP: "Hermano" /1966

Mercedes Sosa, que has visto la gente de esta tierra, que la ha comprendido. la ha penetrado, canta ahora en este disco al "Hermano". Se puede afirmar, sin temor a equivocarse, que es igual que si se cantara a sí misma. "Fíjate hermano, cómo vas cantando / toda la tierra te escucha conmigo", dicen los primeros versos de la canción que da nombre a este long-play.

Y sí. Ella se fija en cada palabra, en cada nota, en cada signo, en cada señal o antorcha que el creador agita, con desesperación, para construir el código de la canción del hombre.

Se fija con la atención, cómo va cantando. Reparte con dignidad esa contraseña en el camino que recorre cuando llega, permanece, se va, después regresa, permanece, se va. Y siempre destinando su canto al hermano, al semejante, al habitante de esta tierra que, a su vez, es semejante, como todos los auténticos, a la misma tierra.

Por eso, porque a ellos se dirige, ese "Toda la tierra te escucha conmigo" cobra valor de testimonio... Y Mercedes Sosa canta en el disco y la tierra la escucha y le agradece».


Mercedes Sosa.

La tierra la escucha y en la tierra la escuchamos millones de personas repartidas por todo el planeta y en su repertorio –hecho voz, canto, belleza y armonía– nos encontramos con el canto de multitud de autores-compositores –músicos y poetas– de toda Latinoamérica, e incluso fuera de ella: Eduardo Falú, César Isella, Aníbal Sampayo, Jaime Dávalos, Víctor Heredia, Horacio Guarany, Fito Páez, León Gieco, Armando Tejada Gómez, Ariel Ramírez, Carlos Guastavino, Eladia Bláquez, María Elena Walsh, Ramón Ayala, Félix Luna, José Pedroni, Alejandro Lerner, Charly García, Rafael Amor, Alberto Cortez, Alfredo Zitarrosa, Daniel Viglietti, Adela Gleijer, Diana Reches, Violeta Parra, Víctor Jara, Atahualpa Yupanqui, Julio Numhauser, Patricio Mans, Patricio Castillo, Horacio Salinas, Milton Nascimento, Chico Buarque, Chabuca Granda, Silvio Roríguez, Pablo Milanés, Sergio Endrigo, Lucio Dalla, Luis Eduardo Aute, Paco Ibáñez y Sting dentro de un largo etcétera. Sin olvidar, por supuesto, su canto a grandísimos poetas como Pablo Neruda, Nicolás Guillén, Nicanor Parra, Ernesto Sátato,  César Vallejo, Raul González Turón, José Agustín Goytisolo, Rafael Alberti o don Miguel de Unamuno.

Amplísimo repertorio que empezó a cantar por todo el mundo y del que fue dejando huellas imborrables en numerosos discos de los que hablaremos en el "cuelgue" de mañana.

Y, seguidamente, retomando aquellos versos de la canción "Hermano": "Fíjate hermano, cómo vas cantando / toda la tierra te escucha conmigo", os propongo escuchar, en primer lugar, esta otra canción en la que Mercedes interpreta a Atahualpa Yupanqui:


«Yo tengo tantos hermanos,
que no los puedo contar,
en el valle, la montaña,
en la pampa y en el mar.

Cada cual con sus trabajos,
con sus sueños cada cual,
con la esperanza delante,
con los recuerdos, detrás.

Yo tengo tantos hermanos,
que no los puedo contar.

Gente de mano caliente
por eso de la amistad,
con un rezo pa’rezarlo,
con un llanto pa’llorar.

Con un horizonte abierto,
que siempre está más allá,
y esa fuerza pa’ buscarlo
con tesón y voluntad.

Cuando parece más cerca
es cuando se aleja más.
Yo tengo tantos hermanos,
que no los puedo contar.

Y así seguimos andando
curtidos de soledad,
nos perdemos por el mundo,
nos volvemos a encontrar.

Y así nos reconocemos
por el lejano mirar,
por las coplas que mordemos,
semillas de inmensidad.

Y así seguimos andando
curtidos de soledad,
y en nosotros nuestros muertos
pa’ que naide quede atrás.

Yo tengo tantos hermanos,
que no los puedo contar,
y una hermana muy hermosa
que se llama libertad».

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