Hoy tenía pensado hacer un "cuelgue" completamente diferente...; pero ¡no!...; no voy a hacer lo que pensaba...; lo dejaré para mañana...
Acabo de llegar a casa... Después de despedir a un amigo que se iba de viaje, me he estado dando un paseo por el centro de Madrid –concretamente por la zona comercial– y como suele ocurrir desde hace ya varios años me he encontrado con una realidad y una escena como ésta:
Esta es ya es una situación bastante cotidiana: es la desgarradora imagen de la inmigración de los hombres africanos que llegan a nuestro país –la mayoría de ellos en "pateras de la muerte"–, y que no hacen otra cosa más que reivindicar su "derecho a vivir con dignidad", o sea, reivindicar en justicia el mínimo de los derechos que les corresponde como seres humanos, y que se les niega allí, aquí y en todas partes.
Aunque, es ciertamente una imagen ya común y cotidiana, hoy me ha "tocao" en lo más profundo del alma...; he estado un rato contemplándolos y observando sus rostros de vigilancia y de miedo ante la inesperada presencia de la policía; me ha dolido mucho la indiferencia que llega a producir la "rutina" entre la gente que circula por su lado –a veces a mí mismo me pasa–...; y, de repente, me ha venido a la memoria un verso de Gabriel Celaya:
«NUESTROS CANTARES NO PUEDEN SER
SIN PECADO UN ADORNO»
Pensando en esta afirmación rotunda de Gabriel me ha venido a la memoria una canción; y nada más llegar a casa me he sentado a escucharla...; es ésta:
«Gente que no quieres descubrir,
vienen del sur y el sur es su país
te recuerdan otros tiempos,
sin embargo tú quieres huir.
Cuero, sangre. évano, marfil.
pasean por las calles su perfil
esperando que el futuro no sea
mas feo aquí que allí, en su país [...].
Han llegado veinticuatro a las costas de Arrecife,
han llegado por Tarifa, arrastrando sus fetiches,
han pagado por un sueño que se pierde lentamente,
se dibuja en su mirada el fracaso y la muerte.
Sin papeles, sin tierra,
sin familia, con tristeza,
costernados sin maletas,
con coraje, ya sin fuerzas.
Con tambores, piel canela
pies descalzos, sin banderas
con coraje y ya sin fuerzas...
Y grito para ellos:
¡Fuera todas las fronteras!
¡Que derriben las fronteras!».
(“Sudor y sed” de Jesús Garriga. Fragmento)
(CD: "Hijo del sol". 2006)
Sí Jesús: ¡Fuera las fronteras!...; y vamos a seguir luchando por la reivindicación de los "Derechos Humanos"...; sobre todo por los derechos de las personas más desfavorecidas... Y amigo Jesús Garriga, vamos a seguir creyendo y diciendo aquello que nos enseñó el poeta Gabriel: Que cada uno se lo cante como quiera, pero que quede claro: «Nuestros cantares, ante la injusticia y el dolor humano, no pueden ser sin pecado un adorno».
Fernando, yo esperaba otro cuelgue...pero esté me enganchó.
ResponderEliminarHay que seguir porque ya, Lucini,ya..."estamos tocando fondo, estamos tocando fondo"
Un beso!
Si alguien no quiere hacerlo por ellos, que vaya espabilando y que lo hagan por sus hijos, que acabarán haciendo lo mismo huyendo de este país cada vez más insoportable...Fuera fronteras y cortedad mental. Gracias Fernando por recordar lo que hay a diario.
ResponderEliminarBesos.
Fernando... Es tan maravilloso leerte, es necesario leerte, es para mi esperanzador leer esto, que te sales de la indiferencia, que hoy te ha "tocao" y sensibilizado lo que ves... que no naturalicemos la injusticia y el dolor ajeno, que no!
ResponderEliminarFernando, amigo!!, siempre en la pelea! que no decaiga!, abrazos enormes!!
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