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jueves, 15 de mayo de 2025

"SE PIERDE SI NO SE DA", NUEVO LIBRO Y NUEVAS CANCIONES DE "DANIEL MATA EN EL CALLEJÓN DEL GATO". PRÓLOGO.

Viendo y escuchando este nuevo libro/disco de “Daniel Mata en El Callejón del Gato”, al que ha titulado, sabia y oportunamente, “Se pierde si no se da” –¡que razón lleva!–, me ha venido, no sé si a la mente o al corazón, el inicio de un texto de la poeta y amiga Isabel Escudero –que se nos fue en marzo de 2017– en el que, tras proclamar con rotundidad que “El cantar tiene sentido”, afirma que «esto de hacer sonar la poesía en un mundo en el que la poesía está confinada a la lectura muda, al libro y a la firma del autor, cantar la lengua y lanzarla a los aires limpia, confiado en la música de las palabras, [...] eso es ARTE.»

Por supuesto que sí, lo vengo creyendo hace muchos años. Como dice Isabel, ponerle música a la palabra poética y cantarla «como quién respira» –que diría Gabriel Celaya– ¡es ARTE!, el nada fácil “arte” de dar a luz una bella, bendita y simbólica “encarnación”: “Que la palabra se haga música y que habite entre nosotros para que podamos sentirla y disfrutarla”.

En ese contexto, afirmo –sin ningún titubeo– que “Se pierde si no se da”, octavo disco de Daniel Mata, es ARTE y a la vez es LUZ, un destello luminoso de esa simbólica “encarnación” a la que antes hacía referencia. Pero además no sólo este libro/disco es “arte y luz”. sino que, en general, lo es, igualmente. todo su trabajo creador y la totalidad de su obra.

Daniel hace ya muchos años que viene practicando el viejo oficio trovadoresco de que “la palabra se haga música” y además, desmarcándose del tópico achacado a los “cantautores” –por cierto injusto y falso como generalización–, de priorizar la letra de sus canciones y de considerar la música como un simple acompañamiento. No es ese el caso de Daniel Mata. Él es un buen compositor y en sus canciones la letra y la música se funden y ser hermanan enriqueciéndose mutuamente en belleza y expresividad.

Este hermoso trabajo “trovaderesco” que borda Daniel, al que él suele llamar “poesía cantada”, personalmente lo descubrí en el año 2010, cuando tuve en mis manos y disfruté escuchado su disco precisamente titulado así: “Poesía cantada”. Un disco del que ese mismo año escribí lo siguiente:

«Ahora ”Daniel Mata en el Callejón del Gato” se ha decido a descubrir y abrazar el brillo pequeño, sutil y penetrante que tiene la poesía, y a echarla a volar alto entregándole su voz y, sobre todo, la alegría sureña de su música libre, "desmelená" y sin limitaciones de forma, de género, de ritmo o de estilo».

Hoy, catorce años después, escuchando las dieciocho canciones que componen su nueva obra “Se pierde si no se da”, diría esencialmente lo mismo pero en este momento redimensionado gracias a su mayor madurez personal; a su indiscutible profesionalidad artística y, muy especialmente, a su acrecentada pasión por la poesía.

Daniel, hoy por hoy, recorre, siente y escudriña ”de lo alto y a lo bajo” –“de aquí y de allá”– la voz de los poetas que pueblan nuestra literatura; Grandes poetas, hombres y mujeres, de ayer y de hoy, y de distintas generaciones. Poetas, algunos y algunas, ya muy musicalizados y cantados en nuestro país –como Antonio Machado, Agustín García Calvo o Gloria Fuertes–. Impresionantes poetas de la Generación del 27 conocidas como “Las sinsombrero”, que ahora, ya ¡por fin!, se empiezan a cantar como Concha Méndez o Carmen Conde, Y poetas –siempre ellas y ellos– más jóvenes que Daniel imparablemente va descubriendo, sintiendo y musicalizando para permitirnos que en su voz y con su música también podamos disfrutarlos.

Quisiera resaltar también algo que aporta este libro/disco que muy pocas veces lo he encontrado en obras similares. En él, conforme te adentras el la audición de las canciones, en los apuntes y comentarios que Daniel va haciendo en torno a cada poema y su autor o autora, e incluso en la entrevista que nos comparte al final de la obra, se entrecruzan y se funden “historias” muy distintas que se convierten en un hermoso y silencioso canto a la diversidad.

Me estoy refiriendo, por ejemplo, a la historia que pueda transmitirnos cada poema; a la historia personal de cada poeta; a la de Daniel en su encuentro con cada uno de ellos –poeta y poema–, y a la propia “viviografía” de “Daniel Mata en el Callejón del Gato”, autor de este formidable proyecto en el que van encontrándose y confluyendo en armonía todas esas historias.

Pues sí Daniel, dicho todo lo anterior, tienes razón, “Se pierde si no se da”, y en este libro/disco o disco/libro –¡qué mas da!– nos “das mucho”; sobre todo nos permites encontrarnos y disfrutar con tanta belleza y sensibilidades que no me queda mas que darte las gracias y seguir escuchando tus dieciocho nuevas canciones... ¡GRACIAS Daniel por impedir que se pierda el tesoro poético, musical y sentimental que nos das con tu esfuerzo, tu entusiasmo y tu trabajo!

FERNANDO G. LUCINI 

miércoles, 26 de marzo de 2025

VUELVO A MI ATALAYA. SOBRE LA REIVINDICACIÓN DE CARLOS CANO


VUELVO A MI ATALAYA. Rinconcillo íntimo y relajante para recordar, sentir, soñar y escribir lo que me salga del "alma". Hoy, después de tanto tiempo, reivindicar la grandeza de un amigo que se me fue demasiado pronto: CARLOS CANO.

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Acabo de leer en “La Razón” de Andalucía unas declaraciones de Amaranta, una de las hijas de Carlos Cano, sobre la urgente e imprescindible recuperación de la obra poética y musical del gran cantautor granadino. Me da muchísima alegría que se produzca esa reivindicación porque la presencia y el latido de Carlos en la historia de nuestra cultura popular, no solo andaluza, es incuestionable y enriquecedora.

Al hilo de esas declaraciones de Amaranta me gustaría hacer un par de comentarios.

• El primero sobre la canción “A las cinco de un cinco de junio” de Carlos Cano que su hija quiere rescatar porque afirma que es “desconocida”. No Amaranta, yo diría que relativamente desconocido, se trata de una bellísima canción que Carlos antes de morir se la dio a MARÍA DOLORES PRADERA con el fin de que la cantara y que María Dolores arregló, interpretó y grabo en su disco “A Carlos Cano” publicado en 2001, o sea, meses después de su fallecimiento. Uno de los mas hermosos y escuchados de nuestra "praderita ausente".

Recuerdo perfectamente aquel día en que Carlos le ofreció la canción a María Dolores. Carlos grabó la canción en un casete y se la dio personalmente a María Dolores un día de los que nos reuníamos con ella en su casa. También recuerdo, como si fuera hoy, que pocos días después de que se nos fuera Carlos, Maria Dolores me llamó, fui a su casa, me puso el casete y me anunció que iba a grabarla en su nuevo disco.


¡Fue María Dolores Pradera quien primero y realmente le rindió su homenaje a esa “pieza musical! Por aquello de la “memoria contra el olvido conviene recordarlo. Por otra parte sé que a Carlos le gustará que lo cuente. El bien sabía que su canción caía en muy buenas manos y sensibilidad.

• Respecto a lo que plantea la hija de Carlos Cano sobre “el estudio de Carlos Cano a nivel educativo”, me parece fantástico y es algo que personalmente he reivindicado y por lo que he luchado durante los sesenta años que llevo dedicados al estudio y la difusión de la “canción de autor”.

Permitidme que cuente una preciosa anécdota a ese respecto. Voy a “corta y pegar” los párrafos del libro “Mi vida entre canciones” en los que la narro. 

Fue en 1977.

«La primera vez que supe de la existencia de Carlos, y que le escuché cantar, fue a través de su primer LP “A duras penas”; disco de referencia que me dejó tremendamente impactado. […] Fue tanto lo que me prendió aquel primer disco de Carlos que cuando tuve la oportunidad de empezar a redactar mis crónicas en el periódico escolar “Saeta Azul”  le dedique una de ellas. (“Saeta Azul" –nunca me gustó este nombre–, era un magnífico periódico escolar de edición quincenal, publicado en Sevilla, creado y respaldado por José María Javierre, académico de la Real Academia Sevillana de Buenas Letras e Hijo Adoptivo de Sevilla en 1997).

»Aquella crónica publicada en la segunda quincena de marzo de 1977, a la que titulé “Carlos Cano y la Nueva Canción Andaluza”, dado que el periódico llegaba a cientos de colegios y familias en Andalucia tuvo una repercusión sorprendente. Recuerdo perfectamente que aquel número de la revista (concretamente el 56) tuvo que ser reeditado dos veces.

»En el momento en que publiqué aquella crónica, Carlos estaba grabando su segundo LP: “A la luz de los cantares”. Antonio Muñoz, que en aquel momento era su manager y su mano derecha, me localizó en Madrid y me pidió si era posible hacer algo similar con el nuevo disco. Yo estaba a punto de dejar el periódico por sobrecarga de trabajo, pero, por supuesto, le dije que sí. Estaba convencido de que aquel segundo disco de Carlos Cano sería tan bueno como el primero, y de que merecería la pena escribir sobre él y recomendarlo.»

Aquella crónica, titulada como el disco, "A la luz de los cantares de Carlos Cano", salió en la primera quincena de marzo de 1978, fue el último articulo que escribí para la revista. Recuerdo que acababa con el siguiente texto dedicado, como diría Blas Infante, a la “patria andaluza”:

«Y ahora solo me queda recomendaros la audición de las canciones. Seáis de donde seáis, compararlas con eso que se llama "folclorismo andaluz" y juzgar, contrastar y opinar. Y, sobre todo, intentar penetrar, gustar, percibir y sentir esa realidad de país que se llama Andalucía.»

Amaranta, hija de Carlos, es lógico que no recuerde aquella experiencia, si no me equivoco en aquel momento debía tener unos 3 años.

Así que, ¡adelante!. Por mi parte ahí estaré, reivindicando la grandeza de Carlos "al límite". Aún quedan, y me quedan, muchas cosas que recordar y que contar contra el maldito "olvido". Ahí estaré siempre aunque no salga en la foto.

"SE PIERDE SI NO SE DA", NUEVO LIBRO Y NUEVAS CANCIONES DE "DANIEL MATA EN EL CALLEJÓN DEL GATO". PRÓLOGO.

Viendo y escuchando este nuevo libro/disco de “Daniel Mata en El Callejón del Gato”, al que ha titulado, sabia y oportunamente, “Se pierde ...