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sábado, 27 de octubre de 2012

UN LIBRO, UNA AMISTAD Y UN GRAN APRENDIZAJE ENTRE "SEGUIDILLAS", "TIRANAS" Y "POLOS".



Esto que podéis ver ahí arriba es la cubierta de un pequeño librito editado en 1816 con el siguiente título: «Colección de las mejores coplas de seguidillas, tiranas y polos que se han compuesto para cantar a la guitarra. Tomo II»; su autor se nombra a si mismo como Don Preciso, y es, como iré mostrando a lo largo de varios "cuelgues", una auténtica joya.

Para mí este libro tiene además un valor añadido. Os cuento. Fue un precioso regalo que me hizo Carlos Cano, en 1983. 

Acabábamos de presentar la biografía que le escribí en la Editorial Júcar, y su disco "Si estuvieran abiertas todas las puertas", en el teatro Salamanca, de Madrid. Pocos días después, entramos en contacto con Manolo Díaz, que en aquel momento era director de CBS, e iniciamos con él unas primeras conversaciones para realizar un cambio de compañía discográfica.

Finalmente, tras aquellas conversaciones con Manolo Díaz –recuerdo perfectamente que la última fue en un restaurante italiano llamado "Alduccio", que está frente al Bernabéu–, Carlos llegó a un acuerdo con la CBS y empezó a plantearse la creación de un nuevo LP dedicado totalmente a la "copla"; disco que se tituló "Cuaderno de coplas", y que fue editado año y medio más tarde, o sea, en 1985.


Inmerso en la creación de aquel disco, un buen día Carlos –creo recordar que fue en El Rastro, de Madrid– encontró una fotocopia amarillenta del libro escrito por Don Preciso al que antes hacía referencia; me llamó y durante unos días estuvimos leyendo las "seguidillas", las "tiranas" y los "polos" que aparecían en aquella especie de cancionero...; fue una experiencia divertida porque nos reímos mucho –Carlos poseía un finísimo sentido del humor–, y, a la vez, fue también una experiencia enriquecedora porque, sin duda, con aquel pequeño libro, los dos hicimos un buen aprendizaje de lo que es realmente la "copla o el canto popular".

Poco tiempo después, en uno de los viajes de Carlos a Madrid –el vivía habitualmente en Granada– me regaló una "fotocopia de la fotocopia" del libro de Don Preciso, con esta dedicatoria:


Aquel fue un regalo que he conservado con muchísimo cariño –como si fuera un talismán– porque me reaviva la amistad que mantuvimos; porque el libro en sí mismo lo merece, y porque durante un tiempo se convirtió en un referente que a Carlos, y a mi, nos proporcionó un gran aprendizaje, sobre todo, el aprendizaje del valor que tiene en el cantar la sencillez, la "jondura" y la simplicidad.

Hoy, como pórtico, a la presentación de algunos de las coplas populares que aparecen en el libro de Don Preciso, voy a copiar algunos fragmentos de su largo prólogo; concretamente algunos que subrayamos, Carlos y yo, cuando hicimos su primera lectura. Creo que merece la pena leerlos atentamente..., ¡no tienen desperdicio!

«Habiendo escrito a varios amigos de Cádiz, Málaga y Murcia –dice Don Preciso–, que como no son poetas a la moda, tienen un gusto muy delicado para discernir el mérito de este género de poesías líricas, me remitieron varios legados de cantares, de aquellos que corren de boca en boca llenos de gracia y agudeza, los "quales" incluyo en este segundo tomo, satisfecho de que merecerán la aprobación del público; porque la sencillez con que se expresan en ellos los pensamientos más delicados, les dará siempre un lugar preferente en la poesía lírica española cantable, cuyo género es poco o nada conocido de nuestros poetas de nuevo cuño».


«La música, señores, en todos tiempos no ha sido más que un auxiliar de la poesía, y del "bayle", para dar mayor realce o afecto a lo que debe decirse o representarse, y por eso, así como el orador busca y escoge el tono y los sonidos que más muevan los afectos de su auditorio, del mismo modo todo compositor que sea filósofo, o que tenga conocimiento del corazón humano, debe escribir aquella "canturia" más sencilla, expresiva y análoga a la letra que ha de cantarse o al "bayle" que ha de representarse. Muchas veces oímos un excelente discurso dicho por un sabio orador que no produce efecto en el auditorio, por no haber acertado con los tonos y sonidos que son capaces de mover las pasiones; y por el contrario vemos el mismo discurso pronunciado por otro creador menos sabio arrancar lágrimas del auditorio, porque supo expresar con más viveza los afectos. ¿Y en qué les parece a ustedes que consiste esta diferencia tan notable? ¿Será acaso en que este último orador sepa más que el primero, o haya tomado algunas lecciones de declamación? No por cierto, nada de eso: consiste solamente en que tiene los afectos más vivos, más delicados; y más conformes a la naturaleza para persuadir con sencillez a su auditorio.

No hay duda, señores, la música debe ser sencilla, y debe tener el mismo oficio sobre la poesía, que la voz de orador sobre el discurso que ha de pronunciar, que es el de dar mayor expresión y sentimiento a la letra».

En el proximo "cuelgue" que dedicaré a esta joya titulada «Colección de las mejores coplas de seguidillas, tiranas y polos que se han compuesto para cantar a la guitarra. Tomo II», copiaré otras fragmentos del prólogo del libro y entraremos en el pleno disfrute de las geniales "coplas" que en el ser recogen.

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