Cuando pensé ponerle un título a este blog, no lo dudé un momento, acudí a una expresión que Gabriel recordó y escribió en el prólogo que le dedicó al segundo volumen de mi libro "Veinte años de canción en España. (1963-1983). 2. Libertad, identidad y amor" (Ed. Grupo Cultural Zero, 1985); aquella expresión fue: "CANTEMOS COMO QUIEN RESPIRA".
Aunque seguidamente voy a reproducir el prólogo completo, copio, a continuación, el fragmento en que aparece esa expresión; se trata del párrafo final tal y como él me lo entregó mecnografiado.
Recuerdo que el poeta me lo dio su texto metido en un sobre y me dijo: «Pensaba mandártelo por correo. No lo leas ahora, déjalo para casa»... Amparo nos preparó un vinito, charlamos un rato y me marché enseguida porque en aquel momento, lo que más deseaba era leer lo que había escrito.
Nada más salir de su casa, abrí el sobre, y lo primero que me encontré fue con esta tarjeta que guardo como un tesoro:
El texto de Celaya, que seguidamente voy reproducir, tiene para mí un doble valor: Fue el origen, o el punto de partida, de nuestra amistad, y lo considero como un documento clave que centra dos temas fundamentales: en primer lugar, la relación que existe, o que debe existir, entre la "poesía oral o cantada" –"nuevo mester de juglaría"– y la "poesía escrita y leída" –"nuevo mester de clerecía"–; y, por otra parte, la afirmación de que la "canción de autor", dentro del universo de la literatura y de la música, constituye un nuevo género literario.
«Creo que mi condición de vasco y el hecho de que la poesía de mi país, precisamente por su carácter originario eminentemente oral –poesía más cantada y salmodiada que leída o escrita– contribuyó a que con esa agresividad típica de la juventud me dirigiera contra el pobre Gutemberg y contra la imprenta. Algún fondo de razón tenía. La poesía, tanto en la Grecia Clásica como en la España Medieval y en mil otros lugares siempre nació unida a la música y al canto. Pero también sería una simplicidad que junto a ese "mester de juglaría", a cuyo renacimiento asistimos hoy en día, se desconociera el "mester de clerecía", es decir, una poesía escrita y quizá un poco marisabidilla que surgió poco más tarde. A mi modo de ver lo importante no es optar entre una y otra forma de expresión, sino recordar, como toda la historia de la poesía no los demuestra en nuestro país y en cualquier otro, que siempre hubo una mutua y recíproca influencia de ambas formas de expresión y que si la canción popular revitalizó mil veces la poesía sabia, ésta, además de aprovecharla, la llevó a altos resultados de los que, en último término, la canción utilizó también mucho.


En el libro que ahora prologo se habla de la libertad, de la identidad y del amor. Se habla de temas que el hombre lleva, ha llevado y llevará siempre dentro mientras viva. Responde así a algo que hace treinta o más años yo pedía: "Cantemos como quien respira". Porque eso es la libertad, porque eso es el decir quiénes somos, porque eso es el amor: Respirar o cantar. Porque ambas cosas son la misma: Poesía».
NOTA: Tras colgar el primer "Previo apasionado a un centenario" hablé con Moncho Otero, nos pusimos en contacto con Javier Rodríguez, y hemos pensado organizar una fiesta-concierto de HOMENAJE A GABRIEL CELAYA con motivo de su centenario. La celebraremos el 25 de Abril en la Sala Galileo. Ya iré informando sobre los avances que vayamos dando sobre la organización y el programa de esta fiesta-concierto.