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sábado, 26 de noviembre de 2011

GENERACION «OCHENTIÍ» ATERRIZA EN MADRID. SEGUNDA PARTE...; Y QUEDA LA TERCERA

Continuando el "cuelgue" de ayer, sigo comentando el concierto que nos ofrecieron los creadores de la "Generación Ochentií", el pasado día 24, en la sala Libertad 8, de Madrid. (Anoche cantaron en Barcelona y hoy lo hacen en Andorra).

La primera parte de esta crónica, colgada ayer en el blog, la dejamos cantando los "Tres en Raya" la canción "Mañana" –tema que cada vez que lo vuelvo a escuchar, más me gusta–. Dani Fernán, su autor, es un magnífico creador, con clara identidad sureña y con mucho que contar-cantar en el horizonte; sus canciones fluyen de suspiros y de experiencias "jondas" –en el sentido de lo íntimo, o de lo profundo de la vida y del por vivir–, y se quiebran en su garganta, y en el compás de sus manos, contagiando vuelos, pasiones, sueños, y ganas, muchas ganas, de amar –cuerpo a cuerpo–, y de vivir ... Es muy importante que Dani grabe su primer disco cuanto antes.

Finalizada la canción, Dani reclamó la subida al escenario de Adriana Morages para que le acompañara al piano y así fue.

Dani Fernán y Adriana Moragues al piano.
Adriana Moragues, desde que la escuché cantar por primera vez en un concierto de Ángela Biedma, me tiene "enganchao" a su voz y a lo que narra y sueña en sus canciones; aquel día me mostró como era "La casa del árbol" en la que protege sus sueños, y desde entonces no dejo de imaginarla, –esa es una de las canciones que últimamente me persiguen, no sé cuantas veces he llegado a escucharla–.

A través de su canto, esta cantautora sevillana delata una extremada sensibilidad y una muy hermosa utilización del leguaje –sus canciones son construcciones poéticas repletas de imaginación y de buena literatura–; se nota claramente que esta chica a "mamao" la "canción  de autor" desde la cuna. (En su caso, como en el de la mayoría de sus compañeros y compañeras de la "generación onchentií", sería necesario –yo diría que imprescindible– el apoyo, no sé muy bien de quien, para que pudieran desarrollar y promocionar sus creaciones con más medios y con muchos más estímulos).

«Recorrimos medio sur
en tan solo un par de noches de verano
y yo sentía que tocaba
las estrellitas más bonitas desde el tejado
estando a tu lado.
Dejame ser aroma que perfume tus entrañas
en cada madrugada».
(Adriana Moragues. "Medio sur").

Adriana Moragues.

Adriana, concluída su canción, reclamó la presencia de Alvaro Laguna, y allí apareció de nuevo... Interpretaron una canción juntos –como a lo largo de la noche lo fueron haciendo todos los "ochentií"–, y a continuación Álvaro cantó unos de sus temas en solitario.

Álvaro Laguna y Adriana Moragues.

Las canciones que Álvaro crea e interpreta son tremendamente originales y suponen una clara alternativa al concepto clásico de la canción de autor. Siempre que le oigo interpretar cualquiera de sus temas no puedo dejar de pensar y de recordar la primera vez que escuché a Sisa, a Pau Riba, a Albert Pla, o al mismísimo Kiko Veneno, creadores que sirviéndose de un interesantísimo surrealismo musical y poético de ruptura, proyectan una muy profunda y alternativa visión de la vida y una inmensa ternura. En realidad, Álvaro es muy diferente a todos ellos, pero inconscientemente me los trae a la memoria. Impresionante, por ejemplo, la ternura que Álvaro manifiesta, por poner un ejemplo, en su muy hermosa canción "Tigo", grabada en su disco "Dieciséis novenos". Os recomiendo escucharla.

Álvaro Laguna.

Y acompañando a Álvaro Laguna apareció, con su guitarra, la presencia y la hermosa voz de Patricia Lázaro, joven granadina de largo recorrido musical, que nos confirma, con evidencia, que efectivamente, es posible «cantar –y cantar bien– como quien respira».
Patricia Lázaro y Álvaro Laguna.
El concierto siguió su curso –cálido y espontáneo– y Patricia presentó y solicitó la presencia de Alberto Alcalá –con quien habitualmente suele cantar–... He de decir que tengo pendiente un "cuelgue" muy especial dedicado a Alberto; creo, sinceramente, que es uno de los creadores más geniales de esta generación de cantautores de los ochenta.

Alberto Alcalá y Patricia Lázaro.

Cuando le escuché cantar a Alberto por primera vez me quedé sorprendido y enormemente gratificado. Hacía tiempo que venía buscando una "nueva canción del sur˝ con verdaderas señas de identidad; una "nueva canción del sur" con raíces; y Alberto, de repente, me la descubrió tanto a través de sus composiciones musicales, como en sus textos y en su forma de cantar: voz y latido. En lo que él canta sobrevuelan, por ejemplo, los aires siempre vivos de Morente y de Carlos Cano, y lo hace de forma libre pero con la feliz dependencia de una misma sensibilidad, de una misma forma de entender la vida y, sobre todo, desde la afirmación rotunda de que "el Sur existe" con su propia y esplendorosa identidad que está, por supuesto, a años luz del tópico o del "Verigüés fandango" que diría Carlos Cano.

Alberto Alcalá.

Inevitablemente, este "cuelgue" se está alargando demasiado, como debe ser, porque los doce componentes de la "Generación Ochentií" se lo merecen, sobre todo, por el trabajo cultural que están realizado; aman la música y en su defensa y difusión están dando un auténtico testimonio de bien hacer y de generosidad... Está siendo una gira ilusionada, larga e intensa que –¡puedo asegurarlo!– hasta puede que les vaya a costar invertir parte de sus ahorros... ¡Gran lección contra la mediocridad!

Así pues, cierro aquí esta segunda parte de la crónica...; la cuelgo en el blog, y esta tarde, ¡vamos con la tercera!... 

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