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miércoles, 19 de enero de 2011

FOTOS CON HISTORIA: "SUDACAS" espectáculo sabiamente comentado por MARIO BENEDETTI.

Hoy nuestra "fotografía con historia" evoca un espectáculo que se estrenó en el desaparecido Teatro Salamanca, de Madrid, el 7 de junio de 1983; me refiero al espectáculo titulado "SUDACAS", creado e interpretado por Manuel Picón, Rafael Amor, Olga Manzano, Alberto Gambino y Claudina.

De izquierda a derecha: Manuel Picón, Rafael Amor,
Olga Manzano, Alberto Gambino y Claudina.
Durante los años sesenta y setenta hubo un numeroso grupo de jóvenes artistas latinoamericanos que se establecieron en España como consecuencia del exilio o de la emigración, a los que genéricamente se les identificó con el calificativo de "sudacas".

La palabra "sudaca" es un termino que, con frecuencia, sobre todo en aquellos tiempos, se solía utilizar con connotaciones racistas y despectivas haciendo referencia a las personas procedentes del Sur de América que se trasladaban a vivir en nuestro país como consecuencia de la emigración o el exilio; pero, a la vez, es una palabra a la que también puede –y debe– dársele una significación radicalmente distinta, es decir, una significación positiva cargada de afecto y de solidaridad. 

A esa visión positiva del significado de la palabra "sudaca" contribuyeron, en junio de 1983, cinco músicos y cantantes latinoamericanos llegados a España en la década de los años sesenta. Me refiero a Manuel Picón (uruguayo), Rafael Amor, Olga Manzano, Alberto Gambino y Claudina (argentinos). Quinteto maravilloso que se unió para montar y representar un espectáculo al que titularon precisamente así: "SUDACAS".

Aquel espectáculo se planteó y se desarrolló con un claro objetivo, expresado por sus propios creadores en el programa de mano que se entregaba a público al comienzo de la representación, objetivo centrado en quitarle a la palabra "sudaca" toda la carga despectiva que sobre ella recaía, y recuperarla en un sentido más profundamente acogedor, solidario y afectivo.

Sesión de ensayo del espectáculo Sudacas, en la casa de Manuel Picón y Olga Manzano

El resultado de aquella aventura –estrenada en el Teatro Salamanca, de Madrid, el 7 de junio de 1983– fue tremendamente positivo y espléndido; y de ello nos dejó testimonio Mario Benedetti en un artículo publicado en el diario El País el lunes 20 de junio de ese mismo año. Artículo del que extraigo el siguiente fragmento:

«Hace algunas noches, cuando asistí al excelente recital que Rafael Amor, Olga Manzano, Manuel Picón, Claudina y Alberto Gambino dieron en el teatro Salamanca con el título de "Sudaca", detecté (como pocas veces en el amplísimo espectro del canto emigrado) un planteo estimulante y a la vez realista, que excedía la ostentación normal de la nostalgia. Y algo mejor aún: no caía en el recuerdo quejumbroso, en el lloriqueo verbal que, de algún modo, busca la conmiseración hacia la comunidad expatriada [...].
Anuncio aparecido en la prensa.
Tan saludable como el rigor artístico del espectáculo me pareció su propia propuesta vital. Es cierto que la palabra "sudaca" tiene en su origen una carga despectiva, pero no es menos cierto que en gran parte depende de nosotros que la transformemos en una carga afectiva [...]. 

Es cierto, que hace medio siglo, allá en el Cono Sur, empezamos llamando "gallegos" a todos los españoles, y "tanos" a todos los italianos; fueron las dos corrientes más importantes de la inmigración. Es posible que en el comienzo esos apelativos incluyeran un dejo de menosprecio. Pero aquellos inmigrantes se juramentaron para hacerse querer, y ¡cómo lo lograron!. Y cuando, en ciertas ocasiones memorables, decíamos "tano" o "gallego" en mitad de un abrazo, ellos comprendían, sin otra explicación, que esas palabras eran de austero y real afecto. Así que a no desesperar. El día no lejano en que en nuestras patrias, grandes o pequeñas, los usurpadores del poder se vean por fin obligados a resignarlo, y el pueblo español acaso nos arrope con su abrazo y nos diga: "¡Enhorabuena, sudacas!", estoy seguro de que no nos sentiremos agraviados, sino radiantes. Agradecidos y radiantes.»

Hermosas palabras para el pie de una fotografía con historia y para una historia –la de las inmigraciones– que todavía hoy se sigue produciendo.

AMANCIO PRADA EN LA ABADÍA. Jorge Manrique y San Juan de la Cruz

Como decía ayer AMANCIO PRADA vuelve a ofrecernos una serie de conciertos en los que, como siempre, podremos disfrutar de su extraordinaria capacidad musical e interpretativa para rescatar, trascender y darles nuevas dimensiones estéticas, y hasta de contenido, a textos de nuestra literatura clásica y contemporánea.

En esta ocasión Amancio va a hacerlo en Madrid invadiendo de música y de canciones el Teatro de La Abadía, donde va a hacer posible, una vez más, que durante doce noches resplandezca el reino y la posibilidad de la "belleza" y de la "sensibilidad" por encima de las mediocridades, de toda índole, a las que a diario nos vemos sometidos;  en especial, y permitidme que la destaque –porque se está imponiendo como un moda y como una costumbre peligrosa y antidemocrática–, la gran mediocridad que supone la exhibición de agresiones y de violencias programadas –y hasta guionizadas– como espectáculos para generar audiencias en ciertos medios de comunicación, o para generar votos –y, en consecuencia cotas de poder–en la vida política bipartidista y mitinera que estamos padeciendo.

Nos encontramos, en consecuencia, frente a uno de los acontecimientos culturales, artísticos y po-Éticos –en el más profundo sentido de la "ética"– más importantes de este inicio del nuevo año 2011; acontecimiento que la dirección del Teatro de la Abadía presenta en los siguientes términos:


Postal conmemorativa de los conciertos de
Amancio Prada en el Teatro La Abadía
«Un sueño acariciado desde los primeros tiempos de La Abadía se cumple por partida doble: dos veladas diferentes con Amancio Prada, a partir de dos cimas de la literatura castellana. Bajo nuestra cúpula, los conciertos adquirirán tintes teatrales, en cuyo centro brillarán la palabra poética y la voz de este trovador sin igual.

Las Coplas de Jorge Manrique (siglo XV) son, en palabras de María Zambrano, «unos pocos versos que han obrado el prodigio de quedar impresos en las entrañas del español.» Más allá de un llanto por el padre fallecido, son consuelo, pensamiento, introspección.

El Cántico espiritual de Juan de la Cruz (siglo XVI) evoca el luminoso camino del alma hacia la fusión con lo más alto, fuente de la que emanamos. Gracias a la voz de Amancio Prada, estos conceptos vertiginosos se vuelven cercanos.»


Los conciertos se desarrollarán con arreglo a la siguiente programación:

• Recital de las COPLAS A LA MUERTE DE SU PADRE, de Jorge Manrique: Días 20, 21, 27 y 28 de enero y 4 de febrero.

• Recitales del CÁNTICO ESPIRITUAL, de San Juan de la Cruz: Días 22, 23, 29 y 30 de enero y 5 y 6 de febrero.

(Jueves, viernes y sábados a las 20:30h; domingos a las 19h.

El espectáculo contará con la Dirección Escénica de Carlos Aladro y con la colaboración de un magnífico grupo de músicos entre los que figuran Josete Ordóñez, Eduardo Laguillo, Matthieu Saglio, Pablo Martín, Carlos Ibáñez, Mariana Cores, Hilary Fielding, Rafael Domínguez, la Escolanía de Segovia de la Fundación Don Juan de Borbón, dirigida por Marisa Martín, y haciendo coros en "Coplas a la muerte de su padre": Pedro Sanz. Eva Durán, Yolanda Portillo, María José Cordero y La Shica.

RAFA MORA Y MONCHO OTERO EN LA PRESENTACIÓN DEL LIBRO "VOLAD CANCIONES, VOLAD"

MONCHO OTERO y RAFA MORA serán protagonistas muy especiales en la presentación del libro "VOLAD CANCIONES, VOLAD". Estamos traba...